Política

Tras el informe de la UCA

Lifschitz cuestionó el modelo económico de Cambiemos

Según el gobernador, el aumento de la pobreza “era previsible y es la manifestación de una crisis muy profunda”. Uno de cada tres argentinos vive bajo la línea de la pobreza. Revertir la situación requerirá “una década de esfuerzo”, vaticinó el socialista


“El aumento de la pobreza es consecuencia del modelo económico”. En esos términos evaluó el gobernador Miguel Lifschitz el informe publicado el último jueves por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), que indica que el 33,6% de los argentinos se encuentra bajo la línea de la pobreza.

Según el gobernador, el aumento de la pobreza “era previsible” ya que se trata de “una consecuencia lógica de un modelo económico que privilegia el pago de la deuda y objetivos de carácter macroeconómicos y no tiene una mirada social”.

En su informe, el Observatorio de la Deuda Social de la UCA reveló que en el último año –tercer trimestre de 2018 comparado con el mismo período de 2017– la pobreza subió más de cinco puntos porcentuales: del 28,2 al 33,6%. En la Argentina hay 13,2 millones de personas bajo la línea de la pobreza: 2,2 millones más que en 2017.

En declaraciones periodísticas, Lifschitz observó que “los sectores populares se ven perjudicados notablemente” por las políticas del gobierno nacional y los describió como “sectores que antes lograban llegar a fin de mes con lo mínimo, porque tienen salarios o trabajos precarios”.

El mandatario santafesino sostuvo que la inflación es el principal disparador del índice de pobreza ya que afecta de un modo más profundo a los sectores vulnerables. Y, en ese marco, remarcó que los alimentos y los artículos de primera necesidad aumentan sus precios por encima del promedio.

“El aumento en los artículos de primera necesidad determina que hayan caído por debajo de la línea de pobreza”, indicó Lifschitz. “Esto es realmente grave en un país como la Argentina. A eso se suma la crisis que afecta a otros sectores, quizás menos visibles, como los sectores de la clase media o los trabajadores, que por la pérdida de capacidad adquisitiva del salario ven reducido su nivel de consumo habitual”.

No obstante, el gobernador señaló que no se esperan conflictos sociales en el tramo final del año: “Hay una presencia fuerte del Estado provincial y municipal en los barrios y comedores comunitarios. Tenemos buen diálogo con las organizaciones sociales. Lo que sí vamos a ver será un incremento o profundización de la crisis que afecta a todos los sectores. Esto será en los meses de verano que, por cuestiones estacionales, son más difíciles porque cae la actividad económica. En este período se sentirá más el efecto de la crisis. Pero no visualizamos que ocurra algo especial a fin de año”.

El mandatario socialista trazó un panorama complicado para el verano que comienza: “Habrá muchas familias que no se irán de vacaciones. Habrá familias que pasarán fiestas muy austeras, que no podrán comprarles regalos a sus hijos. Habrá muchos que sacarán a sus hijos de las escuelas privadas para llevarlos a la pública. Tenemos gente que está dejando de usar los servicios de las obras sociales y, por falta de cobertura, vuelven a la salud pública. Todas estas son manifestaciones de una crisis muy profunda”.

 

“Una década de esfuerzo”

El mismo día en que la UCA difundió su último informe, Lifschitz participó de la conferencia denominada “¿Qué economía, para qué Argentina?” realizada en el marco del ciclo Santa Fe Debate Ideas. Fue en la ciudad de Buenos Aires y estuvieron junto al gobernador los economistas Marina Dal Poggetto, José Fanelli, Martín Guzmán, Martín Lousteau y Martín Redrado.

En esa charla, Lifschitz explicó que al asumir el gobierno de Cambiemos en diciembre de 2015 “uno de los principales errores fue no realizar un buen diagnóstico de la realidad en que se encontraba el país”.

Por ello, según el gobernador, “se generó una falsa expectativa de que los problemas como la inflación, eliminar la pobreza, combatir el narcotráfico y crear empleo se podían resolver rápidamente y la realidad es que son problemas estructurales que tenemos desde hace 20 o 30 años y son mucho más complejos de lo que pensó el gobierno nacional”.

“El país que va a recibir el próximo gobierno en 2019 es muchísimo más complejo que el que recibió Cambiemos en 2015”, remarcó. “Se va a necesitar un diagnóstico realista, con una mayor participación de la ciudadanía. La realidad indica que tenemos por lo menos una década de esfuerzo de todos los sectores del país para cambiar el panorama”, finalizó.

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