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Esperada animación en 3 D basada en el clásico de Hergé, que lleva la frma del gran Steven Spielberg. Georges Prosper Remi, historietista belga fallecido en 1983, más conocido por el seudónimo artístico de Hergé, fue el creador de Las aventuras de Tintín en 1929. Se dice que Hergé opinaba que Steven Spielberg, a quien llegó a conocer, era “el único que podría hacerle justicia a Tintín”, un hecho que finalmente se concretó con el reciente estreno del film, que hoy llega a las salas locales.
Las aventuras de Tintín es una animación en formato 3D, en la que Jamie Bell (Billy Elliot) lleva adelante el papel de Tintín, el intrépido y joven reportero, cuya incesante persecución de buenas historias lo llevan a un mundo de aventuras. Por su parte, Daniel Craig (el último agente 007 conocido a la fecha), da vida al malvado Red Rackmam.
La esperada película refiere a varias aventuras del joven trotamundos belga, pero adapta, principalmente, “La Leyenda del Unicornio” a modo de marco narrativo. Fiel a una cierta tendencia en el cine de superhéroes, la historia es originaria, y se dedica a establecer personajes y subtramas que sin duda serán importadas dentro de un mismo formato no bien se dé luz verde para un tándem de secuelas que se verán en los próximos años.
Este primer ciclo sigue a Tintín en busca de un legendario tesoro pirata, en compañía del considerable elenco de caricaturas de Hergé (su perro Milou, el referido capitán Haddock, y los detectives Hernández y Fernández, entre otros). No están todos presentes, pero el film reserva algunas sorpresas y, probablemente, vacantes estelares para la inminente continuación.
La historia impulsa a Tintín por tierra, mar y aire, alternando las secuencias de suspenso con las de acción, en pleno ejercicio folletinesco y potencialmente infinito: la aventura ha comenzado mucho antes que la película, y no termina ni pasados los créditos.
La estética linda entre la animación digital y el fotorrealismo analógico que volvió impopulares (y algo perturbadores) a films como El Expreso Polar (2004) y Beowulf (2007). Aquí la animación (también captura digital) corre mejor suerte: los personajes son claramente caricaturas, y no híbridos de un limbo no del todo humano.
Salas: Showcase, Sunstar, Village, Monumental
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