Edición Impresa

Las víctimas dijeron presente

Ayer, durante el primero de los alegatos de la defensa de los cinco imputados, miembros del Espacio Juicio y Castigo Rosario pegaron en el blíndex que protege a los represores, fotos de los desaparecidos.

Por: Lucía Demarchi

«Que los desaparecidos participen en el juicio de sus propios verdugos”. Ésa era la consigna. Ayer, cuando Mariana Grasso, la abogada defensora de Pascual Guerrieri, comenzó a exponer sus alegatos, las víctimas aparecieron. Miembros del espacio Juicio y Castigo Rosario abandonaron sus lugares y, tanto en las butacas como el blíndex que separa a los imputados del público, quedaron las fotos de los desaparecidos de las causas Quinta de Funes y Fábrica de Armas. La jueza Beatriz Caballero de Barabani, que esta semana presidió el tribunal, ordenó desalojar la sala, pero ya no quedaba nadie, porque sabiendo que ésa iba a ser la reacción del Tribunal, los protagonistas de este simbólico acto salieron pacíficamente. Pero la magistrada les prohibió el ingreso por el resto de la jornada. Luego, en la puerta de los Tribunales federales, se realizó una radio abierta de la que participaron miembros de organismos de derechos humanos.

Desde el comienzo del juicio, el 31 de agosto del año pasado, los miembros del Espacio Juicio y Castigo, integrado por sobrevivientes, querellantes, testigos y familiares de víctimas de la última dictadura militar, sostienen un reclamo: poder ingresar a la sala del Tribunal Oral Federal Nº1 –donde se está enjuiciando a cinco imputados por delitos de lesa humanidad– con las fotos de las víctimas.

Sin embargo, los jueces que integran el tribunal –Otmar Paulucci, Beatriz Barabani y Jorge Venegas Echagüe– tomaron la determinación de que el único distintivo autorizado para ingresar a la sala fuera el pañuelo blanco de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, excluyendo de manera tajante todo tipo de identificación de organismos de derechos humanos y fotografías de los desaparecidos.

“Ésta es una lucha ética: poder sentarnos con la foto de un compañero desaparecido en el juicio a estos señores. El no poder hacerlo es una decisión estricta del tribunal, y no ocurre en el resto de los juicios que se han desarrollado en el país”, expresó Norma Ríos, presidenta de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH).

Ayer, cuando Mariana Grasso, abogada defensora de Oscar Pascual Guerrieri –uno de los cinco imputados– comenzó a exponer sus alegatos, las personas que ocupaban el lugar del público en la sala tomaron las fotografías de las 18 víctimas que pasaron por Quinta de Funes y Fábrica de Armas y que hoy permanecen desaparecidos, y las pegaron en las butacas y el blíndex que los separaba de los imputados. Luego abandonaron la sala, antes de que la jueza les ordenara hacerlo.

La consigna era “que los desaparecidos participen en el juicio de sus propios verdugos”, en oposición firme a las trabas impuestas por el tribunal en este sentido.

Luego, se desarrolló en medio de bulevar Oroño, frente al tribunal, una radio abierta llevada a cabo por miembros del Espacio Juicio y Castigo, en la que hablaron Juane Basso (integrante de HIJOS), Norma Ríos (APDH), y Carlos Novillo (hermano de Jorge, desaparecido de la Quinta de Funes).

Más tarde se presentó la murga La Memoriosa, fundada por Olga Moyano, sobreviviente de Fábrica de Armas, e integrada por familiares, querellantes, víctimas y militantes de derechos humanos. Los murguistas, vestidos con trajes de colores y vinchas con la leyenda “perpetua”, interpretaron temas compuestos por Olga Moyano.

Comentarios