Política

Rumbo al 2023

Leandro Busatto: “El gobierno busca reducir a cenizas al resto de los sectores del peronismo”

Para el diputado provincial, el oficialismo santafesino no cedió “lugar en la gestión ni mucho menos en la política”. El legislador dijo sentir “mucha frustración” por los resultados en las políticas de seguridad y calificó los reclamos del gobernador por más federalismo como de corte "oportunista"


El diputado Leandro Busatto

El diputado provincial Leandro Busatto es uno de los lanzados a la carrera por la gobernación dentro del PJ. Supo defender con fuerza las políticas de seguridad planteadas por el gobierno provincial al inicio de la gestión, pero hoy siente “mucha frustración” por los resultados obtenidos y denuncia un cambio de 180 grados en la agenda aplicada por el Ejecutivo en Seguridad. Coincide con los reclamos de mayor federalismo del gobernador Omar Perotti, pero lo califica como de corte “oportunista”, “comarcal” y “separatista”. En el plano electoral, cree que en 2023 “con el peronismo solo no alcanza”, mucho más si se consolida el armado del llamado frente de frentes, y no descarta que el actual oficialismo decida jugar por fuera del PJ.

—¿Coincide con los planteos del gobernador y del oficialismo en general sobre la discriminación del interior en relación con el Amba?

—Discriminación no veo. Lo que veo es que la Argentina tiene un modelo de acumulación político, social y económico, y hasta cultural, todavía unitario. Esta es la realidad. Y me parece que la Argentina tiene que darse en algún momento una discusión real respecto al federalismo. Ahora, no veo gestos de discriminación de la Nación hacia la provincia. Al contrario, diría que la Nación ha puesto en Santa Fe muchísimo dinero en función de financiar el aparato productivo, en función de financiar muchísima obra pública, en función de financiar la vida y la suerte de muchos santafesinos y santafesinas. Coincido en que hay que replantear el federalismo. Lo que no coincido es hacerlo de modo oportuno u oportunista, como a veces plantean algunos dirigentes provinciales, en función de instalar una discusión que no me parece oportuna en los términos en los que se plantea.

—¿Por qué lo ve oportunista?

—Porque lo veo mucho más relacionado con la prédica de generar un proceso de un peronismo pensado desde la comarca, porque lo veo con la idea hacer partidos provinciales en detrimento del orden nacional, porque clausuran la construcción de un federalismo mucho más amplio que el de la provincia. Me parece que una cosa es discutir federalismo y otra cosa es discutir una confederación de provincias. Son dos cosas distintas.

—Usted cree que Perotti cree en un federalismo donde la provincia reclama lo propio sin importar mucho el resto. ¿Es así?

—Yo creo que es una discusión que te traslada claramente a un escenario separatista o a un escenario de compartimentos estancos entre provincias. Y me parece que no es por ese lugar. Y se hace ufanándose de una serie de planteos regionales o provinciales que distan de ser así a la hora de construir el destino común de todos los argentinos y argentinas.

—¿Imagina una especie de armado de Región Centro, o algo así?

—No sé si es así, lo que digo es que hay que dar una discusión en serio de federalismo, lo que no creo es que sea planteándose escenarios de confrontación o escenarios de separación del orden nacional. Hay que integrar a las provincias a la discusión nacional, no separarlas.

—¿Usted ve que la intención del gobierno es esa?

—Me da la sensación de que a veces sí. A veces siento que la idea es hacer la de Córdoba. El cordobesismo, en este caso el santafesismo. No pisen, no toquen mi territorio, lo mío es mío, lo nuestro es nuestro y lo de ustedes también es nuestro. Me parece que no pasa por ahí.

—¿Puede tener una razón electoral? Al PJ cordobés no le fue mal en las urnas con esa lógica.

—Bueno, en algún momento Jorge Obeid planteó alambrar la provincia, cuando gobernaba Néstor Kirchner. Y el resultado no fue bueno. Perdimos la provincia en 2007 y la Nación siguió avanzando, planteándose claramente construir un país distinto. Yo creo que si el planteo es electoral, y las consecuencias son la de separar la provincia de la Nación, estamos cometiendo un grave error. Aun cuando el grueso de los santafesinos pensara que es por ese camino, la dirigencia política tiene que aspirar a construir sentido común, no seguirlo, si es que el sentido común es ese, ¿no?

