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Laurita Gosh: la DJ travesti y lesbiana que forjó sus identidades en la música electrónica

La música le dio la posibilidad y la excusa para travestirse. Muchos años después, ser travesti la devolvió a la música. “Yo rompí todos los esquemas que pude y soy feliz”, dice la artista rosarina, que toca hace 30 años y la rompe


“Laurita Gosh es una travesti, lesbiana, Dj, amiga y un ser de familia”. Así se autodefine. “Intento ser quien debí ser hace mucho tiempo y no pude, por algunas cosas que tiene la vida, por algunas cosas que tiene la sociedad”. En la escena cultural de Rosario, Laurita Gosh es hoy una DJ que, con 49 años, puede vivir de lo que siempre quiso: tocar música electrónica, hacer vibrar las cuerpas e intercambiar energía en esa danza. El mismo ritual que en los ’90, “cuando era un chabón”, le dio el empuje para travestirse para tocar y experimentar lo que años después reconocería como su identidad de género.

“Tuve la suerte de empezar muy joven con vinilos. Y de tocar mucho tiempo como un chabón, desde otro lado. Luego abandonar, justamente porque ser un chabón no me convencía para seguir tocando, porque nada te convence cuando no podés ser quien querés ser, quien debés ser, quién sos”, dice Laurita a La Cazadora. “A partir de retomar mi vida ya desde desde lo que soy, una persona transgénero, una TRAVESTI  –enfatiza–, decidí dejar de postergar mi felicidad y ser lo más feliz que pudiese. Y eso lo conseguí justamente tocando, que es lo que verdaderamente me apasiona desde que tenía 15 años”.

Laurita Gosh nació en Rosario, en la Maternidad Martin, en 1973. Desde chiquita vive en el barrio metalúrgico 7 de Septiembre, ahora con su pareja y sus hijes. Ahí mismo tiene su taller de reparación de bicicletas. Otro de sus oficios, que se encarga de compartir. “Doy talleres a disidencias, para que todes puedan tener un acceso libre a ciertos conocimientos que les son vedados, porque en muchos casos los imparte gente que no es de la diversidad. Y se quiera o no, hay una especie de retención de conocimientos a la hora de enseñarle a alguien de la diversidad”, remarca Laurita.

Así, a su actividad artística le suma la pedagógica, sea en el taller o en su escuela de DJ. También escribe, cuando puede, poesía. “Las personas que tuvimos que atravesar la disforia de género, o cuestiones de género no resueltas, en el proceso de poder cambiar, de poder ser quienes somos, a veces buscamos pequeños lugares que nos den un momento de comodidad para poder ser felices. La literatura, la poesía, la música y las revistas han sido lugares muy lindos para mí, que me permitieron ser feliz adentro de mi habitación cuando no podía hacerlo afuera. Leer poesía, o escribirla, para mí ha sido muy importante”, dice la artista.

Por si fuera poco, también hace un programa de radio con amigues: Buenas Muchachas, por Vorterix, que hasta el año pasado se emitía los jueves. Hablan sobre diversidad, de la noche y de la cultura local. Todo esto es apenas una punta de iceberg de Laurita Gosh.

Tránsitos

“Ya van más de 30 años que toco y que soy Dj profesional. Ahora sobre todo de música electrónica, que es lo que me moviliza la cabeza”, cuenta. “Básicamente soy feliz cuando toco. Me parece súper energético ese compartir música con las personas, porque se genera como un puente. Y esto que digo es la posta, no es un chamuyo de pseudo artista”, bromea. “Cuando yo toco, miro a la cara a la gente y la gente me mira a la cara a mí, y nos compartimos cosas. En ese compartir yo quedó vacía de energía y la gente queda vacía energía. No sé a dónde va, pero todo el mundo queda sin energía porque la hemos compartido y la hemos regalado en esa danza, que termina siendo muy hermosa y muy generosa para con las cuerpas. Me gusta mucho poner música. Lo disfruto un montón. Soy feliz en ese preciso instante”, dice.

“Casualmente, en principio la diversidad fue acogida acá en Rosario en las fiestas underground electrónicas. El espacio y el lugar daba la posibilidad de que la diversidad pudiera ser libre por un momento”, recuerda Laurita. “Yo empecé tocando como varón y empecé a travestirme para tocar. Empecé justamente a trabajar mi condición de género en esas fiestas electrónicas tan hermosas que había en la década del ‘90”, cuenta.

