Policiales

Historias circulares

Las conexiones de Cable y un largo historial delictivo

El trasfondo de la pelea barrial por la que está preso Enrique Solís se puede rastrear desde hace dos décadas, cuando las familias enfrentadas eran los Selerpe, de un lado, y el clan del célebre folclorista narco Campito Giglione, por otro.


Foto: Juan José García.

Por Juana Rams

A Enrique Adrián Solís le dicen Cable, tiene 33 años y en estos dos últimos meses su apodo apareció como autor de los crímenes y los ataques que sufrió la facción integrada por los clanes Funes y Ungaro en la saga de zona sur que dejó 40 víctimas fatales en dos años. De Cable dicen que es un tiratiros que hace trabajos para el mejor postor, siempre que la paga venga de los aliados a la banda que tiene su núcleo en barrio La Granada. Los investigadores lo ubican como parte de las filas de los clanes enfrentados con los anteriores: Caminos y Segovia. El trasfondo de esta disputa se puede rastrear desde hace dos décadas en el corazón de barrio Tablada, cuando las familias enfrentadas que animaban las crónicas de la época eran por un lado los Selerpe, y por el otro, el clan del célebre folclorista narco Campito Giglione.

En la audiencia del miércoles pasado, cuando lo imputaron como autor de la tentativa de homicidio de Jorge “El Gordo” Funes y de los homicidios de los hijos de éste, Ulises y Jonatan, dijo que era inocente, que lo acusaban por estos tres  ataques ocurridos este año porque no le pagó 50 mil pesos a un policía de barrio Tablada –que está denunciado por este hecho, según su abogada defensora–. De acuerdo con su versión, el suboficial de la seccional 15ª Mariano V. respondería a los Funes. Además, relató que ya había estado preso y que había pagado sus errores.

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Cable dijo que al Gordo lo conoció en 2003 cuando cumplió condena en la Unidad Penitenciaria N° 3 de Zeballos y Riccheri, que estuvo perdido en la droga pero por su hijo salió y aseguró que hace 5 años que está en rehabilitación. Tras cada imputación, repitió que teme por su familia y recordó que con los Segovia tiene una amistad que se remonta a su infancia. “Cuando era chico mi abuela de parte de padre vivía en Presidente Quintana entre Chacabuco y Esmeralda, en Tablada. Todos somos de ahí. Marcela –Díaz, por la hermana de Ariel “Tubi” Segovia conocida como Tuerta y asesinada el 15 de enero–. Toda su familia vivía a la vuelta y jugábamos juntos. De ahí nos conocemos”, dijo.

Cable se despegó de las acusaciones al sostener que no conocía a Ulises y a Jonatan. Explicó que con el único que tuvo y tendrá problemas es con René “Brujo” Ungaro, considerado por la Justicia jefe del otro bando, quien –cuando ambos eran adolescentes– vivía en el Fonavi del Parque del Mercado. Según Cable, lo odia porque una chica se enamoró de él y no de René. Amagó con mostrar un tatuaje que inmortalizó ese amor adolescente.

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En la saga del sur

En la década que lleva la rivalidad entre René y los integrantes del clan Caminos hubo un baño de sangre. Todo se agravó con el asesinato del ex líder del paravalanchas leproso Roberto “Pimpi” Caminos. Por este homicidio ocurrido en 2010, René purga una condena en la cárcel de Piñero, donde también están detenidos Alan y Lautaro “Lamparita” Funes, hermanos de las víctimas fatales.

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Cable fue detenido el martes pasado y al día siguiente quedó acusado formalmente, y el juez Carlos Leiva ordenó que fuese alojado en la Unidad 3 por pedido de su defensora Romina Bedetti. Sin embargo, el Servicio Penitenciario lo trasladó a Piñero, donde están sus rivales. La abogada presentó un recurso de habeas corpus y Cable volvió a la Redonda de Zeballos y Riccheri. Desde el Servicio Penitenciario apelaron la decisión del juez Leiva.

Hasta fines del año pasado, Cable no había aparecido en la saga de venganzas que enluta la zona sur. Lo empezaron a nombrar tras el doble crimen de avenida Grandoli y bulevar Seguí, cuando dos desconocidos estacionaron frente a una mesa familiar que estaba armada en la vereda y abrieron fuego el primer día de 2018. Por los tiros, un joven y una chica –que no tenían nada ver con el problema– fallecieron. En este último mes, su apodo apareció en las bajas más importantes que sufrió el clan Funes luego del crimen de Mariela Miranda, esposa de Jorge y madre de dos de los hermanos Alan y Ulises, ocurrida en marzo de 2016. Ese ataque inició la última saga violenta.

