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Mundo Jurásico

Los apasionantes secretos de una guardería de dinosaurios en Tarija, Bolivia

El país andino tiene uno de los más fascinantes y completos registros de huellas de dinosaurios en Sudamérica. Ahora un nuevo grupo de huellas fue descubierto y pertenece a un tiempo diferente e intermedio entre el Triásico Superior y Cretácico Superior y datan de hace 150 millones de años


Bolivia tiene uno de los más fascinantes y completos registros de huellas de dinosaurios en Sudamérica. Sin embargo, la mayor parte de sus yacimientos se restringen al último momento del Cretácico Superior, de hace entre 75 y 65 millones de años (yacimientos de Cal Orck’o, Toro Toro, Maragua, etc.).

Hace pocos años, un equipo de la Fundación Azara descubrió huellas triásicas (220 millones de años) en Tunasniyoj y Ruditayoj, en las cercanías de Icla, Chuquisaca.

Un nuevo grupo de huellas fue descubierto por el primer autor de la publicación, el geólogo Dr. Gustavo Méndez Torrez, sobre las barrancas del río Santa Ana, cerca de la localidad de Entre Ríos, en el Departamento de Tarija. Las huellas fueron mapeadas y medidas por un equipo de la carrera de Biología de la Universidad Mayor Real y Pontificia San Francisco Xavier de Chuquisaca.

Contrariamente a lo esperado, las huellas no pertenecían a los momentos ya conocidos (Triásico Superior y Cretácico Superior) sino a un tiempo diferente e intermedio entre ambos, el Jurásico Superior (150 millones de años), con la unidad geológica, la Formación Castellón, alcanzando también probablemente los principios del Cretácico.

Lugar y época

En aquellos tiempos, a fines del Jurásico, Sudamérica formaba parte del supercontinente Gondwana, cuyo centro reseco era territorio del vasto Desierto de Botucatú, que corría desde Bolivia a Brasil y tenía su correlato en África. De hecho, por esos tiempos comenzaban a manifestarse fenómenos volcánicos ligados a la separación de Sudamérica y África para formar el océano Atlántico.

El mundo jurásico tenía bosques de varios tipos de coníferas y las araucarias eran árboles muy frecuentes. Los bosques se completaban con una enorme diversidad de helechos, equisetos (o colas de caballo) y cicas (unas coníferas con aspecto de palmeritas). Aunque no eran abundantes, empezaban a estar presentes las primeras plantas con flores en las zonas más húmedas.

Los dinosaurios estaban en su mejor momento. Los carnívoros incluían especies del grupo de los ceratosaurios y torvosaurios, y también se hallaban los primeros abelisaurios y carcarodontosaurios. En las lagunas del litoral marítimo pescaban espinosaurios. Los herbívoros incluían brontosaurios de los tres grupos (rebaquisáuridos de pico de pato, diplodócidos de colas de látigo y dicreosáuridos de cuellos espinosos), así como titanosauriformes de varios tipos (braquiosaurios de cuellos poderosos y grandes brazos y titanosaurios, más pequeños y de manos sin dedos).

Las huellotas y las huellitas

Las huellas de Tarija son abundantes. Se registran en 10 niveles diferentes, que abarcan varios millones de años, pero las principales son las del nivel 1, el mejor expuesto al borde del Santa Ana, que muestra unas 350 huellas divididas en varios rastros.

Destacan tres rastros de dinosaurios saurópodos muy grandes, dos yendo en la misma dirección y otro en la opuesta. Estas huellas grandes, de forma más bien redonda, pues tenían patas como de elefante, tienen cada una 95 cm y otra 75 cm de diámetro, por lo que se calcula que el animal tenía la cadera a 3,8 metros del suelo, con una longitud estimada de nariz a cola de 20 metros y caminaba tranquilo, a menos de 5 km/h.

El carnívoro y el iguanodonte

A la vez, otros rastros han llamado la atención. Uno de ellos corresponde a un dinosaurio carnívoro con huellas de 25 cm cada una (aunque en otros niveles hay huellas de carnívoros desde 5 hasta 45 cm). El carnívoro tenía su cadera a poco más de un metro del suelo, por lo que habría medido unos 3 metros de largo. Sus huellas quedan tapadas por las de la manada de saurópodos de la izquierda por lo que suponemos que pasó antes.

Los dos herbívoros bípedos son iguanodontes, que muestran grandes huellas de 45 cm de largo, por lo que habría llevado su cadera a casi 2 metros del suelo y poseído un largo de 6 metros. Aunque ambos están a unos 10 metros uno de otro, llevan más o menos la misma dirección, por lo que no podemos estar seguros de si caminaban juntos o pasaron en distintos momentos.

Un momento justo entre el Jurásico Superior y principios del Cretácico

Bolivia tiene enormes riquezas paleontológicas en su fauna marina de la era Paleozoica. En cuanto a la era Mesozoica, existen vastos campos de huellas que se hallan entre los más importantes del mundo. De todos estos, el yacimiento del río Santa Ana, en Entre Ríos, Tarija, representa un momento justo entre los dos, entre el Jurásico Superior y principios del Cretácico, proveyendo nueva información que completa la era de los dinosaurios en Bolivia.

Por primera vez, se representan en las huellas de Bolivia animales de una época en que los dinosaurios estaban en su máximo esplendor, y donde quedan representados grandes saurópodos, iguanodontes y terópodos.

Además, existen pocos yacimientos en el mundo donde se muestre tan cabalmente la interacción entre adultos y crías de la misma especie, al punto de viajar en paquetes compactos, con manadas pequeñas y de poca dispersión, lo que deja pocas dudas acerca de su contemporaneidad.

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