Coronavirus

Continente blanco

Las bases argentinas en la Antártida toman todos los recaudos para evitar contagios de coronavirus

El vicecomodoro Pablo Díaz, comandante de la Base Marambio, señaló que "los vuelos que no se pudieron suspender cumplen con estrictos protocolos, cada carga es desinfectada y es la tripulación la encargada de dejar los bultos en la pista, recién ahí el personal de la base procede a retirarlos"


Tareas de desinfección, reducción de vuelos de carga y restricción de contacto con personal de bases de otros países, son algunas de las medidas del protocolo para evitar que el coronavirus llegue a la Antártida que se impuso desde principios de febrero a los científicos y militares que sostienen las operaciones de las seis bases permanentes de Argentina en su territorio antártico, quienes valoran que puedan “tomar mate o abrazarnos”.

En la Base Marambio, fundada en 1969 al norte de la península antártica y a más de 1.200 kilómetros de la localidad fueguina de Ushuaia, prestan servicio 56 personas que arribaron el 2 de noviembre del año pasado con la misión de mantener operativo a lo largo de todo el año el principal aeródromo argentino de ese continente, que funciona en una isla a 200 metros de altura sobre el nivel del mar con temperaturas de entre 20 y 35 grados bajo cero en invierno.

El vicecomodoro Pablo Díaz, comandante de Base Marambio, dijo a Télam que “los vuelos que no se pudieron suspender cumplen con estrictos protocolos, cada carga es desinfectada cuando se prepara, cuando se sube al avión y cuando la descargan en la pista; además son las tripulaciones de los aviones las que descargan los bultos en la pista para que la dotación de la base no tenga contacto con nadie del exterior, y una vez que el avión despega vamos nosotros, desinfectamos de nuevo todo y recién después se manipula”, detalló.

“Todos en Marambio seguimos muy de cerca lo que pasa en las provincias con la pandemia de covid-19 a través de los medios y de lo que nos cuentan nuestras familias; y valoramos cosas que parecen mínimas, como que acá podemos andar sin barbijo, o tomar mate juntos, o abrazarnos”, agregó.

La Base Belgrano II fue construida en 1979 en un afloramiento rocoso de un glaciar a unos 1.300 kilómetros del Polo Sur y a cerca de 2.900 kilómetros de la localidad fueguina de Ushuaia, Belgrano II es la más austral de las bases antárticas argentinas, registra temperaturas de hasta 48 grados bajo cero, y es operada por una dotación de 22 personas que arribaron a ese emplazamiento el 26 de enero después de 22 días de navegación en el Rompehielos Almirante Irízar.

El jefe de la base Belgrano II, capitán Nicolás Barrios, dijo a Télam que “por las características y el clima de la posición de Belgrano II es casi imposible tener contacto con el exterior más allá del verano; hasta el momento hemos podido cumplir con todos los objetivos desde el punto de vista logístico, como así también, los objetivos específicos de las investigaciones realizadas en el laboratorio multidisciplinario Belgrano”.

“Todos los integrantes de la dotación se comunican diariamente con sus familias, muy pendientes de cómo evoluciona la situación; tuvimos un solo caso de un familiar contagiado, que gracias a Dios ya fue dado de alta”, completó.

La Base San Martín fue construida en 1951 a unos 1.500 kilómetros de la localidad fueguina de Ushuaia sobre el islote San Martín en una zona en la que en invierno el mar se congela y une la isla con la bahía Margarita; allí presta servicio una dotación de 20 personas que arribaron a ese emplazamiento el 19 febrero pasado.

El jefe de la base San Martín, capitán Damián Kessy, dijo a Télam que “la actividad en la base no se vio afectada por el protocolo, porque los únicos contactos que tenemos con el exterior son los cruceros turísticos que nos visitan en verano y que este año disminuyeron muchísimo por la pandemia, y porque el emplazamiento más cercano a nosotros es la base británica Rothera que está a unos 80 kilómetros en línea recta sobre el mar congelado y en invierno no hay muchas razones para exponerse a ese viaje”.

“Todos seguimos con mucha atención lo que sucede en nuestras casas y con nuestras familias por la pandemia de coronavirus, y por la distancia sabemos que lo único que podemos hacer es darle apoyo moral a nuestras familias ya que no tenemos la posibilidad de viajar para acompañarlos ante una situación compleja, por eso también nos apoyamos mucho entre nosotros”, completó.

La Base Esperanza, construida en 1953 en la bahía homónima a más de 1.100 kilómetros de la localidad fueguina de Ushuaia, es la única base argentina en la que el personal de la dotación cumple su tarea acompañado por sus familias, y allí funciona la escuela provincial Nº 38 Raúl Ricardo Alfonsín que es la única de la Antártida.

Desde ese lugar, el comandante de la base, el teniente coronel Norman Walter Nahueltripay dijo a Télam que “Esperanza es una base que recibe mucho turismo antártico de distintos lugares del mundo, y lo que se estableció fue que el comandante y el médico de cada crucero que debía presentar por escrito una constancia de que los pasajeros que se iban a acercar a la costa no presentaban síntomas compatibles”, detalló.

“Como la Base Esperanza tiene esta particularidad de que todos venimos con nuestras parejas e hijos uno se siente privilegiado de que ninguno de ellos se expuso hasta ahora a la covid-19; pero seguimos atentos a todo lo que pasa en cada provincia a partir del contacto con familiares y medios de comunicación, y entendemos que el territorio al que vamos a volver no es el mismo que dejamos”, completó.

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