 

Las caídas

En diciembre de 2014, Cable fue demorado por escapar de un control policial en Cochabamba y Entre Ríos. Iba con una chica en una Fiat Uno. Los policías lo detuvieron a un par de cuadras después que chocara a una ambulancia y un Toyota Corolla. Se desconoce si entonces había sobre él un pedido de captura, ya que su ficha prontuarial actualizada a 2018 sostiene que no había regresado de una salida transitoria de la Alcaidía local en abril de 2011, donde purgaba condena por robo, y por lo tanto estaba prófugo.

Algo similar ocurrió en enero de 2008: lo atrapó el personal de la ex Brigada de Investigaciones en un pasillo de Cabildo y Laprida en la zona sur. Ese 30 de enero, lo vieron sospechoso y al identificarlo dijo que se llamaba Enrique Marcelo García, pero cuando pasaron sus huellas descubrieron que era Cable. El muchacho estaba a tres cuadras de su casa de Batlle y Ordóñez al 600 y contaba con un pedido de captura porque no había vuelto de una salida transitoria desde marzo de 2007 a la Unidad 3. Una fuente policial le atribuyó entonces “22 antecedentes penales por delitos contra la propiedad”.

Esa vivienda de Batlle Ordóñez casi esquina Buenos Aires es la misma que el 16 de enero pasado la Policía Federal allanó como uno de sus posibles escondites. Allí detuvieron a dos muchachas y un hombre de 32 años, incautaron cien mil pesos y 8.100 dólares, un handy, tres credenciales de la Policía de la Provincia de Santa Fe, dos pistolas (una 22 y la otra calibre 32) y más de un centenar de balas de distintos calibres.

Cable tenía  encima un pedido de captura desde el 7 de enero de este año, cuando lo sindicaron como uno de los autores de la ejecución de Ulises Funes. Al final lo detuvieron mientras caminaba el martes pasado por Ayacucho y Muñoz, a seis cuadras de la misma vivienda. Por el crimen de Jonatan Funes, ocurrido el 5 de febrero en el cruce de las rutas A012 y 14 (a pocos metros de la cárcel de Piñero, adonde había ido a visitar a sus hermanos), continúa prófugo Emiliano “Jija” Avejera, capo de la barra de Newell’s.

 

Con el folclorista narco

La casa de Batlle y Ordóñez y Buenos Aires es la misma que en septiembre de 2009 allanaron los uniformados de la Policía antinarcóticos provincial. Ahí hallaron una cocina de cocaína y detuvieron a Liliana G., pareja de Ramón “Campito” Giglione, el célebre folclorista narco. También cayeron dos hijos de la mujer. En ese lugar había medio kilo de clorhidrato de cocaína junto con materiales para estirar la droga.  Los pesquisas contaron que una hipótesis era que, a pesar de que Campito estaba preso, dirigía el negocio impartiendo órdenes a través de su pareja. A su vez, hubo otros dos allanamientos en lo que denominaron los puntos de venta: en Cerrito y Liniers y en pasaje Collián al 6000 donde fue apresada la madre de Cable.

Por ese tiempo, Campito cumplía una condena unificada por la portación de un arma y por narcotráfico en la cárcel de Riccheri y Zeballos. La investigación sobre Liliana G. y su grupo familiar no prosperó con respecto a la responsabilidad penal de Campito.

Pero no tuvo la misma suerte un año más tarde. En 2010, ya en libertad, le desbarataron su propio laboratorio clandestino para cocinar pasta base, tras incautarle 20 kilos de cocaína, por lo cual fue condenado a diez años de prisión.

Campito se había hecho un nombre en la zona de la Villa del Tanque y el resto de la zona sur al grabar un disco con canciones folclóricas bajo el alias de Ramón Campo a fines del siglo pasado. Por entonces lo mentaban como un narco que estaba en el foco de disputas territoriales con el clan Selerpe: afirmaban que Campito había baleado el frente de la casa y herido en la pierna a Jorge “Negro” Selerpe, otro célebre personaje de Tablada que cumplió condena tras desbaratársele una cocina de cocaína. Este último terminó asesinado el pasado 3 de febrero pasado en la zona sudoeste en lo que se considera parte del renovado enfrentamiento entre clanes.

El Negro Selerpe era tío de Jorgelina “Chipi” Selerpe, la pareja de Alan Funes. Ambos están detenidos y sindicados como los ejecutores de Marcela Díaz, la hermana de Tubi, mujer a la que acusaban de haber estado en el auto desde donde mataron a Ulises Funes en Villa La Lata y también en el ataque sobre Jorge Funes en la ciudad de Alvear.