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Las disculpas que Obama no ofreció a Latinoamérica

Por: Alberto Galeano

Las disculpas que no ofreció Estados Unidos sobre su responsabilidad en el derrocamiento de Salvador Allende eran esperadas no sólo por Chile sino por toda América latina, sometida durante décadas a la ingerencia política de Washington.

La pregunta, fue esquivada con decoro y frialdad por Barack Obama durante su reciente visita a Santiago. Si Obama hubiera viajado a la Argentina posiblemente habría recibido una indagatoria similar sobre la relación que tuvo la Casa Blanca con la dictadura que derrocó al gobierno constitucional, el 24 de marzo de 1976, aunque es cierto que el ex presidente Jimmy Carter congeló la venta de armas al país tras reunirse en 1977 con el dictador Jorge Videla en Washington.

“Allí yo le planteé (a Videla) nuestra inquietud por las violaciones a los derechos humanos que ocurrían en la Argentina. Nosotros conocíamos las desapariciones por informes de inteligencia. Lo que queríamos era presionar económica y políticamente a Buenos Aires, y también a Chile, para que las cosas cambiaran. No tuvimos éxito”, dijo Carter, durante una entrevista con el diario porteño La Nación a fines de marzo de 2000.

Al visitar La Moneda, el palacio presidencial que fue bombardeado durante el golpe contra Allende, el 11 de septiembre de 1973, Obama dijo a la prensa que no podía “hablar de todas las políticas del pasado” y señaló que ahora “hay que mirar hacia el futuro”.

El caso chileno fue debatido muchas veces en el Congreso de Estados unidos, sobre todo después de que en diciembre de 2008 el Archivo Nacional de Seguridad publicara la transcripción de las conversaciones telefónicas del ex secretario de Estado Henry Kissinger con miembros de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

“Nosotros no dejaremos que Chile se hunda en una alcantarilla”, dijo Kissinger al director de la CIA Richard Helms en una conversación telefónica realizada el 12 de septiembre de 1970, según un documento desclasificado publicado en la prensa estadounidense.

Las grabaciones señalaron, también, que el ex presidente Richard Nixon (1969 y 1974) opinaba que Allende era un “hijo de puta” al que había que “patearle el trasero”, informó la BCC de Londres.

La visita de Obama “se quedó, para desilusión de sus anfitriones en un vacío mensaje de buenas intenciones que reincidía en los tópicos más frecuentes y esquivaba los verdaderos temas pendientes para un presidente norteamericano en esta región”, dijo el corresponsal del diario español El País en Washington, Antonio Cano.

Tal vez Obama desperdició una buena oportunidad para reconciliar los lazos de la Casa Blanca con la región en un momento en que Washington busca nuevos socios para su recuperación económica, tras la crisis financiera de 2008.

Para los países latinoamericanos, la actitud mostrada por el mandatario constituye probablemente una nueva frustración y abre un interrogante sobre las futuras intenciones de EE.UU con respecto a Latinoamérica.

En Chile, donde la dictadura de Pinochet causó miles de muertos, ejecuciones y desaparecidos, así como en el resto de América latina, esperan una respuesta sincera y contundente del premio Nobel de la Paz para poder creer en las buenas intenciones de los gobiernos estadounidenses.

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