La Unión Tranviarios Automotor (UTA) lanzó un paro de 24 horas, desde la cero del próximo martes 4 de junio. Afectará a los servicios de corta, media y larga distancia, y será en todo el país a excepción de la provincia y la ciudad de Buenos Aires. La protesta no es, esta vez, por el impuesto a las ganancias, como las medidas de fuerza ya desactivadas en los feriados: ahora es por el cuello de botella en el que –se quejaron desde el gremio– ingresaron las negociaciones paritarias con la Federación Argentina de Transporte por Automotor de Pasajeros (Fatap). Esa patronal es la que agrupa a las compañías de los servicios urbanos del “interior” del país, y por ello la modalidad territorial.
El secretario del Interior de UTA, Jorge Kiener, sostuvo que la medida de fuerza tiene como objetivo forzar una “urgente recomposición salarial”.
El gremio adjudica a la patronal la ausencia de un entendimiento: “Hemos intervenido con una constante voluntad de diálogo y racionalidad en la discusión salarial, sumado al compromiso con el funcionamiento del servicio público que operamos, sin desatender la importancia de una necesaria y urgente recomposición salarial para todos los trabajadores del sector”, argumentó el dirigente. Recordó que el acuerdo firmado en 2018 “venció en marzo pasado”.
Kiener ratificó el nuevo plan de lucha, que incluye la declaración de “estado de alerta” y “retención de tareas a partir del martes 4 de junio a las cero”.
El secretario de prensa de UTA, Mario Calegari, explicó la controversia que mantiene frenada la paritaria: “Pedimos recomponer el primer y segundo trimestre con un 25 por ciento y ellos nos ofrecieron cero”, se quejó.
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