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Lisandro Cavatorta: “Hay que reclamarle al intendente Javkin que asuma su compromiso en seguridad”

El candidato a concejal por el Frente de Todos propone recorrer las calles para resolver los problemas. En diálogo con El Ciudadano afirmó que Rosario "tiene recursos pero faltan ideas" y “hace 15 años no discute qué ciudad es”. Aseguró que “no hay que administrar la pobreza, sino transformarla"


Lisandro Cavatorta fue una de las sorpresas en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (Paso) para candidatearse al Concejo. Durante su primera incursión en la política sacó a relucir su experiencia como periodista caminante de los barrios para proponer otra agenda de trabajo. “Planteo un concejal de la calle”, manifestó en diálogo con El Ciudadano.

Su llegada a la política se dio bajo el sello del Frente de Todos, precisamente a partir del armado que construyó el gobernador Omar Perotti con el candidato a senador nacional Marcelo Lewandoski a la cabeza.

Cavatorta reivindicó la gestión provincial y consideró que el concejal puede trascender su labor parlamentaria para mediar entre el gobernador y la ciudad. Con fuertes críticas a la gestión del intendente Pablo Javkin, abordó temas como inseguridad, transporte, revitalización de los barrios y desempleo. “En las ciudades no hay que administrar la pobreza, hay que transformarla para que todos vivamos un poco mejor. Rosario hace quince años que no discute qué ciudad es”, sostuvo.

—¿Cómo puede trascender la gestión del concejal más allá del Palacio Vasallo?

—Saliendo del Concejo. Menos escritorio y más territorio. De las ordenanzas que se presentan en el Concejo, menos de la mitad se aprueban. Y de las que se aprueban, el 80% no se ejecutan, porque no tienen sentido común. La gente tiene problemas urgentes, cotidianos y estructurales, hay que atacar a los tres. Para los estructurales, sé lo que hay que hacer; los urgentes empiezan mañana; y los cotidianos no son de hoy para mañana. Hay que decirle a la gente la verdad. Planteo un concejal gestor de problemas, lo emparentaría con la gestión de un presidente comunal. Lo primero que tiene que hacer el Concejo y los concejales es dejar de mentirle a la gente, dejar de engañarla; la gente sabe y no es tonta. Tenemos que dejar de decir lo que la gente quiere escuchar con frases hechas. Lo importante es lo que podemos hacer como concejales, pero también lo que podemos hacer como políticos.

—¿Qué posibilidades tiene el Concejo de aportar soluciones al tema inseguridad?

—Planteo un concejal de la calle un poco más gestor de los problemas de la gente, que solamente un presentador de proyectos de ordenanza. Que el intendente también se haga cargo de la parte que le corresponda y deje de echar culpas. El intendente puede un montón de cosas. Puede triplicar las cámaras de vigilancia, puede quintuplicar las inspecciones a chatarrerías o casas que venden cosas robadas. Se puede incrementar el control de tránsito a motos. El 100% de las balaceras en Rosario y el 70% de los robos se han hecho en motocicletas. Parece que hoy tener una moto sin papeles en Rosario es normal. Se pueden cortar las hojas de los árboles para que las calles se vean. El 30% de los reclamos que recibo es porque está muy oscuro. Se puede hacer mucho y no se hace nada desde que empezó el tema narcotráfico. Hay que reclamarle al intendente Javkin que asuma su compromiso y el gobernador también tiene que hacer su parte.

Yo ya lo estoy asumiendo. La semana pasada me reuní con el secretario de Seguridad de la provincia, Germán Montenegro, para llevarle los reclamos de vecinas y vecinos, y acercarle nuestras propuestas para mejorar los índices de inseguridad. Tiene que haber más caminantes, más garitas fijas, y acercar la fuerza pública a los vecinos. Cada uno tiene que hacerse cargo desde el lugar que le toca. El intendente no sólo está haciendo nada, sino que su candidato (Ciro Seisas) no está proponiendo nada con respecto a la inseguridad.

—¿Qué posición tenés respecto de la reciente aprobación del proyecto de revitalización del centro? ¿Cómo eso se podría replicar a escala en los barrios?

