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Santa Fe

Lifschitz les pidió a sus socios “no hacer cambios bruscos”

El gobernador admitió las diferencias con la UCR pero las puso en el contexto de una “situación muy difícil” a nivel nacional.


El gobernador Miguel Lifschitz reunió ayer en Santa Fe a sus socios políticos para hacer un balance de sus primeros seis meses de gestión. Allí abordó “el tema que más ruido hace” dentro de la coalición de gobierno: la doble pertenencia del radicalismo al Frente Progresista en la provincia y a Cambiemos a nivel nacional. “No es un problema insalvable”, evaluó el mandatario socialista.

Lifschitz admitió las diferencias con la UCR pero las puso en el contexto de una “situación muy difícil” a nivel nacional, en referencia al balotaje presidencial del año pasado entre Mauricio Macri y Daniel Scioli. Sobre el apoyo del radicalismo a Macri, señaló que “nadie puede acusar a otro partido por las decisiones que tomó” y envió un mensaje al interior del socialismo: “Este es un frente plural y tenemos que respetar las decisiones de los otros partidos”.

Con el encuentro de anoche, realizado en el Teatro Luz y Fuerza de la capital provincial, el gobierno busca dar señales de unidad y cerrar las heridas que se abrieron tras la alianza de la UCR con el PRO. El mitin duró poco más de hora y media; hubo once oradores en representación de los ocho partidos que forman el Frente Progresista.

El gobernador cerró el acto con un discurso de 30 minutos (el más extenso de todos) en el cual pidió postergar para el año próximo las discusiones electorales y ensayó un balance de sus primeros seis meses en la Casa Gris. Hubo además numerosas referencias a la experiencia del Frente Progresista, a la que Lifschitz pidió “cuidar entre todos”, en contraste con los 24 años de gobiernos del PJ.

Como el Tata Martino

El mandatario provincial aseguró que siente “la confianza y el apoyo” de todas las fuerzas políticas del oficialismo. Pero igual, en una indirecta al PRO santafesino, llamó a sus socios a “no hacerles el juego a los que quieren pescar en la pecera del Frente Progresista”. A un año de las elecciones intermedias, propuso: “Tengamos paciencia. ¿Para qué apurar los tiempos? Hay que avanzar con cuidado, sin hacer cambios bruscos”.

A lo largo de todo su discurso, Lifschitz hizo una valoración de la experiencia frentista en la provincia, a la que definió como “inédita” en el país: “Son 21 años de historia con gestiones exitosas en varias ciudades y en la provincia. Tenemos que cuidar este patrimonio político, dejar de discutir por los medios y hacer más reuniones”. Más adelante, sin mencionar a nadie en particular, hizo un pedido: “No me pongan en la lista de los sepultureros que quieren enterrar al Frente Progresista”.

En el discurso del gobernador hubo espacio para menciones futboleras. Por ejemplo, cuando destacó la presencia de los referentes partidarios y señaló: “Hay mucha historia y grandes jugadores en esta sala. Me siento un poco como el Tata Martino. Solo con un gran equipo se logran resultados. Y nosotros somos un gran equipo”. Fue allí cuando planteó “administrar las diferencias y priorizar el todo por sobre las partes”

El calificativo más usado por Lifschitz fue “difícil”. Lo utilizó cuando habló de las elecciones de 2015, en las que el Frente Progresista no pudo sostener un acuerdo nacional y sus candidatos locales compitieron sin boleta presidencial, todo en paralelo a la alianza nacional entre la UCR, el PRO y la Coalición Cívica. “Tenemos que reconocer nuestros errores”, pidió el mandatario, aunque de inmediato reiteró la apuesta de nacionalizar el frente santafesino: “Más temprano que tarde habrá un gobierno progresista en nuestro país”.

Palos para el peronismo

Además de las señales de unidad al interior de la coalición provincial, Lifschitz identificó con claridad al adversario: el justicialismo. Lejos del tono conciliador que supo cultivar Antonio Bonfatti, más cerca de las críticas furibundas que solía lanzar Hermes Binner, el actual mandatario evaluó las gestiones del PJ como “24 años de decadencia y abandono que convirtieron a Santa Fe en una de las provincias más conservadoras y retrógradas de la Argentina”.