Rumbo al 2023

—Usted va a ser candidato a gobernador, ¿verdad?

—Sí, yo estoy construyendo una alternativa y voy a ser candidato a gobernador el año que viene.

—¿Cómo se imagina el futuro del FdT? ¿Sigue?, ¿se rompe?

—El FdT fue una herramienta construida a fines de 2018, principios de 2019, pensando claramente en que había que hacer un gran frente con los sectores perjudicados por el macrismo, con una base muy fuerte en el peronismo, y convocando a que gran parte de la sociedad se integrara en una política que permitiera recuperar el empleo, la producción, la soberanía. Fue una herramienta coyuntural, que después no tuvo hasta el día de hoy institucionalidad en términos políticos, y creo que ese es uno de los problemas. Me parece que hacia adelante habrá que ver si es el FdT o alguna otra herramienta que permita construir una alternativa. Lo que sí estoy seguro viene una andanada de partidos que van a congregarse alrededor de la centroderecha, y el FdT o el peronismo tiene que buscar aglomerarse en una serie de espacios políticos que trabajan desde el centro a la izquierda, y que hablen claramente de algunos valores que tienen que estar presentes: la producción, el trabajo, claramente la defensa de valores comunes que tienen los sectores populares, progresistas, la defensa de los individuos en la idea de que un Estado trabaje en función de sus libertades, pero también de su seguridad. Me parece que hay una serie de cosas que el peronismo tiene que recrear. No tengo claro si eso es adentro del PJ, afuera del PJ, dentro del FdT, en otro frente… La verdad es que todavía me parece que falta discutir eso y nosotros lo vamos a discutir, porque hasta aquí la receta que viene aplicando el gobierno es reducir a las cenizas al resto de los sectores de la vida interna del peronismo, no dándole ni lugar en la gestión ni mucho menos lugar en la política. Yo creo que tiene que ser un peronismo mucho más diverso, no menos.

—¿Usted cree que el oficialismo jugará por dentro del FdT?

—No tengo idea, pero me da la sensación, cuando lo veo al gobernador, que van camino de construir una cosa distinta al FdT. Además, las elecciones serán anticipadas. Pero, bueno, es una discusión que tendremos que dar los próximos meses. Lo que yo digo es que el peronismo tiene que incorporar en su agenda y en su programa otros sectores, que deberían confluir en un gran polo popular, progresista, enfrentando a la opción que va a construir ese frente de frentes que va a aglomerar, dentro de la derecha, a un montón de partidos políticos no peronistas: el radicalismo, el PRO, una parte del socialismo, una parte del intendente de Rosario. Todos esos partidos van a ir a parar ahí.

—¿Cree que se va a dar, como en otras épocas, ese fenómeno de polarización entre el peronismo y todo el resto?

—Probablemente, lo que digo es que en ese escenario no alcanza el peronismo. Ni mucho menos el PJ, que es menos que el peronismo.

—Y menos con estas diferencias.

—Yo creo que hay que darse una discusión con un montón de sectores que están construyendo ideas parecidas para poder construir una plataforma común. Si el peronismo no entiende lo que está ocurriendo, y tiene la soberbia de creer que todos tienen que venir al pie, me parece que cometemos un error. No estoy seguro cuál es la herramienta en este momento. Si es dentro del PJ, fuera del PJ, FdT, otro frente: hay discutirlo y construirlo.

—¿Tendrá que ver con lo que pase a nivel nacional?

—Me parece que va a depender mucho de lo que pase a nivel provincial. Porque las elecciones provinciales son antes, porque nosotros tenemos diferencias con la gestión provincial y porque las elecciones provinciales van a tener un fenómeno de polarización que obliga al peronismo a buscar otro escenario de acuerdos.

Relación con la Legislatura

—La Legislatura provincial no resultó un apoyo para la gestión del gobierno. ¿Usted cree que es por impericia del gobierno o por una cuestión estructural derivada del resultado de la elección?