“Fueron mis primeros inicios en mi condición de travesti: el crossdressismo otorga a muchas personas que no se animan a dar el gran paso para ser trans, la posibilidad de que puedan sentirse cómodas, al menos por un rato, vistiéndose de mujeres”, detalla la Dj. “Había un mundo en el que yo podía explorar. Había algo muy íntimo, que era que yo verdaderamente quería ser travesti, cosa que comprendí mucho después, ya entrada mi madurez”, dice.

Laurita sabe que es una travesti desde los cinco años. No lo definía con ese nombre, pero recuerda que cuando estaba sola se vestía de nena. “Me gustaba usar la ropa de mi mamá. Lo hacía escondidas. Me descubrieron un par de veces, pero parecía un juego. Algo mi mamá sabía, pero no se contaba tampoco. Si hay algo que me arrepiento es no haberme hecho trans cuando tenía 10 años, porque ya lo sabía hace rato, pero ocurrió así, mi vida fue así”, analiza.

El momento llegó, pero más tarde. Lo ubica entre sus 35 y 40 años, y lo define como un proceso de analizarse, informarse y entender que el deseo sexual no es lo mismo que la condición de género. “Yo pensaba: «Yo quiero ser una chabona, no quiero ser un chabón. Quiero usar corpiño, quiero tener tetas, pero no me gustan los chabones. ¿Qué soy?»”, se preguntaba. Un día llegó la respuesta que la acompaña hasta hoy: travesti y lesbiana.

Asumir eso que iba tomando forma en su cabeza ante otres le llevó tiempo, organización mental, tejer un plan, una estrategia para hacerlo. “No tenía las suficientes agallas porque tenía toda una estructura familiar y social que me lo impedía, de un modo tácito. No había un no. Pero sabía que si yo decidía ser travesti un montón de actividades que yo hacía las iba a tener que dejar de hacer, o se me iban a cerrar puertas, claramente me iban a echar de mi trabajo. Esas pequeñas cosas que llevaron a un montón de personas de mi edad a no poder asumirse nunc como personas trans”, analiza.

La noche anterior, no durmió. Iba a contarle a su pareja, a sus hijes, a sus amigues, que su nombre comenzaría a ser Laura. “Por suerte con mi familia se dio todo muy natural, sobre todo con mis hijes. Mi pareja también me apoyó y lo llevamos adelante. Hace 18 años que estamos con ella, que compartimos la vida, que tenemos muchos proyectos en común. Aunque parezca increíble, para mí mi vida fue un cuento de hadas. Yo rompí todos los esquemas que pude. Todos, absolutamente todos”, remarca.

Renacer

En estos tránsitos, Laurita dejó de tocar. Y en pandemia se reencontró con sus vinilos. “En ese momento me puse a pensar mucho, a meditar muy profundamente sobre quién soy. Saqué todos esos discos que tenía, empecé a revisarlos, a armar un set y a plantearme tocar de nuevo. Las herramientas ya las tenía, porque tengo los conocimientos desde muy pequeña. Entonces sencillamente empecé a tocar y dije «acá tengo algo para hacer bailar», y me volqué a trabajar”, recordó.

Su segunda etapa como Dj comenzó a transitarla primero en espacios de la comunidad LGBTIQ+, como el ciclo autogestivo Orgullosa Itinerante, que desde hace cinco años recorre con poesía y música distintos parques y plazas de Rosario. Luego se amplió a otros entornos y ocupo algunos espacios diversos y otros que no lo son. Hoy, Laurita define a su público como híbrido entre esos dos mundos.

El ciclo de poesía disidente Orgullosa Itinerante cumple 5 años y lo festeja en el Parque Urquiza

“Yo con las pocas herramientas que tengo pude cambiar mi entorno: la almacenera de media cuadra de mi casa ha comprendido que yo soy travesti, que soy lesbiana, que tengo una familia, que camino por la calle y que mi hija me dice papá, no me dice mamá aunque tengo claramente una imagen femenina. Vengo a cruzar todo porque yo lucho contra lo binario. Y me encanta hacerlo, porque lo binario no me parece un camino correcto. Me parece que todo lo binario está equivocado, no funciona: no hay una cosa u otra, hay un montón de posibilidades. Y hay tantas condiciones de género y condiciones sexuales como personas. Desde mi pequeño lugar que ocupo en el mundo trato de generar que las personas puedan entenderlo”, explica Laurita. Y si es bailando, mejor.

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