Política

Lo que se viene tras la muerte

Reflexión, por Carlos Duclos. Quien queda como presidenta es una mujer de inteligencia probada, de cultura garantizada y de firme carácter.

La muerte de un político poderoso e influyente, además de provocar particular pesar en aquellos que conforman su entorno o en quienes simpatizan con sus ideas, genera incertidumbre y especulación en muchos sectores. Para algunos, la muerte de un adversario no supone la extinción de la vida de un ser humano, sino el fin de un político. Y aun cuando el opositor guarde las formas que el protocolo, las buenas costumbres (a veces minadas de hipocresía) imponen, en el fondo el antagonista siente que la muerte se ha llevado no más que al ser político.

Mucho de esto debe estar ocurriendo por estas horas. En el interior de algunos dirigentes argentinos debe especularse con la muerte de Néstor Kirchner el político, y no la del ser humano. Después de todo, debe aceptarse que buena parte de los políticos, como otros hombres que hacen de su profesión su vida, conforman una “raza” muy especial: suelen vivir como lo que son profesionalmente y acaban por advertir que son seres humanos en la hora de la muerte (si es que disponen de tiempo para reflexionar sobre el asunto). Buda decía de estas personas que “viven como si nunca fueran a morir y mueren como si nunca hubieran vivido”.

Es decir, el mundo de la política, de los negocios, de la dirigencia, parece que impone al hombre vivir conforme a los compromisos del trabajo, oficio o profesión, pero no conforme a la común y esencial naturaleza humana. Como quiera que sea la cuestión, por estas horas, y más allá de las condolencias a veces sentidas, a veces meramente protocolares, hay quienes deben estar sacando cuentas, especulando sobre sus destinos políticos. Hay que ser claros: no sólo en la oposición sucede esto, sino en el propio oficialismo, porque no es un secreto que el matrimonio de Néstor y Cristina además de ser eso, era también una sociedad política.

¿Qué es lo que puede venir en la escena política? Ayer por la mañana, y para probar lo que se dice, a los pocos minutos de conocerse la lamentable noticia de la muerte de Kirchner (lamentable, porque quien esto escribe considera el deceso del ser humano y ello siempre es penoso), un dirigente gremial asumió como un mal trance político para el sector kirchnerista de la provincia de Santa Fe la inesperada y repentina muerte del ex presidente. “Esto para nosotros es un disparo en la cabeza”, dijo con cierta amargura al autor de esta opinión. Otro, en consonancia con esta desazón política, añadió: “No sé cómo salimos de esta, porque con sus defectos y virtudes Néstor era un conductor”.

Hay quienes en la oposición, incluso en la misma oposición peronista, por estas horas y detrás de la fachada que imponen las normas y los protocolos, estarán especulando con el nuevo camino que, impensadamente, ha trazado el destino.

Es cierto que ya nada será lo mismo no sólo en el seno del oficialismo sino del país, pero lo que no se puede dejar de considerar es que quien queda como presidente de los argentinos es una mujer que, se esté o no de acuerdo con sus ideales, es de inteligencia probada, de cultura garantizada y de firme carácter y que, además, tiene un proyecto que de aquí en más no deberá consensuar en el marco de una sociedad política. “Cristina tiene vuelo propio”, dijo ayer un político no kirchnerista en una charla informal y lo cierto es que ello parece ser cierto.

Claro que siempre ocurren sucesos que pueden modificar la historia. Pero la verdad sea dicha, no parece ser la oposición no peronista la que pueda torcer el proyecto kirchnerista, ni siquiera la propia oposición peronista. En todo caso, un derrape del proyecto K sólo parece posible si hay desavenencias y pujas por el poder dentro del mismo kirchnerismo.

Pero más allá de estas cuestiones que tienen que ver con la especulación política con miras al espacio a ocupar por parte de la dirigencia, hay otra mucho más importante, la única de relevancia en rigor de verdad: ¿qué pasara ahora con los argentinos? ¿Qué se viene para ellos?

Una esperanza sensata estaría inclinada a imaginar un encuentro de la dirigencia nacional, para llevar por fin la solución a tantos problemas que afectan a los argentinos. Sin embargo, la historia da cuenta de que, desgraciadamente, pasados los saludos de rigor ante la muerte de un ser humano devenido dirigente político, lo que sigue es la eterna disputa por el poder sin que haya interés en hacer un uso apreciable del mismo para el bien común.

Inesperadamente, Néstor Kirchner ha muerto. Murió un esposo, un padre, un hermano, un ser humano. Para muchos, seguramente, sólo murió el político. Quizá sea por eso, por la escasa atención que se le presta a la naturaleza humana, que en este suelo tan pródigo siempre se padezca lo que se conoce.

Comentarios