Edición Impresa

Libro electrónico: desafío para la próxima década

Algunos expertos pronostican que la educación estará atravesada por la edición digital de los textos.

Aunque haya estudiantes que estén usando notebooks, o su versión portátil más cercana, la netbook, algunos expertos prevén que, dentro de diez años, la mayor parte de los alumnos de enseñanza superior —y muchos alumnos de enseñanza primaria y secundaria— probablemente recurrirán a un aparato electrónico, en vez de a libros de papel, cuando tengan que leer algún material de estudio. Este cambio tendrá un gran impacto para los alumnos y profesores y, especialmente, en el negocio de libros de texto, que hoy mueve 9.900 millones de dólares.

Si los aparatos electrónicos fueran, de hecho, el futuro de las publicaciones de texto, hay una pregunta que continúa sin respuesta: ¿el modelo es viable económicamente? Prácticamente todas las industrias –desde las agencias de viajes a los periódicos– que han migrado al modelo digital han visto sus ingresos diezmados, y ha habido algunos casos que empresas que han quebrado. “Las editoriales de libros de texto saben que su modelo actual está condenado”, dice Peter S. Fader, director adjunto del Proyecto de Medios Interactivos de Wharton (Wimi) (Wharton Interactive Media Initiative). Eric Bradlow, también director adjunto del Wimi, añade: “No se trata de la muerte del modelo destructor de árboles. El hecho es que el monopolio de las editoriales va a disminuir”. Asumiendo que los costos de producción bajen, “las fuerzas del mercado sugieren que de igual forma habrá una reducción de los precios”.

Bradlow prevé también la llegada de nuevos modelos de ingresos para las editoriales, como los anuncios de ocasión y los cupones electrónicos, entre otros. Así, por ejemplo, cuando un estudiante termina un determinado capítulo y demuestra, por medio de una autoevaluación, que domina su contenido, aparecería un anuncio sugiriéndole que celebre su buen rendimiento en la heladería Ben & Jerry’s más próxima.

Frank Lyman, vicepresidente ejecutivo de la editorial de textos online CourseSmart, dice que el tablet de Apple (iPad) “impulsará la demanda de libros de texto digitales, porque va a estimular la imaginación de un nuevo grupo de alumnos que todavía no han experimentado con el libro de texto electrónico”. Lyman añade que hay 75 millones de usuarios del iPod y del iPhone listos para usar el iPad debido a la semejanza.

“El segmento educativo siempre ha estado entre los primeros en sacar provecho de las promesas de la tecnología. Ahora ha llegado el momento de hacerlo”, observa John Lema, consejero delegado de ScrollMotion. Rik Kranenburg, presidente del grupo de educación de nivel superior de McGraw-Hill, dijo recientemente al Wall Street Journal: “Desde hace 25 años, las personas hablan sobre el impacto de la tecnología en la educación. Parece que eso va a suceder finalmente en 2010”. “Ya preveíamos ese momento”, añade Bruce Hildebrand, director ejecutivo de educación superior de la Asociación Americana de Editoriales, entidad comercial del sector. Las editoriales, dice Lema, “van a hacer que su contenido esté disponible en la mejor plataforma tecnológica posible”, aunque señale que los lectores electrónicos no atienden, por el momento, las necesidades educativas de la misma forma que lo hacen los usuarios de libros de texto.

Educadores y editoriales prevén también que el libro de texto electrónico cambie la forma de enseñar de los profesores, de aprender de los alumnos y de vender contenido de las editoriales y, a menudo, de forma sorprendente. Pero, aunque los estudiantes esperen de antemano costos menores y mochilas más ligeras, los profesores están preocupados y hay editoriales que aún cuestionan el modelo.

Daniel Raff, profesor de Gestión de Wharton, que estudió el negocio de libros, dice que las editoriales continuarán dominando el mercado escolar: “Se espera del libro de texto que tenga alguna autoridad. Como se trata de un producto de marca, esa autoridad persistirá”. Él observa que el editor de libros de texto tiene el copyright de la obra durante mucho tiempo, así como la técnica de gestión del material licenciado. Además, no se sabe a ciencia cierta si los estudiantes están listos para estudiar con un libro de texto electrónico. Tal y como señaló Stephen Kobrin, editor de Wharton School Publishing (WSP), “todos nuestros paquetes de cursos (colecciones personalizadas de material de lectura para los diferentes cursos) están digitalizados. Cuando pido a los alumnos que lean el material, ellos me dicen que lo imprimen”. Kobrin estima que, actualmente, de un 4 por ciento a un 5 por ciento del negocio de WSP es digital.

De hecho, cerca de un 88 por ciento de los estudiantes universitarios tienen ordenadores portátiles, según un estudio de Educause Center of Applied Research, un centro de estudios de Boulder, en Colorado. Por el momento, sin embargo, pocos descargaron libros electrónicos, aunque podrían haberse ahorrado dinero. La Asociación Nacional de Tiendas Universitarias calcula que menos del 3 por ciento de las ventas de libros, actualmente, son de versiones digitales aunque muchos libros de texto en papel sean comercializados junto con material complementario en CD´s o webs. Fader prevé que, en breve, “una universidad más innovadora” va a exigir a los principiantes que compren un iPad y obligará a los profesores a adaptar el material del curso al aparato.

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