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Lectura de verano. Washington Cucurto: “Hasta quitarle Panamá a los yankis”

El fundador de la editorial Eloísa Cartonera, acaba de editar la historia de "este mundo salvaje y prehistórico, cumbiantero a morir". Cucurto irrumpió en el panorama literario con "Zelayán" y "La máquina de hacer paraguayitos"

(Télam, por Mercedes Ezquiaga).- 

Polémico, desmesurado, hilarante, irreverente y hasta revulsivo, Washington Cucurto sale al ruedo una vez más con su agitado mix de cumbia villera + mujeres en Constitución + descripciones de sexo llevadas al paroxismo, en su flamante libro de relatos “Hasta quitarle Panamá a los yankis”.

El autodenominado creador del ‘realismo atolondrado’, –o más bien el poeta y narrador Norberto Santiago Vega, nacido en Quilmes hace 37 años y fundador de la editorial Eloísa Cartonera- se despacha aquí con un puñado de relatos donde la irreverencia y la voluptuosidad oral parecen ser el único camino.

“Oh, dónde estás mi amada de esta noche, agitadora de caderas, dónde está tu culo portentoso chocando con otro gigantesco al son viroso de la cumbia, adónde están tus pechos apretados por la camisa de un machote. ¡Oh, reina de Constitución, ya voy a tu encuentro, acalorado y borracho y la pinga al palo!”, arremete en el primero de los cuentos que da título al libro (Emecé).

No hay sugestiones en los relatos de Cucurto, todo se explaya y es desmesurado, mientras tanto, el autor se burla de todo y de todos, como en la contratapa de la obra, que se pueden leer las palabras de “Humberto Anachuri”, un “crítico y electricista paraguayo”.

“Pese a los estereotipos, hay algo invisible que me sostuvo aferrado hasta la última página”, dice desde la contraportada esta otra voz de Norberto Vega, quien califica de “atractivo” a “todo este mundo salvaje y prehistórico, ridículo por naturaleza, cumbiantero a morir”.

“No hay dudas de que el tal Cucurto muestra la hilacha como si nos mostrara sus gigantescos testículos llenos de semen. Nos toma el pelo, con su aire sarcástico y convencional”, dispara el electricista paraguayo para concluir que “no conocía Constitución antes de leer este libro y me han entrado unas ganas locas de no ir”.

 “Flores robadas o el escritor que nadie lee”, “El combinado de dramaturgos”, “María Inés” y “Salida al mar” son algunos de los relatos del libro, que acompañan el cuento central “Hasta quitarle Panamá a los yanquis”, subdividido en breves capítulos que denotan los puntos de unión entre ellos, pero que también pueden leerse de manera independiente entre sí.

A lo largo de su obra, Cucurto supo crear un combo único de Buenos Aires, donde se entrelazan calles de Constitución, inmigrantes de países vecinos, ritmo de cumbia, cuerpos transpirados y sensuales bailando que buscan emborracharse y tener sexo.

Uno de los personajes del libro, un repositor de supermercado –oficio que en la realidad desempeñó el autor- camina por las calles de Barrio Parque (Palermo) y observa “el lado alegre de la vida, la servidumbre, el doctorado en hamburguesa y papas fritas, ésa mi raza choripán, mi raza cien gramos de mortadela y un termidor en tetra”.

“Todo lo que yo escribo y hago es un homenaje a la gente con la que yo viví, con la que trabajé, la que me encontré en el camino. Son homenajes, no quiero molestar ni ofender a nadie. Todo esto es simplemente mostrar un mundo que antes no estaba en la literatura argentina”, dijo Vega alguna vez en una entrevista.

“Yo sentía –proseguía- que si yo no lo escribía, nadie lo iba a escribir. Entonces todo eso tristemente se iba a perder o a olvidar”, aseguró años atrás este agitador de la literatura argentina, autor de “Zelarayán” y “La máquina de hacer paraguayitos”.

Desde su irrupción en el panorama literario local en 1998 con su particular estilo, Cucurto ganó tantos adeptos como detractores pero fue con los títulos “Cosa de negros”, “Las aventuras del Sr. Maíz” y “El curandero del amor” que logró además reconocimiento a nivel internacional. (Télam).-

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