Cultura

Material colectivo

Libro recorre historia de obreras del frigorífico Swift

Un material colectivo recorre la historia de las trabajadoras de la industria de la carne a partir del análisis de los roles que cumplían.


Algunas referencias indican que en la década del 40 había 7.500 trabajadores en el frigorífico de Villa Gobernador Gálvez.

Especial para El Ciudadano

HISTORIA / ENSAYO
Género, memoria e identidad. Historia de las trabajadoras de la carne del Swift Rosario (1930-1944)
Beatriz Argirofo, Roxana Cáceres, Débora Contadin, Flavia Mansilla, Alejandra Pistachi, María Pía Martín y Laura Pasquali
ISHIR Conicet / 2018 / 140 páginas

“La invisibilidad de las mujeres en la historia no responde a la naturaleza femenina, sino a las categorías que utilizamos para el análisis de las sociedades. Con la lente del género este libro pretende hacer un aporte tendiente a recuperar las prácticas y la participación de las mujeres en la fábrica, pero también en la política y en la vida sindical, reflexionar sobre el vínculo entre género y mundo del trabajo, cambios y continuidades en relación a la perspectiva y las valoraciones sobre el trabajo femenino”, afirmó Beatriz Argirofo, docente y autora del libro Género, memoria e identidad. Historia de las trabajadoras de la carne del Swift Rosario (1930-1944), un texto que en clave femenina aborda la historia del mundo del trabajo y de las mujeres trabajadoras en Rosario. Las autoras Roxana Cáceres, Débora Contadin, Flavia Mansilla, Alejandra Pistachi y Beatriz Argirofo, y las directoras, María Pía Martín y Laura Pasquali, de este material, analizaron su trabajo sobre las obreras de la carne de Rosario.

Trabajadoras y género

“La idea de trabajo está tradicionalmente asociada al quehacer masculino. La historia del movimiento obrero es la historia de los trabajadores varones. Tal vez en un apartado, una cita al pie, un recuadro, asoma la experiencia femenina en comparación con la de sus compañeros. La industria de la carne no sólo no escapa a esta lógica, sino que tal vez es una de las actividades económicas más asociada al quehacer masculino”, explicó Argirofo sobre las cuestiones que las llevaron a escribir la historia de las trabajadoras del frigorífico Swift. En 1917, el frigorífico Swift abrió sus puertas en Villa Gobernador Gálvez, en el límite sur de la ciudad de Rosario. El primer embarque de carne de exportación salió en diciembre de 1924 y desde entonces la procesadora de carne se convirtió en uno de los centros de producción y empleo más grandes de Rosario. Incluso, se habla de que dio trabajo a 10 mil personas durante el peronismo. También modificó a la comunidad que rodea a esa fábrica, los populares barrios Saladillo y Pueblo Nuevo, entre otros. Sin embargo, hasta el momento no se destacó la importancia del trabajo femenino en ese lugar. “Algunas referencias de la revista Swiftlandia, durante la década del 40, afirman que había 7.500 trabajadores en el frigorífico Swift, de los cuales hay estimaciones de más de 2.500 mujeres trabajando en ese lugar”, afirmó María Pía Martín una de las directoras de la investigación.

“Esta es una propuesta que viene de las propias estudiantes del Instituto Cossettini que querían investigar sobre el tema de las mujeres y sobre el frigorífico Swift. Al mismo tiempo, desde la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Provincia de Santa Fe (Sectei) abrieron proyectos de investigación para articular a institutos de formación docente con el sistema de investigadores científicos nacionales que tengan radicación en la provincia”, explicó Pasquali, quien agregó que se puso en contacto con la docente e investigadora Martín y juntas elaboraron un proyecto de investigación para las estudiantes que tuviera como fin la redacción de un libro para la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas.

“Otro objetivo de la investigación  era proveer de propuestas didácticas a docentes. En este sentido, el libro responde a lo establecido en los lineamientos curriculares y los ejes de la Educación Sexual Integral”, agregó Argirofo, y subrayó: “La ESI tiene cinco ejes para su abordaje: respetar la diversidad sexual, reconocer la perspectiva de género, valorar la afectividad, ejercer nuestros derechos y cuidar el cuerpo y la salud”.

