Espectáculos

Los años 80, en perspectiva

El productor general Pablo Culell analiza el éxito de “Graduados”, la tira de Telefé que acaparó la atención del rating nocturno, y que encabezan, entre otros, Nancy Duplaá, Daniel Hendler y Luciano Cáceres.

<p>"Graduados" se emite de lunes a jueves a las 21, por Telefé. El programa mide 25 puntos de rating.</p>

Por Miguel Passarini

Los dorados 80 siempre vuelven, siempre están. Algo de esa década tan paradigmática en la historia argentina, que encierra el final de la dictadura, la vuelta de la democracia, la hiperinflación, el comienzo del menemismo y la mejor música de la que se tenga recuerdo, entre muchas otras variables, está siempre presente en el imaginario colectivo.

Partiendo de la premisa de revisitar los vaivenes de un grupo de egresados de la escuela secundaria promoción 1989 que, por cuestiones de la vida tanto azarosas como planeadas, se vuelven a encontrar dos décadas después para enfrentarse a una serie de revelaciones, Graduados, la nueva tira que se ve por Telefé (Canal 5) de lunes a jueves, poco después de las 21, y que va por su segunda semana de emisión, se convirtió en un éxito de público y crítica, con picos de rating que rondan y superan, noche tras noche, los 25 puntos.

Con libros que apelan a la comedia clásica de la televisión argentina de todos los tiempos, a lo que se suman ciertos tópicos propios de la sitcom norteamericana, y un elenco sólido que encabezan Nancy Duplaá, Daniel Hendler y Luciano Cáceres, el envío, una coproducción del canal junto a Underground y Endemol, no ha parado de cosechar adeptos y elogios casi en partes iguales.

“Estamos felices todos los que hacemos este programa porque implicó e implica mucho trabajo. Comenzamos a elaborarlo hace un año, más allá de que la idea original de Sebastián Ortega (Underground) era anterior. La desarrollamos el año pasado a partir de que Nancy Duplaá terminó de darnos el OK, alrededor de octubre nos metimos de lleno con el programa y empezamos a grabar en enero. Somos un equipo de alrededor de cien personas, entre elenco, técnicos, productores y realizadores, que estamos muy motivados porque este programa le gusta tanto a la gente”, relató a El Ciudadano el productor general del ciclo Pablo Culell, quien desde 2006 trabaja como director de contenidos y producción de Underground y tiene en su haber propuestas tales como Un año para recordar (2011), Botineras (2010) y la miniserie histórica Lo que el tiempo nos dejó, todas ficciones para Telefé, aunque entre sus logros también aparecen Lalola y Los exitosos Pells, y algunos años de trabajo en Ideas del Sur, la productora de Marcelo Tinelli, a comienzos de esta década.

Pablo Culell y su colega Sebastián Ortega: "Estamos orgullosos porque es masivo y de calidad".

Graduados cuenta con un importante elenco que completan, entre otros, Julieta Ortega, Isabel Macedo, Juan Leyrado, Juan Gil Navarro, Mex Urtizberea, Paola Barrientos, Violeta Urtizberea, Roberto Carnaghi y Mirta Busnelli. Entre las particularidades del ciclo, se destaca el juego permanente de los flashbacks que llevan a los personajes (y a los espectadores) a finales de los 80, donde prevalece un minucioso e infrecuente cuidado por cuestiones estéticas que identifican la época.

—¿En qué momento del proceso creativo tuvieron alguna certeza respecto del éxito que se venía?

—En realidad, certezas no se tienen nunca, además a nadie le gusta hacer fracasos. Lo que sí pasa es que uno puede intuir el éxito, y se lo intuye, ante todo, en función de algo que no tiene mucha explicación y que está en el interior de cada uno de los que hacemos televisión. Es la experiencia lo que te suele decir qué es lo que a la gente le puede estar gustando: y va desde la sensibilidad que uno pueda tener como productor hasta lo que se ve en la calle, porque hay que ser muy observador. Más allá de eso, hay una base de melodrama como en cualquier ficción diaria que uno sabe que tanto aquí como en cualquier otra parte del mundo, al público lo va a identificar. Eso forma parte de la historia misma del espectáculo: la gente siempre quiere que le cuenten un cuento con el que se pueda identificar, enamorarse, sentir que hay un objetivo a cumplir y que al final se cumple.

