Más seguridad, más obras de infraestructura y una gestión de concertación: esos fueron los objetivos centrales que planteó ayer Miguel Lifschitz al asumir como gobernador ante la Asamblea Legislativa. A esas tres metas añadió su compromiso de enfrentar la corrupción: “Es momento de combatir a los delincuentes, estén fuera o dentro del Estado”.
El dirigente socialista, de 60 años, fue funcionario municipal bajo la intendencia de Hermes Binner, luego dos veces intendente y posteriormente senador por el departamento Rosario. Ayer juró como nuevo mandatario provincial –el tercero consecutivo del Frente Progresista– y destacó el camino trazado por Binner y Antonio Bonfatti, de quien recibió los atributos del mando en la Casa Gris: “Sin ellos yo no estaría aquí”.
Lifschitz prometió un gobierno “de diálogo, de puertas abiertas, de concertación y de construcción colectiva”. Secundado por el vicegobernador Carlos Fascendini y por el propio Bonfatti –desde ayer, presidente de la Cámara de Diputados–, el nuevo gobernador habló durante una hora ante la Asamblea Legislativa.
Allí planteó que una de las prioridades de su gestión será “eliminar la impunidad y combatir al narcotráfico”. Para Lifschitz no hay recetas mágicas: dijo que “la violencia y la inseguridad se relacionan de manera directa con la falta de igualdad y de justicia. Si queremos tener una sociedad más segura, con menores niveles de violencia e inseguridad, tenemos que trabajar de manera efectiva para disminuir la brecha de desigualdad en nuestra sociedad y para que la justicia sea una realidad”.
Como primera medida, en los próximos días el mandatario provincial convocará a los representantes del Poder Legislativo y del Judicial para integrar, junto a miembros de su gabinete –encabezado por el ministro Maximiliano Pullaro–, la Junta Provincial de Seguridad: un ámbito de diálogo y de planificación para enfrentar “los desafíos de la violencia y la inseguridad”, definió.
La infraestructura es otra de las prioridades de Lifschitz: “Tengo el sueño de que podamos impulsar un proyecto estratégico para el norte santafesino, pensándolo como una gran región geográfica, económica y socialmente integrada al norte argentino junto a Santiago del Estero y Chaco, pero también conformando una unidad territorial vinculada al sur santafesino en una mirada integradora de la provincia”.
“Para ello –siguió– deberemos invertir en obras públicas, en infraestructura, porque eso es esencial para generar las bases genuinas del crecimiento económico, la generación de trabajo y para mejorar de la calidad de vida de los santafesinos. Al mismo tiempo necesitamos promover la iniciativa privada, porque el verdadero desarrollo llega solo de la mano de la inversión productiva”.
Lifschitz planteó una gestión de concertación: “El diálogo es el encuentro en la conversación, es compartir un espacio de construcción colectiva. La realidad se construye con múltiples miradas, por eso el diálogo es fundamental: es el instrumento con el cual hacemos política y cambiamos las cosas. Vamos a hacer del diálogo una actitud permanente de nuestros funcionarios, de nuestro equipo de gobierno y vamos a abrir múltiples espacios de conversación la sociedad y con todos los actores políticos con responsabilidad institucional”.
Además, puso énfasis en combatir la corrupción. “Voy a conducir un gobierno honesto, transparente y decente, siguiendo una impronta que caracteriza a esta provincia”.
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