—A mí me parece que hay de todo un poco. La Legislatura no construyó una política de apoyo al gobierno y tampoco el gobierno tuvo demasiada vocación por construir en la Legislatura o en el bloque oficialista una herramienta de apoyo. Algunas causas responden a la fisonomía propia del sistema electoral: un gobernador con un signo político y la mayoría de Diputados con otro signo político, lo que nosotros ya en el 2011 dijimos que era inconstitucional, pero se siguió aplicando igual. Un gobierno de salida, como fue el del Frente Progresista, que quedó plagado de funcionarios como legisladores y de alguna manera con ese escenario para intentar volver a gobernar, lo que hizo que endurecieran sus posturas en algunos temas, fundamentalmente en el tema seguridad. Y después hubo muy poco diálogo y muy poca vocación de construcción por parte del Ejecutivo, con temas clave, lo que hizo todo más engorroso aún. No creo que sea culpa exclusiva del gobierno no haber tenido en la Legislatura mucho apoyo, tampoco hizo todo lo que tenía que hacer para que eso ocurra, fundamentalmente en la relación con el bloque oficialista, del que yo formo parte, con el que el gobierno tuvo muy poca interacción.

—¿Cree que eso obedece a un estilo de conducción del gobernador?

—Probablemente responda a una manera de conducir. El gobierno cree mucho en la gestión y poco en la política. Probablemente pasó mucho tiempo desde el último gobierno peronista y había que reconstruir el escenario sobre la base de algo muy dinámico y distinto. No hay una sola causa, pero lo concreto es que al gobierno le ha faltado más muñeca y más cintura política en algunos ámbitos clave.

Seguridad

—Recién habló de la postura de la oposición en relación con las políticas de seguridad. ¿Siente frustración en relación con los resultados de las políticas de seguridad del gobierno?

—Mucha frustración siento, como ciudadano más que como dirigente político. Siento frustración porque yo soy una de las personas que defendió activamente algunas políticas en materia de seguridad que venían a romper paradigmas y no terminaron con buenos resultados. Siento mucha frustración porque creo que no hemos podido reflejar en los hechos muchas de las cosas que intentamos. Y también siento frustración porque los resultados de 10 años en materia de seguridad fueron contundentes, y hoy que haya dirigentes de la oposición hablando de inseguridad me parece casi una afrenta a la sociedad. Los mismos que rompieron todo están tratando de decirnos cómo hacer las cosas, lo cual de alguna manera es, llamativamente, parte del discurso que se está tratando de reconstruir hoy. Obviamente que siento algún nivel de frustración, pero también siento la necesidad de insistir con los paradigmas que nosotros tratamos de construir en derredor de la seguridad y que seguramente, si no es en este gobierno, se conseguirán en otros.

—Las leyes presentadas por el ex ministro de Seguridad Marcelo Sain.

—Sí, las leyes han sido para nosotros algo que merecía más análisis por parte de la Legislatura y del gobierno también, sin Sain. Las leyes que independientemente de donde uno se pare planteaban claramente una política de seguridad distinta. Una nueva ley de seguridad provincial, que la provincia no tuvo ni tiene. Una ley del personal policial nuevo, que jerarquice la fuerza; y la ley de control policial, que le dé más ciudadanía al control de la fuerza. La verdad es que eran tres leyes sumamente importantes, que no resuelven el problema de fondo pero que se hace muy difícil resolverlo si no las tenés. Y me parece que, pensando en los próximos 5 o 10 años, es un tema trascendental. Estamos gobernando la seguridad en la provincia de Santa Fe con una Policía diseñada y construida hace 40 años. Difícilmente los resultados sean buenos si no modernizamos la construcción de una seguridad distinta, incluida la propia fuerza.

—El fenómeno Sain, ¿cómo lo analiza? ¿Se desgastó solo?, ¿era imposible sostenerlo?

—Yo creo que fue un funcionario muy valioso en algunas cuestiones. Me parece que la situación era difícil de sostener. Creo que fue una persona que tenía ideas muy importantes, empañadas por su verborragia, por su modo de interpelar a la sociedad, empañada por ese personaje en cuestión que terminaba siendo demasiado disruptiva en relación a lo que la sociedad santafesina estaba dispuesta a tolerar. Esas cosas terminaron corriendo el eje del debate y muchas veces no se terminó teniendo profundidad en las ideas. De todos modos, él planteó un camino que para mí en términos teóricos implicaba algunos avances y hoy el gobierno está retrocediendo notablemente hacia una dirección totalmente distinta a la que se planteó en su momento, y diferente a la que hay que aspirar. Más allá de eso, creo que también fue víctima, o por lo menos fue parte de un aleccionamiento que algunos sectores del Poder Judicial, de la política, y de la propia seguridad, estaban dispuestos a darle a quien desvíe el rumbo de esa relación promiscua entre política, seguridad y justicia, que vienen teniendo en la provincia hace más de 10 años.