—El microcentro hay que repensarlo y lograr que cada franja horaria tenga un sentido. A la mañana, carga y descarga. Segunda mañana, comercio y oficina. Mediodía, bancos. A la tarde, paseo de compras. Desde la tardecita se tiene que transformar en un lugar de café, de cultura y, a la noche, cine y teatro. En cada franja horaria del día, el microcentro tiene que proponerle algo. Más que poner el acento en la inversión inmobiliaria, hay que hacer del microcentro una propuesta para el rosarino. Por otro lado, hay que revitalizar los barrios porque tenemos que tener una ciudad multicéntrica. Tiene que haber un microcentro en Empalme, en La Tablada, en Rucci, en La Cerámica. Tenemos que hablar del centro ahora, pero lo que va a igualar las oportunidades es equilibrar el Estado en otros lados.

—¿Se puede lograr ese equilibrio con el sistema de transporte tal cual lo conocemos?

—Primero que nada está bueno que el intendente se haya dado cuenta que la readecuación no funcionó. Eso trajo más problemas que soluciones. Con el transporte no hay que seguir emparchando, hay que reformularlo. Me interesa la idea que tenía Hermes Binner de un sistema de transporte con troncales. A eso le agregaría alimentadoras en los barrios. Tenemos que crear subtes por tierra, para eso tenemos que llevar todos los colectivos a troncales en avenidas. Vos tenés que llegar a la parada de colectivo y en un minuto y medio tiene que venir. En los barrios tiene que haber colectivos alimentadores que lleguen a esas troncales. Ahí tiene que haber paradas seguras con cámaras donde tienen que pasar los colectivos rápido. También tiene que estar la idea del transporte multimodal, donde se pueda combinar con la bicicleta y el taxi haciendo trasbordo. Hay que lograr que la gente espere poco, viaje cómoda y llegue a tiempo.

—¿De qué manera el Concejo puede abordar las problemáticas de pobreza y desempleo?

—Ese es el gran problema de la ciudad. La inseguridad es la primera preocupación de los rosarinos, pero no es el principal problema. Es una consecuencia, no una causa. Hay que atacar las causas del problema. El principal problema de Rosario es la desigualdad y la falta de laburo. Hace quince años que Rosario no discute qué ciudad es. Tampoco discute el tema empleo desde hace muchos años. Hay que promover parques industriales, generar inversión privada y pública. No necesitamos presentar un proyecto de ordenanza para pedirle al gobernador si puede bajar Ingresos Brutos a un parque industrial. Tampoco para que la Municipalidad no le cobre Drei por una cantidad de años a las empresas que se radiquen en esos centros. Hay que triplicar las capacitaciones como el programa Santa Fe Más, formar a los chicos en oficios y, a partir de eso, tomar más empleados rosarinos. Hay mucha demanda en oficio desde que comenzó a desmantelarse a las escuelas técnicas.

Hay que generar empleabilidad. El Estado es un gran generador de empleo, pero también hay que hacérsela fácil al empleador privado para que tenga beneficios fiscales, créditos a tasa cero con el Banco Municipal o gestionando con el gobierno nacional, tanto para el empresario como para el que pone un comercio con dos empleados. Hay que transformar esta ciudad de servicios en una ciudad industrial.

—¿Rosario cuenta con los recursos suficientes para la ciudad que pensás o hay que generar mucho más de inmediato?

—Hay recursos. Falta creatividad e ideas nuevas, pero sobre todo falta coraje. Se esperaba algún cambio en el partido gobernante después de tantos años, pero no lo estamos viendo. Seguimos pintando calles y poniendo conitos. Por supuesto que los recursos del Estado municipal no alcanzan, pero hay que solicitar créditos, como hace el gobierno provincial. El Acueducto Gran Rosario es un ejemplo, una obra que va a llevar agua potable a 500 mil personas. Nosotros tenemos otro modelo, no hacemos obra pública como la del Hospital Regional Sur, que debería haberse inaugurado en 2015 y hoy es una cáscara vacía. En las ciudades no hay que administrar la pobreza, hay que transformarla para que todos vivamos un poco mejor.

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