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Concierto

Las trémulas canciones: Estelares presentó “Un mar de soles rojos” en Rosario

El sábado la banda platense liderada por Manuel Moretti desembarcó en la Sala de las Artes para mostrar los temas que integran su nuevo disco y despedir el año


Fotos: Twitter @allpressrosario

Estelares desembarcó en Rosario por segunda vez en lo que va de 2022. La primera vez fue en junio a sala llena y pura fiesta, y la segunda tuvo como excusa la presentación del nuevo disco Un mar de soles rojos que se estrenó el pasado 9 de septiembre y del que ya circulaban en las redes algunos cortes de difusión.

La Sala de las Artes genera una intimidad que le calza justo a la banda de La Plata. La gente se prepara, entre cerveza y cerveza, para bailar al ritmo de las canciones que, tímidamente, sin prisa, pero sin pausa, se supieron convertir en hits que sonaron durante varios días consecutivos en las radios de todo el país.

Tiempos dorados” rompe el silencio y nos invita a salir, a sacudir el lastre y a celebrar de nuevo. Es el tercer tema de Un mar de soles rojos y el primero de la noche. Las luces de frente al público son una molestia constante en los ojos, pero eso no impide que “Aire, el corte de difusión de Sistema nervioso central que llevó a la banda a los primeros puestos de los rankings radiales allá por 2007, cumpla con el rito de enlazar los estrenos con las más canciones más viejas de manera sutil. En algún momento, el cantante dirá que para él es más divertido poner a sonar las últimas canciones, es una forma de encariñarse con ellas. Pero, acto seguido, sonará “Solo por hoy (chica oriental)que fue el tercer tema de la noche y trajo a primer plano un teclado que una escucha atenta sabrá reconocer incluso en los momentos en los que no aparece explícitamente. En general, las canciones compuestas a partir del piano nos remiten a la vieja escuela de rock nacional con sello Charly García y ya sabemos que difiere en mucho al formato de banda de rock de garage y guitarras distorsionadas.

Manuel Moretti encuentra su linaje compositivo en la primera de las vertientes, pero con un perfil propio: melodías distendidas, letras con lenguaje sencillo y profundidad poética, se unen por momentos a cierto aire melancólico, tanguero y una voz singular que sella el estilo de la banda. Esta fórmula aparece en la mayoría de las canciones que sonaron el sábado “Las trémulas canciones”, “Ella dijo”, “Doce chicharras”, “Melancolía”, “Cristal”, “Es el amor”. Todos hits que fueron recibidos por un público expresivo que acompañaba los estribillos con las manos arriba y gestos que acompañaban las ideas centrales de las canciones.

Un mar de soles rojos

Una de las apuestas de la banda fue echar a rodar todas las canciones del disco nuevo. Una apuesta osada si se considera que el álbum, que también salió en formato vinilo, fue lanzado hace tan solo un par de meses. Las canciones de Un mar de soles rojos fueron acompañadas por el tarareo de un público fiel que supo marcar sus preferencias al recibir con más emoción a “Loco”, “Miedo” y “Este despertar”.

Si bien la excusa que trae a Estelares a Rosario es la presentación de este disco, la realidad es que el anterior, Las lunas, editado en 2019, no tuvo la oportunidad de hacer un gran recorrido por los escenarios debido a la pandemia. Por eso el sábado, nos quedamos un poco hambrientos de ese álbum del que solo sonaron el tema que le da nombre y “Ríos de lava”.

Polvo de estrellas

La fiesta se prolongó por dos horas y no faltó el guiño a los seguidores más antiguos de la banda que llegó de la mano de “América”, un tema de 2010 que no pierde vigencia en su letra, sobre todo en la ciudad de Rosario. Tampoco faltó el momento oscuro de “Alas rotas”, el baile divertido deDías perfectos” y las referencias a la bohemia de ciudad de La Plata con “Rimbaud”.  El pogo también se hizo presente y llegó de la mano del tema que funciona como seña y pase entre la banda y su público: “El corazón sobre todo”.

La imagen de la Estelares es una postal del rock sentimental que nos ha sabido acompañar desde fines de los noventa a esta parte: un teclado en un segundo plano que se roba el protagonismo cada dos por tres, un frontman que bebe vino y modula su voz en letras de amor, melancolía, decepción y a veces, un poco de rabia. Una banda madura, que suena impecable y precisa, una foto del sonido de sus discos sin ninguna trampa.

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