—De todos modos, lo que prevalece aquí es el modo en el que se cuenta la historia…

—Sucede que después está la manera en la que uno cuenta el cuento, con qué tipos de artilugios, y nosotros pudimos intuir que este programa tenía todo: familia, amigos, la nostalgia de aquello que soñamos ser en algún momento de nuestras vidas y lo que en verdad somos hoy, todos condimentos para que lo vincular, fraternal y entrañable, pudiera llegar a la gente. En ese sentido, cuando actúa la intuición, lo que uno hace es achicar riesgos; cuando las cosas están sobre la mesa y empiezan a funcionar, se pone en la balanza aquello que te pueda apartar del gran público, porque estamos hablando de un producto que apunta a lo que en televisión se llama el “multitarget”, es decir todas las audiencias, entonces hay que pensar en lo genérico, aunque finalmente uno le imponga la impronta propia.

—¿Qué pensás que tienen los 80 para ser una década tan paradigmática?

—Son varias cosas; a simple vista, seguramente, hay algo con la música. La de los 80 está entre las más maravillosas que uno pueda recordar en cuanto a melodías, letras y estilos de artistas, algo de mucha alegría. Pero estoy hablando de una parte de los 80, porque los primeros años, en el final de la dictadura, fueron terribles, dictadura y Guerra de Malvinas, pero después está la democracia, el destape y la liberación en un montón de aspectos. Esa liberación se reflejó en el arte, y entonces tenemos un recuerdo grato de esa época. También es real que los que vivimos los 80 siendo adolescentes y hoy tenemos alrededor de 40 años, somos el público objetivo; pero ahora los hijos de nuestra generación vuelven a escuchar la música de los 80, y entonces la propuesta se identifica con todo tipo de público.

—¿Cómo ves a la televisión argentina en un momento en el que pareciera que todo pasa por el rating?

—Podría decir que hoy la televisión se rige por el rating, del mismo modo que puedo asegurar que no todos los que hacemos televisión pensemos sólo en el rating. En la televisión comercial, el rating marca aquello que se mantiene y aquello que no: por más buenas intenciones que tengas, si algo no mide o no genera dinero, ningún empresario te va a dejar en el aire. Pero el tema es más complejo: en realidad, hay dos maneras de ver el rating, porque por un lado está la cantidad de gente que te mira y por otro, quiénes te miran. Por eso, una cosa es el rating cuantitativo y otra es el cualitativo. Quizás un producto que no mide tan bien, le interesa a determinado empresario porque es el target de público que está buscando; muchas veces pasa que hay una composición de audiencia que le interesa al anunciante más allá de que no se trate de un producto que mida tan bien. Del mismo modo, hay programas muy costosos que, con un bajo rating, no se pueden mantener en el aire. Por ejemplo, en el caso de Graduados, que va en el prime time, donde se apela a todo tipo de público, sí o sí, tenés que medir bien.

—De todos modos, el rating no siempre está reñido con la calidad, “Graduados” es un ejemplo de esa variante.

—Es que hacer buen rating no quiere decir hacer las cosas mal. Nosotros apuntamos al rating, pero también a la calidad: se puede hacer un buen número sin que te importe un decorado, un vestuario o quiénes sean los actores que participan. En nuestro caso, repetimos una escena porque quizás no nos gustó como quedaba una remera, y entonces allí aparece el respeto por el público. Nosotros estamos muy orgullosos de este programa, porque es masivo y de calidad: contamos con un elenco de primeras figuras, gente popular de la televisión, pero también actores del cine y el teatro, que en algunos casos, son grandes revelaciones para la pantalla chica.

Comentarios