—¿Esto también explica el giro de la política de la que usted habló?

—Probablemente sí. Probablemente esa relación promiscua entre política, seguridad y justicia haya hecho que el gobierno vuelva a entender que es un camino del que no puede salirse.

—¿Qué es lo que cambió?

—Yo creo que el gobierno con Sain intentaba gobernar la seguridad desde la política, desde el Estado. Y hoy estamos en un proceso de autogobierno policial nuevamente. Cuando el gobierno se dio cuenta que no iba, empezó a retroceder, dándole las herramientas para que la Policía vuelva al autogobierno. Y aparecen nombres, además, ilustres, que ahora apoyan la gestión actual, y son los mismos que gobernaron la seguridad hasta el 10 de diciembre de 2019. Me parece que está claro cuál es el rumbo.

La política nacional

—¿Qué mirada tiene sobre la escalada en la confrontación dentro del gobierno nacional? ¿Cree que puede afectar el rumbo de la economía o tener algún impacto en la provincia?

—Yo creo que el escenario está planteado como un debate de ideas hacia dentro de la coalición, donde hay todavía una tendencia a los liderazgos hegemónicos, y eso pone en el plano de la disputa lo que aparece como un escenario de miradas distintas, e inclusive de percepciones distintas sobre el rol de la economía y la marcha del gobierno. Me parece también que hay algunas situaciones que, aunque a priori son contradictorias, van en el mismo sentido: nadie en el gobierno está en condiciones de negar que la inflación es un problema, que hay que recuperar el poder adquisitivo de los salarios, que tenemos una situación delicada en lo social, y que también la industria ha crecido, el trabajo registrado ha crecido y la economía está en recuperación. Nadie, ni la ex presidenta ni el presidente, tiene un contraste distinto en ese sentido. Naturalmente que, en el dia a día, en la toma de decisiones, uno preferiría que los criterios estén con menos debate y podamos avanzar en la gestión pensando claramente hacia afuera y no hacia adentro de la coalición. El gran desafío del FdT y de la política en general es corregir claramente la agenda política para con la sociedad. Yo siento que el problema de este tipo de discusiones, las que considero válidas, es que tienen poca repercusión en lo que la sociedad espera de la política. Hay que acostumbrarse a convivir con ellas y tratar de que repercuta lo menos posible, ni en la militancia ni en los cuadros intermedios de los sectores políticos, y hay que lograr, de alguna manera y en algún momento, encontrar una síntesis a las distintas posiciones que yo creo, dentro del FdT… Hay que evitar trasladar esos escenarios a los ámbitos locales, provinciales, que ya de por sí tienen complejidades distintas también.

—Agustín Rossi, el líder de su espacio político, salió a defender al gobierno y es muy crítico de las miradas más crudas en relación con el gobierno dentro de la coalición. A usted lo veo como más equidistante en ese sentido.

—Probablemente tengamos miradas coincidentes en algunas cosas y en otras no, como suele pasar en todo espacio de la política. Nosotros somos un espacio político que discute hacia adentro, con algunas posiciones comunes y otras diferentes, pero eso no nos hace disentir en lo más importante, que es el deseo y la voluntad de trabajar para que al gobierno le vaya bien. No se trata de defender personas, se trata de defender a un gobierno que tiene que darles respuestas a los argentinos. Y, en eso, tenemos todos una mirada unívoca de la necesidad de que al gobierno le vaya bien. Probablemente yo estoy asociado generacionalmente a una impronta de la discusión distinta a la de él, y probablemente él tenga una experiencia mucho más importante que la mía para ver dónde están las contradicciones fundamentales y las accesorias. Pero en términos generales tenemos una visión parecida respecto a lo que está ocurriendo en el país. Y si la mirada es equidistante es también por las experiencias de vida, por las relaciones personales que uno tiene con diferentes dirigentes de otro sector, pero no creo que haya grandes diferencias en cómo lo vemos los distintos compañeros y compañeras de La Corriente. Sí está claro que en nuestra base política hay mucha necesidad de que al gobierno le vaya bien y también hay mucho afecto y mucha empatía por dirigentes como (el presidente) Alberto (Fernández) y, fundamentalmente, por Cristina Fernández de Kirchner.

