Espectáculos

Lengua Materna: de aceptación y reflexiones

La cineasta Liliana Paolinelli se refirió a su película en donde aborda  de las elecciones sexuales a partir de la relación entre una madre y su hija después de un revelador sinceramiento.  Se estrenó el jueves.

Por Javier Hernández/El Ciudadano. 

El pasado jueves se estrenó en los cines locales el film Lengua materna de la cineasta y guionista Liliana Paolinelli, que a partir del disparador de la temática homosexual, busca reflexionar sobre la aceptación, desde el contexto de las relaciones familiares.

Interpretada por las actrices Claudia Lapacó, Virginia Innocenti, Claudia Cantero, Ana Katz, Mara Santucho, María Simone y Nancy Anka, la historia transcurre sobre la base de cómo reacciona una madre cuando se entera que su hija, que ronda los cuarenta años, es lesbiana desde hace más de una década.

Ante la noticia, inimaginable hasta ese momento para una madre ajena al tema, se generará una nueva relación familiar, entre la aceptación y el acompañamiento, la comprensión y el entendimiento. 

Liliana Paolinelli se refirió a la génesis de la cinta y sus implicancias sociales en un contexto que, como destacó, “el tema de las lesbianas siempre fue más invisible que en el caso de los varones homosexuales”.

—¿En qué contexto empezás a pensar este film?

—Lo empecé a idear en el 95 estando en Córdoba. Ahí lo imaginé con un argumento pero en 2000 empecé a escribir. Es un proyecto que viene de larga data. Hace unos años participé en un taller de guiones que se hace en México y también trabajé con Jorge Goldenberg, pero después de tantas consultas volví un poco a la pulsión original y empecé a contar esta historia.

—En el 95 la sociedad no tenía la apertura que, entre comillas, hoy tiene

—Era bastante cerrada. En esos años me acuerdo que estuve viviendo en Buenos Aires y existía una resolución por la cual te detenían si caminabas con tu pareja del mismo sexo por la calle, y ¡tenías que pasar la noche en la comisaría!

—¿Cómo empezaste a pensar la película a partir de 2000?

—Se hicieron sucesivas reescrituras en donde volví sobre el personaje de Ruth (la hija). Estela, (la madre) más o menos se mantuvo tal como fue pensada en las primeras versiones. Puede que cambiara la relación con sus amigas, que al principio eran muchas, pero la hija, empero, cambió porque en un principio tenía la misma edad que yo tenía en ese entonces. A medida que pasaron los años necesité actualizar ese personaje para identificarme con ella porque si no me quedaba viejo. Decidí aumentarles la edad a todos los personajes porque era más interesante que fueran adultos en vez de veinteañeros.

—¿A qué creés que se debe que todavía el cine argentino no haya abordado el tratamiento de estos temas?

—No lo sé. Posiblemente sea reflejo de no estar tampoco tan visible en la sociedad y en la vida. El tema de las lesbianas siempre fue más invisible que en el caso de los varones homosexuales; y en el cine hay poquitos ejemplos, muy pocos que me gusten realmente.

—Te diferenciás de los típicos abordajes situándote en la relación familiar…

—Lo familiar no me parecía muy presente y me resultó interesante abordar un problema desde la periferia que está presente en la madre; una mujer que no está metida en el tema, no es parte del mundo gay lesbiano, pero puede aprenderlo indirectamente a través de su hija. Así estamos contando dos cosas: la historia de la madre y la de la elección de su hija, pero siempre a través de la mirada que me permite interpretar doblemente la cuestión.

—A partir de la noticia, entre Estela y Ruth se producirá una nueva relación

—La hija tiene que aprender a convivir en otra condición con su madre, no desde el ocultamiento. Eso implica un aprendizaje porque tantos años de censura y ocultamiento, marcó una determinada forma de vivir que ahora se está abriendo. 

