Ciudad

Taller Nueva Oportunidad

Las coincidencias no existen


Ezequiel Rotela (*)

En una mañana nublada de verano Jonatan caminaba distraído por la plaza. Contaba las baldosas descoloridas y en un momento sintió que su zapato estaba roto. Decidió parar y se sentó en un banco a tratar de pensar sobre todo lo que estaba pasando en su vida. Con los ojos cerrados y su cabeza en dirección al cielo se quedó profundamente sumergido en sus pensamientos que le decían: “No tenés trabajo ¿Qué vas hacer? La plata que tenés no te alcanza ni para el alquiler. ¿Cómo vas hacer?”. Todas estas malas noticias se repetían en su cerebro cuando una voz fuerte le dijo: “¡Despierta!”

Jonatan se pegó un susto tremendo y trató de reaccionar. Abrió los ojos y ahí estaba ella, con su sonrisa tierna y dulce como la miel. Su mirada era como un portal donde él nunca había ido, donde todo miedo desaparecía y las preguntas eran respondidas. Era morena de ojos brillantes y medía un metro sesenta. Él quedó mirándola medio atontado. Ella le preguntó: “¿Estás bien?”. Y él no podía reaccionar. Sólo quedó encantado por su belleza y su voz. No podía entender como de la nada ella pudo desalojar todo el miedo y todas esas preguntas que lo estaban matando.

Al ver que la miraba sin responder, ella se asustó y decidió alejarse. Él le agarró la mano. “¡Qué alguien me pegue. No puedo creer lo que estoy viendo!”, dijo mientras la miraba con cara de enamorado. Ella, sonrojada, le apretó su mano y lo invitó a caminar mientras los caniches del parque ladraban, las hojas secas caían y la lluvia fría los empapaba, pero eso no les importó. Ellos sólo vivían ese momento, dejando todo a su alrededor.

(*) Ezequiel comparte dos veces por semana el taller de escritura dictado en la Cooperativa La Cigarra como parte de las capacitaciones del programa Nueva Oportunidad. Como él hay 17 mil jóvenes en situación de vulnerabilidad que buscan contención y una forma de entrar al mundo laboral.

Acompañados por periodistas del diario El Ciudadano Ezequiel junto a 14 jóvenes del distrito Noroeste se anima a escribir. Usan el lugar para hablar de su barrio y su familia, de aventuras con amigos, recuerdos lindos (y no tantos) de la infancia y muchos temas más que surgieron luego de ir conociendo distintos autores como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Abelardo Castillo, Mauricio Rosencof, Osvaldo Soriano o Eduardo Sacheri, entre tantos otros.

Comentarios