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Invento santafesino: crean aceite industrial ecológico

Por Claudio de Moya. Fue desarrollado por una empresa y la UNL en base a aceite de soja que hoy es un residuo de la cadena productiva.


Los aceites refrigerantes para transformadores de potencia generaron hasta hace poco gran polémica porque incluían PCB, una serie de compuestos que luego se demostraron cancerígenos. Hoy están prohibidos, pero igual se utiliza un derivado del petróleo que es relativamente tóxico, con el consiguiente problema de su deposición final segura y máximos recaudos frente a pérdidas o accidentes en los equipos. Una empresa santafesina yla Universidad Nacionaldel Litoral (UNL) le encontraron la vuelta: desarrollaron una alternativa ecológica, obtenida de la soja, que pasó con éxito todos los ensayos de laboratorio y está siendo monitoreada porla Empresa Provincialdela Energía(EPE) en su red de distribución.

Tiene un costo comparable al del aceite que se utiliza actualmente, y duplica su performance en uno de los requisitos principales, la temperatura de inflamación, con lo que reduce el riesgo de incendio. Pero hay más a su favor: es atóxico, degradable y se elabora a partir de una materia prima abundante en la zona que, hoy, es tratada como residuo industrial. Tras arribar con éxito a la formulación, lo que implicó el desafío de modificar una característica molecular adversa de ciertos aceites vegetales, se inició el diseño de una planta piloto para obtener alrededor de dos mil litros diarios. La idea de los responsables del proyecto, que ya iniciaron los trámites de patentamiento, es que Santa Fe sea pionera en utilizar este refrigerante para luego extender su uso al resto del país e incluso al Mercosur.

Público-privado

El emprendimiento es fruto de un vínculo público-privado: la empresa Aceites Especiales de Santa Fe (Acesfe), creada al efecto y que propuso el desarrollo, más el Instituto de Investigación en Catálisis y Petroquímica (Incape), que depende dela Facultadde Ingeniería y Química dela UNLy del Conicet. Las fábricas de transformadores de alta y media tensión refrigeran sus equipos con un producto derivado del petróleo (los bifenilos policlorados –PCB– para mejorar sus propiedades están prohibidos, aunque en muchos casos permanecen residualmente). Por lo general, se usa el aceite Transformador 64, de YPF. Como es un hidrocarburo de lenta degradación y cierta toxicidad, hay que disponerlo en forma segura una vez que el transformador en el que se encuentra sale de servicio, o cuando una falla eléctrica obliga a su recambio. Y deben extremarse las precauciones en caso de pérdidas. Además, se elabora a partir de recursos no renovables. En cambio, el producto desarrollado en Santa Fe, por ser degradable, puede ser vertido directamente a la naturaleza sin ocasionar daño ambiental.

Vieja idea, nuevo uso

“El planteo de utilizar aceites vegetales en reemplazo de los basados en petróleo es viejo, Rudolf Diesel inventó (en 1902) el motor que lleva su apellido –luego gasolero– para que funcionara con aceite de maní”, hace historia el ingeniero químico Juan Carlos Yori, integrante del equipo del Conicet-UNL junto a Carlos Vera y Guillermo Torres. El investigador aclara que enla Argentinahay otras formulaciones de refrigerantes vegetales, aunque en base a maíz y maní. En estos casos, sin embargo, compiten con la producción directa de alimentos humanos, una circunstancia que es blanco de crecientes cuestionamientos. En cambio, el  aceite de soja sin refinar es un residuo en los procesos de elaboración de alimento balanceado para animales. “En muchos casos no saben qué hacer con él”, grafica Yori.

Metiéndose con las moléculas

“El problema con muchos aceites vegetales como el de la soja es que su molécula tiene dobles ligaduras (enlaces químicos) que fijan el oxígeno haciéndole perder parte de sus propiedades”, explica el ingeniero como antesala para resaltar que ése fue el problema a resolver para sacarle otro provecho a la oleaginosa.

