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Lo primero es salvar la vida

Aclaran que el Papa tenía en mente tanto a hombres como mujeres cuando admitió el uso del condón por “prostitutos”. Primer paso hacia la responsabilidad, para entender que “no todo está permitido”.

El papa Benedicto XVI acepta el uso de preservativos tanto por mujeres como por hombres para evitar la propagación del sida a través de la prostitución, en un libro entrevista presentado oficialmente ayer en el Vaticano, pero mantiene que “la homosexualidad es injusta, se opone a la voluntad de Dios y es irreconciliable con la vocación de sacerdote”.

Durante sus conversaciones con el escritor alemán Peter Seewald, publicadas en el libro La luz del mundo, el Papa alemán admite que se retiraría si empeorara su salud y se refiere al tormento que vivió con los escándalos de casos de pedofilia que golpearon a la Iglesia.

El texto original en alemán se limita a levantar el anatema del catolicismo sobre los preservativos para los prostitutos, aunque en la traducción italiana ese término fue traducido como “prostitutas”.

Pero según el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, el Papa tenía en mente tanto a hombres como a mujeres.

Lombardi asegura que hubo un error de traducción. “Que se trate de un hombre, una mujer o un transexual prostitutos, es lo mismo: el mensaje es que hay que evitar poner en riesgo la vida del otro, un primer paso hacia la responsabilidad”, insiste.

Pese a aceptar el uso del preservativo, el jefe de la Iglesia católica no considera este anticonceptivo suficiente para vencer el sida. “Ello puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad, consciente de que no todo está permitido y no se puede hacer todo lo que uno quiere. Sin embargo, ésa no puede ser la verdadera manera para vencer el sida. Es necesaria una humanización de la sexualidad”, estima el Papa.

Seewald lamenta que la cuestión de los condones haya centrado el interés de la extensa entrevista de Joseph Ratzinger, quien tras asumir el papado en 2005 adoptó el nombre de Benedicto XVI.

“Nuestro libro trata de la supervivencia del planeta amenazado. El Papa hace un llamamiento a toda la humanidad. Nuestro mundo se derrumba, y la mitad de los periodistas sólo se interesa en el tema de los preservativos”, dijo el periodista alemán en la presentación de la obra.

“Es algo ridículo, penoso”, comentó Seewald, sin referirse a las víctimas de la pandemia del sida en todo el mundo.

“Como seres humanos (los homosexuales) se merecen el respeto (…); no deben ser rechazados por ello. El respeto del ser humano es totalmente fundamental y decisivo”, afirma el pontífice en el libro. “Pero eso no significa que la homosexualidad sea por ello justa. Sigue siendo algo que se opone a la esencia misma de lo que Dios quiso en el origen”, precisa.

Para Seewald, el libro tiene “algo nuevo: logramos un conocimiento personal de este Papa, vemos a Benedicto XVI tal como es, sin falsas interpretaciones (…)”.

“Es un hombre anciano, de 83 años, cansado, que tiene una pesada responsabilidad”, pero que “sigue siendo auténtico y que no cambió de esencia ni de personalidad”, agregó Seewald.

Los comentaristas destacaban que el Papa, considerado por sus detractores como un “pastor alemán” o “un gran inquisidor” por su celosa vigilancia de la ortodoxia, presenta un rostro más “humano”, con tonos incluso de autocrítica.

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