Obreras de la carne

“La idea era recuperar a la mujer como un trabajador activo, como uno más, con sus propias motivaciones y no siendo dirigidas por hombres. No sólo como esposas, novias, madres o hermanas de los trabajadores. Son actores que tienen presencia pública más allá de lo que diga la prensa en ese entonces”, afirmó Martín con respecto a los objetivos del libro que está repartido en cuatro capítulos. El primero, “El Saladillo, barrio entre lo distinguido y popular” fue escrito por Cáceres y Mansilla y analiza a la comunidad que rodea al frigorífico. El segundo, “La lucha invisibilizada. Sobre la participación femenina en la huelga de 1930 en el frigorífico Swift de Rosario”, de Contadín, señala el rol femenino en esa protesta. El tercer capítulo, “La carne al desnudo. Acerca de los relatos sobre la exposición del cuerpo femenino como castigo”, de Pistacchi, analiza la construcción de un relato mítico sobre cómo se castigaba desnudando y avergonzando a las carneras en las huelgas. Por último, el cuarto capítulo, “La isla hecha realidad. Representación de las obreras del frigorífico en Swiftlandia”, propone una lectura de entrelíneas a una revista de la empresa que propone una imagen idílica y moralista de las trabajadoras.

Mujeres en lucha

“En el 30 aparecen reivindicaciones estrictamente femeninas. En el capítulo de Contadin se pueden ver porque aparecen nombradas las mujeres y también sus reclamos específicos que tienen que ver con la lactancia o la maternidad”, explicaron las directoras del proyecto en referencia a la huelga de 1930 que tiene entre sus principales dirigentes a las mujeres. “Tanto para esa época como la anterior, que estén los reclamos femeninos y su presencia no es algo nuevo. Lo novedoso acá es que hay mujeres en una forma muy activa en las huelgas y en los reclamos de trabajo. Desde principios del siglo XX, e incluso un poco antes, ya están las mujeres, pero acá se las puede ver confeccionando esos petitorios. Débora señala que son dos mujeres y dos varones que van a la reunión con la patronal, es decir, una comisión mixta. La parte empresaria no los quiere reconocer como trabajadores porque los considera despedidos. En ese sentido vemos que las mujeres sufrían los mismos rigores que los dirigentes masculinos”, afirmaron las directoras del proyecto.

Desnudadas en público

Tanto Pistacchi como Argirofo realizan un análisis sobre cómo se construye la figura de la mujer en la sociedad, sobre su moralidad y su lugar. La primera examina un relato mítico que cuenta que en una huelga, probablemente entre 1944 y 1945, algunas mujeres que no atendieron a la medida de fuerza fueron castigadas siendo desnudadas en público. “La idea fue tomar el mito. No se puede demostrar que haya sucedido. Hay referencias de que pasó entre el 44 y el 45. Lo importante son los aspectos culturales que surgen con respecto a ese mito. Aparecen concepciones tradicionales, moralistas, sobre el cuerpo femenino que tienen que ver con esa época. Ciertos conceptos patriarcales que llevan también las mujeres porque el relato es que son mujeres que desnudan a otras mujeres para exponerlas y humillarlas. Se debe pensar cómo y por qué se veía eso como una sanción, y cómo se veía la desnudez del cuerpo. Hay cosas que reflejan contradicciones y complejidades porque eran mujeres luchadoras y combativas pero al mismo tiempo están atravesadas por la cultura de su tiempo. Cómo remiten a los hombres, porque hubo algunos que las protegieron, que les permitieron esconderse”, explicó Martín. “La centralidad de las mujeres también la podemos ver en el caso de la revista Swiftlandia. Si queremos mostrar la faceta de las mujeres que no están en una posición pasiva sino relevante, debemos ver algunas fuentes. Beatriz Argirofo nos invita a leer cómo era la situación de la mujer adentro del frigorífico Swift. Lo que cuenta Swiftlandia está en las antípodas de lo que era la situación de las trabajadoras en el frigorífico en ese momento. Era una visión idílica de lo que era la mujer y la protección a la maternidad. Como contraparte aparece la situación de desprotección hacia la mujer, porque la gran familia llamada Swiftlandia no es tal.

La revista muestra fotos o notas donde se celebran enlaces entre obreros y obreras, donde aparecen los frutos de esos amores, algunos hermosos bebés regordetes pero en realidad había una situación crítica con estas criaturas porque no había condiciones para que sean amamantados de forma correcta, por ejemplo”, cerró Pasquali como otro relato muy a contrapelo del anterior.

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