Como su función es refrigerar equipos eléctricos de media y alta tensión, el aceite vegetal de marras debe ser un excelente aislante. En esto, el dela UNLequipara a los aceites basados en hidrocarburos. Pero en otra característica los supera ampliamente: su punto de inflamación es de 300 grados centígrados, el doble de los 140 o 150 especificados por las normas Iram para los refrigerantes que se utilizan en la actualidad. Es a esta temperatura que se liberan gases que alimentan la combustión y provocan incendios, con lo cual el desarrollo local saca amplia ventaja.

Precio y seguridad

Alejandro Pérez Bigot es uno de los integrantes de la otra pata del proyecto, la empresa Acesfe. Ingeniero industrial porla Universidad Nacionalde Rosario (UNR) y magister en Desarrollo Económico Local porla Universidad Autónomade Madrid, explica que la idea de la firma –propuso el desarrollo ala UNLe intervino en la investigación– es fabricar el nuevo aceite y venderlo a las fábricas de transformadores. Si bien reconoce que el precio será un poco mayor al del refrigerante a base de petróleo, aclara que en el total del costo de un equipo no incide en más de un 10 por ciento. Y claro: las ventajas, aún desde el punto de vista económico, están en su biodegradabilidad, lo que evita invertir en su deposición segura.

Pérez Bigot destaca el interés mostrado por las autoridades provinciales en el desarrollo. A fines de julio último, el propio gobernador Antonio Bonfatti asistió a la presentación formal del aceite, junto con las máximas autoridades dela EPEy dela Secretaríade Ciencia, Tecnología e Innovación. El desarrollo está bajo testeo en un transformador mediano de 5 kilovoltio-ampere, que opera en la zona de Estación Matilde, en el Departamento Las Colonias. El representante de Acesfe adelanta que se iniciarán pruebas similares en equipos de otras potencias, para  verificar el refrigerante ecológico “made in Santa Fe”.

Monsanto siempre está

Los famosos PCB, o bifenilos policlorados, son una serie de compuestos organoclorados. Por su gran estabilidad química y biológica, su carácter aislante y su baja inflamabilidad, se utilizaron masivamente hasta la década de 1970 en los aceites refrigerantes para equipos eléctricos. En particular, los transformadores. Sin embargo, el problema es que por su propia composición son de difícil degradación una vez inutilizados. Además, su alta volatilidad profundiza los efectos contaminantes en suelo, agua y seres vivos. Hace tiempo se demostraron sus efectos cancerígenos y perjudiciales sobre el sistema hormonal, la fecundidad y el sistema nervioso, entre otros muchos potenciales peligros para, en especial, los humanos. El mayor fabricante de PCB a escala mundial fue la empresa Monsanto, que en 1935 absorbió a la firma que los comercializaba desde 1927, Swann Chemical Company. Y Monsanto vuelve a estar presente, indirectamente, en el desarrollo del refrigerante vegetal santafesino: más del 90 por ciento de la soja que se cultiva enla Argentinaes de variedades genéticamente modificadas que responden al paquete tecnológico hegemónico impuesto por la principal semillera mundial, que lo introdujo en el país en 1996 e incluye el uso masivo de agroquímicos, del cual el más conocido es el glifosato.La EPEaclaró que “nunca” adquirió transformadores con PCB, aunque reconoció haber detectado contaminaciones residuales en varios de ellos fruto –dijo– de reparaciones asignadas a terceros. La legislación argentina prohíbe una cantidad superior a las 50 partes por millón de estos compuestos en los aceites aislantes.

Interés

Pérez Bigot destaca que, en las rondas de consulta con potenciales compradores del aceite a base de soja, la sorpresa fue el alto interés demostrado por las cooperativas eléctricas que proveen el servicio en los pequeños pueblos de la provincia. A diferencia de las grandes ciudades como Rosario o Santa Fe, donde se ocultan en cámaras subterráneas o estaciones, allí los transformadores tienen montaje aéreo (sobre postes). Esto hace que en los usuarios esté la preocupación ante las posibles pérdidas de los equipos, en las que se libera el refrigerante directamente al ambiente en el que viven. Por eso, señala el ingeniero, le reclaman a las cooperativas el uso de un refrigerante no tóxico y degradable. Precisamente las características distintivas del flamante desarrollo santafesino.

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