Ciudad

No tienen perdón

Las quemas en las islas llevaron hasta el cielo el horror de la Tierra: el humo generó la Luna roja

El físico, investigador y docente Manuel Bertoldi explicó a "El Ciudadano" por qué un fenómeno que recién se esperaba para mayo de 2022 apareció más de un año y medio antes. Y la explicación hace zozobrar: el dióxido de carbono liberado por los incendios hizo hasta un falso eclipse


Cuando ocurre naturalmente es una imagen para deleitarse. Pero esta vez, lejos de un fenómeno astronómico, la Luna roja que viene apareciendo en el cielo es la triste consecuencia de una macana permanente de delincuentes comunes, a los que nadie (todavía) denunció por asociación ilícita. La explicación científica de la poética aparición y de su trágica caricatura la trazó Manuel Bertoldi, licenciado en física, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Exactas, e integrante del plantel del Complejo Astronómico Municipal de Rosario. Y tras su desarrollo, la diferencia de una Luna roja y otra Luna roja que parecen ser la misma, provoca espanto.

“El pasado 21 de enero de 2019 tuvimos el último eclipse total de Luna en nuestra ciudad, o como se la conoce mas habitualmente, la Luna roja. Esta conjunción tan particular entre el Sol, la Tierra, y la Luna (en ese orden), genera que la Luna reciba sólo la parte electromagnética de la luz que corresponde al color rojo, siendo el resto del espectro dispersado hacía otro lugar. Esperábamos tener en nuestra ciudad nuevamente una Luna roja el día 16 de mayo de 2022, fenómeno que desde el Complejo Astronómico Municipal siempre cubrimos y organizamos con mucha antelación. Se pueden predecir los eclipses totales de Luna con una precisión sorprendente, hasta dentro de un siglo a posteriori, ya que depende de la trayectoria que describen tanto Luna, Sol y Tierra, cuestión que se conoce muy bien dentro del ámbito científico”, describe Bertoldi en una comunicación con este diario.

Pero entonces, ¿cómo puede ser que un fenómeno que recién se esperaba para casi tres años y medio después del último apareciera en la mitad de ese tiempo?

“La Luna roja que se observó en el cielo en Rosario la semana pasada –describe el científico– y que tuvo su «réplica» al norte de Buenos Aires, no fue debido a ninguna conjunción astronómica. Su causa yace en humo cargado de dióxido de carbono presente en la alta atmósfera, como producto de la quema de los humedales que corresponden al Delta del Paraná”.

El misterio que devela Bertoldi –que no es tal cosa para la comunidad científica– provoca desazón. Es que lleva hasta el cielo, hasta los límites mismos de la atmósfera terrestre, el ecocidio que está todavía en curso en la Tierra. Para peor, en una franja cada vez mayor del Humedal, que se extendió como artera provocación a las respuestas y protestas de los gobiernos de la Nación, de Santa Fe y de Rosario, entre ellos las denuncias penales contra los prendefuegos y el despliegue de equipos y de recursos técnicos y humanos que cuestan fortunas. La devastación, con su consecuencia directa de mortandad de flora y fauna nativas, no se podrá remediar ni siquiera cuando quienes iniciaron o pagaron para iniciar las llamas este año hayan muerto a edades avanzadas, y esto en el caso que ya mismo se convirtiera todo el Alto Delta en un santuario. Las quemas ya están lejos de ser una ilegal renovación de pastizales, y se extienden desde el sur de Paraná, la capital de Entre Ríos, con poder de Policía sobre las islas, hasta la otra margen de las costas bonaerenses.

Y su reflejo llega hasta la bóveda celeste: “Este efecto de ver de color rojo a los cuerpos celestes ya lo vemos en los atardeceres al mirar al Sol. Esa coloración rojiza que presenta se genera, ya que la luz debe atravesar por una porción mas grande de atmósfera, intensificando esta dispersión de la luz. El mismo fenómeno es el que nos da la coloración azul del cielo. En relación a la Luna roja que vimos estos días, el humo cargado de dióxido de carbono presente en la alta atmósfera (el fenómeno se vió cuando la Luna estaba a gran altura) actúa como si fuera esa “porción extra” de atmósfera. Un dato no menor es que para darse el eclipse total de Luna (la Luna roja), el satélite debe estar en su fase de “Luna llena”, cuestión que tampoco ocurrió cuando se la vio de color rojizo”, completa el investigador.

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