Opinión

Cenizas de un debate sin fuego

Lamento editorial por “la Pata” Bullrich

El conglomerado de medios opositores encabezado por Clarín y La Nación intenta instalar la idea de que nada cambió con el debate televisivo del domingo, pero varios de sus animadores mediáticos lamentaron el desempeño de quien hasta hoy es su postulante preferida.


Hugo Muleiro

El conglomerado de medios opositores encabezado por Clarín y La Nación intenta instalar la idea de que nada cambió con el debate televisivo del domingo, pero varios de sus animadores de TV y articulistas lamentaron el desempeño de quien hasta hoy es su postulante preferida, “la Pata” Patricia Bullrich, a quien reprochan que no supo aprovechar la oportunidad.

Las reacciones iniciales de comentaristas en los canales de ambas empresas tienen un correlato compacto en varias notas impresas el lunes, lo que da cuenta una vez más de una organización compacta y rigurosa para desplegar relatos y conclusiones. En este capítulo, el énfasis se dirige a que no fue aprovechado el desastre causado por el bonaerense Martín Insaurralde y sus lujos por Europa.

A segundos de terminado el debate, TN preguntó por qué Bullrich no usó más las acciones del ex jefe de Gabinete, por qué los opositores “lo desaprovecharon” y “apenas sobrevolaron” el tema. El canal de La Nación repitió el concepto: “Cómo no aprovecharon este regalo en la campaña”.

El oficialista Sergio Tomás Massa “la sacó muy barata”, porque “es el peor momento del peor candidato”; ni la inflación ni la corrupción tuvieron el lugar que tenían que tener”; Bullrich “no pegó tanto”, fueron lamentos repetidos al unísono en ambos canales opositores.
Las opiniones publicadas el lunes expresan exactamente la misma matriz, después de los títulos una vez más gemelos en Clarín y La Nación: “sin ganadores”, “sin sorpresas”, “nadie sacó ventaja”.

El editor Ignacio Miri, de Clarín, lamentó que los casos de las tarjetas bancarias de la Legislatura bonaerense y las andanzas europeas de Insaurralde no ocuparon el debate “en la medida en que se esperaba”.

En el mismo diario, Eduardo Paladini tituló: “Bullrich, Milei y una chance desperdiciada”, y reforzó: “Tenían la ocasión de desgastar a Massa y se quedaron a mitad de camino”.

El bochorno de Insaurralde “apenas fue el disparador de los primeros cruces” deploró Claudio Jacquelin en La Nación, e insistió en las quejas a la candidata propia: no fue fluida ni precisa en economía, no logró alterar a Massa e hizo “escaso eje en la corrupción”, a pesar de “hechos recientes que se le habían servido en bandeja”.

Queda así en evidencia la exigencia que este polo de poder dirige a la postulante derechista con vistas al segundo debate, el domingo 8, mientras seguirá explotando al máximo el desastre causado por Insaurralde, cuyas acciones son descriptas con el acompañamiento de fotografías en las que aparece junto con Axel Kicillof.

Es un intento desesperado por horadar lo que se cree es una buena perspectiva del gobernador para conseguir la reelección.

Antes del encuentro televisivo del domingo por la noche (cuyos mecanismos, reglas y disponibilidad de tiempos impide completamente que las ideas y proyectos puedan desarrollarse con un mínimo de profundidad), la prensa opositora se esmeró en recordar que Insaurralde fue nombrado jefe de Gabinete bonaerense por “imposición”, así dicen, de Cristina Kirchner y especialmente Máximo Kirchner.

Así como desplegaron el guión que Bullrich debe seguir adelante, con lo que cabe esperar de ella un tono furibundo en el debate del domingo 8, las y los columnistas de ambos diarios también proyectaron cómo el dispositivo judicial que tienen bajo su mando ha de actuar después de que el Senado aprobó el pliego para que la camarista federal Ana María Figueroa siga en funciones otros cinco años.

Los enunciados son de tono dramático: “Inédita jugada de Cristina”, “riesgoso conflicto”, “voto contra la Constitución”. Todas las notas bajan el martillo: la Corte ya la echó y eso no será revisado. Claudio Savoia en Clarín sentenció: “Figueroa no volverá”.

Hernán Cappiello, de La Nación, conoce las acciones ya organizadas: la Cámara de Casación consultará a la Corte y los supremos mantendrán su decisión, nada menos que el estropicio de haberse pronunciado, una vez más, avasallando facultades del Congreso, que tenía el pliego de la jueza aprobado en comisión y en camino al plenario. Por eso los bloques de la derecha intentaron impedir la sesión.

En su frenético impulso por controlar todos los resortes del poder, no dudan en la impiedad contra los propios: tres días continuados de escrache mediático contra la senadora neuquina Lucila Crexell por estar de viaje en el día en que, finalmente, sesionó la Cámara alta.

El domingo, Joaquín Morales Solá tuvo una ocurrencia: le da al presidente Alberto Ángel Fernández la idea de no firmar el decreto que, tras la decisión del Senado, disponga la continuidad en funciones de la jueza Figueroa.

Así pondría fin al “alzamiento contra la Constitución”, dice quien fue escriba esmerado al servicio del Terrorismo de Estado.

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