—Tal vez las decisiones de la ex presidenta en las elecciones pasadas han dejado algunas huellas- ¿Cree que equivocó el camino Cristina?

—No, yo creo que hablar de errores y aciertos cuando uno toma decisiones es fácil con el diario del lunes. Nosotros tomamos una decisión de la que no podemos responsabilizar a Cristina, o a Alberto. Tomamos una decisión entendiendo que interpretamos una manera de construir el peronismo que estaba mucho más asociada a lo que había hecho históricamente el kirchnerismo que a lo que había hecho el gobierno provincial. Y en parte no nos equivocamos. Lo que ocurre es que los dirigentes nacionales valoraron otra instancia y ahí se dio un desacople, pero me parece que flaco favor le haríamos a esta etapa de la historia argentina si entendiéramos que una decisión de coyuntura electoral afecta a los dirigentes que han estado siempre en el mismo lugar, como en el caso de Agustín. Y me parece que la decisión que en aquel momento tomamos, independientemente de tener algunos condicionamientos nacionales, nos permitió seguir teniendo un espacio político en la provincia de Santa Fe que construya una alternativa el año que viene. Si esa decisión política, aun en escenario de dificultad, no hubiera estado presente, probablemente hoy tendríamos enormes dificultades para construir una alternativa de cara al 2023. Y creo que eso lo ganamos teniendo ni más ni menos que un tercio de los votos del peronismo en la interna, y uno de cada 10 votos en el escenario de las elecciones generales, como piso para arrancar el año que viene en la construcción de una alternativa.

—¿Cree que aquella decisión hoy lo posiciona de otra manera al espacio de cara a la elección del año que viene?

—Los posicionamientos van a depender de lo que ocurra. Pero sin lugar a dudas abrió una expectativa de que el peronismo no era monocromático, que tenía que tener una multiplicidad de colores y de voces y que el peronismo santafesino debía discutir puertas adentro cómo interpretar a la sociedad y qué propuesta política construir, y que tenía que tener una mirada anclada a un proyecto nacional y popular, no un proyecto comarcal. Esas discusiones estuvieron presentes en lo que intentamos hacer y eso habilita un presente distinto y nos permite pensar un futuro inmediato diferente.

—Me queda la sensación de que siente una gran contradicción en este momento, porque si tuviera que elegir un referente a nivel nacional, me imagino que sería Cristina. Y hoy estar parado en el medio de la contradicción es difícil, ¿no?

—No es un momento grato ni cómodo para nadie. Ningún peronista que ha transitado desde el 2003 a la fecha puede estar cómodo con este momento. Esa es la realidad. Pero de la incomodidad uno no sale hacia atrás o hacia el costado, sale hacia adelante y hay que avanzar. Es un momento incómodo que yo espero y aspiro a poder dar vuelta la página y reconstruir.

—Y en esa mirada hacia adelante, ¿qué tiene que pasar en el FdT para llegar con chance a la elección? Porque una de las cosas que dicen desde el kirchnerismo es que de mantenerse esta política económica se llega sin posibilidades de ganar a la elección del año próximo. ¿Coincide con eso o cree que así se llega bien a la elección?

—No, así no. Tenemos que mejorar notablemente. Para ganar las elecciones de 2023 hay que mejorar la gestión. Nos tiene que ir bien en la gestión. Cuando uno es oposición el debate de ideas está en el plano de lo teórico. Cuando uno es oficialismo el debate está en el plano de la gestión. Para ganar en 2023 hay que tener una buena gestión. La que tenemos es una gestión con matices pandémicos y necesitamos salir a una gestión distinta, con más apertura, con más empatía, y con un nivel de contundencia en los números económicos con la gente adentro. De todas maneras, lo que se ha hecho es significativo, no es poco, pero no alcanza.

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