Policiales

El Negro Mario en la mira

Lo imputaron por el resonante crimen de Lorena Ojeda

Su hermana Brisa era testigo del asesinato de su pareja y la habían amenazado: tenía que participar de una rueda de reconocimiento, pero una noche antes mataron a Lorena al confundirla con ella. Un hombre vinculado con la banda de los Monos fue imputado como partícipe del ataque.


Uno de los allanamientos previos a la detención de Cristian Mario González.

Lorena Ojeda fue asesinada en diciembre de 2016. Un grupo de hombres se presentó en su casa de zona oeste. Uno de ellos llamó a su hermana Brisa, pero se asomó Lorena. El resto abrió fuego contra la chica. Agonizó 36 días. Brisa era la pareja de Jonatan Rosales. Lo mataron en barrio San Martín A frente a ella en junio de 2016. Testigo preferencial del crimen, Brisa debía ir a una rueda de reconocimiento, pero la noche anterior ejecutaron a su hermana al confundirla con ella. Este jueves Fiscalía imputó al Negro Mario, llamado Cristian González y quien tiene vínculos con la banda Los Monos, como partícipe necesario en el asesinato de Lorena. Según relató el fiscal Luis Schiappa Pietra, fue quien llamó a la chica. Las intervenciones telefónicas son la prueba más fuerte que tiene Fiscalía; en ellas se habla de quiénes van a ir a atacar y cuáles fueron los resultados, explicó el funcionario. El juez admitió la calificación que implica una expectativa de condena perpetua y dispuso la prisión preventiva de Negro por el plazo de ley. El hombre ya había sido imputado en el viejo sistema como partícipe de una asociación ilícita liderada por el clan Cantero –que ya tuvo su juicio oral con fuertes condenas para la mayoría de los acusados– y por atentado a la autoridad. También está bajo la mira de la Justicia federal por narcomenudeo.

Jonatan Rosales era barra de Newell´s. El 23 de junio de 2016 iba en moto con su pareja Brisa y su bebé. Al llegar a Padre Giaccone al 1400, en la zona sur, lo balearon desde un auto. Brisa recibió un tiro en la pierna pero logró ver a los agresores. Rubén “Tubi” Segovia, fugaz jefe del paravalanchas leproso, y Zapatito –un ex amigo de Rosales llamado Elías Benegas– quedaron en el eje de la investigación.

En la misma época se produjeron hechos de violencia vinculados con la barra rojinegra, entre ellos el homicidio de quien era líder del paravalanchas Matías “Cuatrerito” Franchetti, el 7 de junio de 2916, y tres semanas más tarde la ejecución de su sucesor, Maximiliano “Cabezón” La Roca, además de intimidaciones publicas a los integrantes de la comisión directiva del club Cristian D’Amico y Claudio Martinez, y un hecho en que motociclistas arrojaron una granada en la sede de Newell’s.

La hipótesis del crimen de Rosales giraba en torno de una orden que la víctima no habría cumplido: matar a Franchetti. A cambio recibió varios balazos y Brisa fue testigo privilegiada. Su padre contó que ya la habían amenazado y una noche antes de participar en una rueda de reconocimiento dos autos y una moto llegaron hasta la casa de Lorena, en Vera Mujica al 2900. Eran cinco, los vieron bajarse, hablar y señalar la casa, describió. Uno de ellos llamó a Brisa, pero se asomó Lorena y el resto disparó contra la chica. Las balas le produjeron una lesión toráxica abdominal. La llevaron a un hospital. Aguantó 36 días y murió. Tenía 16 años.

A pesar del drama que le tocó vivir, Brisa se animó a la rueda y reconoció a Tubi Segovia, quien junto con Zapatito Benegas quedaron imputados por el homicidio de su pareja. Tubi además fue acusado por la instigación del homicidio de Lorena y su abogado fue encausado como partícipe secundario: su cliente le pidió que demorara la rueda para evitar que la testigo lo señalara. A Tubi, vinculado con la banda Las Monos, lo mataron en abril de este año en la cárcel de Piñero.

Los autores materiales

Las investigaciones por los amedrentamientos a dirigentes de Newell´s y algunos homicidios de barrabravas que habían tomado el mando de la hinchada derivó en intervenciones telefónicas, entre ellas sobre Tubi. De esas charlas se recopilaron conversaciones que tuvo con un tal Negro o Cristian. Número telefónico que el fiscal Schiappa Pietra le achaca a González.

De ese teléfono, explicó el fiscal, salió una comunicación previa al hecho por la cual le avisan a Segovia que estaban listos y por arrancar. El interlocutor da detalles de quiénes participarían: “Cable, yo, mi cuñado, Andy y el amigo”.

También constan otras charlas sucedidas después del crimen: a las 22.43 le cuenta que ya estaba hecho y “fue un éxito”. Cinco minutos después, Negro se encontraba con Andy: llaman a Segovia y le confirman que llegaron todos y estaban todos bien, describe Fiscalía. Le pasa el teléfono a Andy, quien le da más detalles. En una tercera llamada, reconoce que fue quien llamó a Brisa y el resto disparó.

El fiscal consideró que esta línea la utilizaba Cristian González. Ese número luego fue reemplazado, aseguró el fiscal. En marzo de 2017 Norberto González, apodado Chino, fue asesinado. Era hermano del Negro y había firmado un abreviado a tres años de cárcel en la causa por asociación ilícita contra el clan Cantero. Según Schiappa Pietras, ese día un tal Turquito, miembro de una banda de Tablada que también tenía intervenido el teléfono, lo llamó, le dio sus condolencias y le dijo: “Negro, te están avisando algo a vos”.

Para el fiscal, la voz del usuario del primer teléfono y del segundo es la de Cristian González. Según su teoría del caso, el crimen de Lorena se produjo con la participación de dos o más personas y para procurar la impunidad.

Yo no fui

“No sabía nada de todo esto”, dijo el imputado en la audiencia. Su abogado, Fausto Yrure, aseguró que no hay evidencia directa contra su cliente y no hay testigos que lo sindiquen ni pruebas objetivas. Solicitó alternativas a la prisión preventiva.

Pero para el juez José Luis Suárez no hay dudas de que el primer número telefónico que citó el fiscal estuvo en el lugar del hecho. Hablan con un tal Cristian o Negro y luego decidieron descartarlo. El magistrado lo entendió como un indicio suficiente en esta etap,a independientemente de la necesidad de hacer un peritaje de voz. Evaluó que existe una pena en expectativa de perpetua y resaltó la forma en la que se cometió el hecho: fue para eliminar un testigo, describió. Así, dictó la prisión preventiva en contra del imputado por el plazo de ley.

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