—Decidiste valerte del humor también

—La verdad que en la formulación original ya existía y había mucho contenido de comedia, pero a priori no le impuse un determinado género. Surgió de la situación de la hija contando una serie de cosas que escandalizarían a su madre que sufriría un desmayo, y que en una de las primeras versiones salía a la calle y se golpeaba con algo. Me siento cómoda dentro del humor pero la película está matizada: tiene un poco de humor, otro de melodrama y partes tristes, un reflejo de cómo es la vida también.

—¿Cuáles fueron los mayores retos a la hora de armar la película?

—Fue muy difícil conseguir financiamiento. Recuerdo que mandé el guión a diversos concursos y no terminaba de salir, aunque ganábamos menciones. Por momentos sentía que el proyecto estaba trabado. Quizás el guión tampoco estaba tan maduro como antes de filmar. Al igual que en otros proyectos tuve dificultades en dar con las actrices justas y que particularmente en este caso, cuando las tuve, a la hora de filmar algunas escenas en hospitales estuvo todo el tema de la gripe A que obligó a reconstruir ciertas cosas, pero nada que no haya pasado en otras películas. En relación a la película anterior que hice en cárceles de Córdoba esta fue como un paseo para mí.

—“Por sus propios ojos”. Allí tratás un tema que está en el borde, como las relaciones en la cárcel; contra qué prejuicios luchás  en “Lengua materna”?

—No lo sé. A veces dijeron de esta película que es un film gay y que entonces por eso el público al que no le interesa este tipo de cine quizá sea un poco más resistente. Después dijeron que es una película de mujeres para mujeres y a lo mejor el público masculino siente que no le va a dejar demasiado. Yo pienso que es una película que pueden disfrutar y entender todas las personas.

—¿Qué te gustaría que pase con el film?

—Anhelo que pueda llegar a la mayor cantidad de gente posible y a todas las ciudades del país porque me parece que es una película que más allá de los valores cinematográficos, haría mucho bien a las personas que todavía le temen al tema. En realidad la película habla sobre la aceptación que va más allá del tema estrictamente gay. La aceptación viene antes del matrimonio, entonces me parece que esta película puede abrir puertas.

—El cine, ¿puede ayudar a abrir los ojos sobre esta realidad?

—Me parece que todavía existen ciertas resistencias pero soy muy optimista con este tema. La ley de matrimonio igualitario fue un gran avance para las personas que antes no se pronunciaban o tenían temores; creo que las perspectivas cambiaron mucho. Sin duda hay sectores como la Iglesia que van a hacer lo que se espera de ellas. Pero la sociedad tiene otras deudas con las mujeres en general, la infancia y con otros sectores.

La franqueza como elección afectiva  

Por Juan Aguzzi/El Ciudadano.

El tono elegido por Liliana Paolinelli en Lengua materna para contar la historia de una madre con su hija a partir de que descubre que ésta última es lesbiana –es imposible hablar de género porque lo que predomina en el relato es un tono– coquetea con la comedia pero también con el drama sin decidirse a ser ninguna de las cosas, ni tampoco algo que las aúne, más bien el registro tiene algo de melancólico, como una añoranza hacia algo que se pierde, y un cierto temor ante lo que se recupera, que aparece con otro relieve y con una singularidad inédita. En ese sentido, Lengua materna es un film más de búsqueda que de certezas; es exponencial de la problemática –el lesbianismo oculto que sobrevive como puede a la hipocresía reinante–, a la que se pone a jugar en una relación filial atravesada por un costumbrismo descriptivo de las capas medias, con sus dispositivos banales y emotivos incluidos.  

Paolinelli acierta cuando toma como eje a una madre para desarrollar su historia; una madre shockeada por la noticia de que su hija es gay y que comienza un peregrinaje por su propio interior y por aquellos espacios en los que supone que el “ser” de esa hija deambula. De este modo, las variables de esa elección sexual y afectiva se manifiesta en principio en un aturdimiento y luego en una comprensión con altibajos que señalará un nuevo cauce en la relación de madre e hija. En esta instancia, lo preponderante en esa madre es su entereza para iniciar una comunión con su hija que nunca logró. Un muy buen elenco encabezado por Claudia Lapacó anima esta historia afincada en la franqueza.

Comentarios