Hubo además alguna crítica a la Nación, diluida entre tantos palos al PJ. “Licitamos obras para toda la provincia por 3.000 millones de pesos con recursos propios; no hemos recibido ni un peso del gobierno nacional”. En la mesa, algunos metros detrás de Lifschitz, el presidente de la UCR nacional José Corral y el de la UCR provincial Julián Galdeano sonrieron un poco incómodos mientras se hacían comentarios al oído.

Bonfatti y las “calumnias”

Antes de Lifschitz habló el ex gobernador Bonfatti: “Los que formamos parte del Frente Progresista estamos embarcados en un mismo proyecto y no vamos a bajar los brazos”.

Bonfatti apoyó esa sentencia señalando que en las dos cámaras legislativas de la provincial el frente funciona como interbloque.

Igual que su sucesor, Bonfatti dijo que “venimos de un período difícil” al referirse al balotaje de 2015, pero cargó las tintas en los 12 años de kirchnerismo por las “calumnias” contra la provincia por el narcotráfico y la “soledad” política que debió sobrellevar el socialismo. “A pesar de todo, seguimos con la misma fuerza”, arengó Bonfatti.

Teléfono para Corral

En el plano doméstico, el vicegobernador Carlos Fascendini le envió un mensaje cifrado a su correligionario José Corral por tratar de apurar el debate electoral: “Nadie es imprescindible en el Frente Progresista; el Frente Progresista no puede estar al servicio de ningún proyecto personal”.

Antes, Corral había destacado las gestiones del socialismo a nivel provincial. Puso como ejemplo la inundación actual en comparación con las de 1983 y 2003. “Si el día de mañana no recordamos esta inundación como una catástrofe, es porque esta gente hizo muchísimo”. Con la mirada, apuntó a Lifschitz y Bonfatti.

El intendente santafesino admitió “problemas” en la economía a nivel nacional y aceptó que haya disidencias con sus socios en la provincia respecto de la gestión de Macri: “Pensamos cosas diferentes”.

Acto con Corral

Junto al intendente de Santa Fe, el radical José Corral, el gobernador Miguel Lifschitz firmó ayer un acta acuerdo para la construcción de los desagües El Sable, en su primera etapa, y Mariano Comas. Entre ambas obras –claves para la prevención de inundaciones– se invertirán 120 millones de pesos y beneficiarán a unas 13.500 familias.

“Venimos a dar solución a un viejo problema de la ciudad de Santa Fe y de otros lugares de la provincia: el de las inundaciones por la crecida de los ríos o las lluvias que producen anegamientos por la falta de infraestructura”, indicó el gobernador durante el acto realizado ayer a la mañana en la vecinal Mariano Comas de Santa Fe.

Proponen amparo para frenar el último tarifazo de gas

Los diputados socialistas Rubén Giustiniani y Silvia Augsburger, del sub-bloque Igualdad y Participación, le propusieron al gobernador Miguel Lifschtiz presentar amparo ante la Justicia para frenar el último aumento de gas.

Fue durante una reunión que mantuvieron ayer al mediodía con el mandatario, en la cual le presentaron los principales proyectos ingresados en la Legislatura por su bloque: la Ley Provincial de Educación, la Ley de Creación del Sistema Provincial para la Primera Infancia, la Ley de Patrimonio Arquitectónico de la Provincia, la Ley Marco de Planificación Urbana con Igualdad, Acceso al Suelo y al Hábitat y Ley Marco de Regulación de Servicios Públicos.

Sobre el tarifazo de los servicios básicos, Augsburger y Giustiniani presentaron una propuesta para que el gobernador instruya al fiscal de Estado, Pablo Saccone, para presentar un amparo en la Justicia Federal con el objetivo de frenar el aumento.

El objetivo es que el Estado provincial siga el mismo camino iniciado en otros distritos del país para que se suspenda o retrotraiga el aumento en las tarifas del servicio público de gas, teniendo en cuenta la favorable recepción que están teniendo en el ámbito judicial las acciones entabladas.

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