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La visita del papa Francisco conmocionó a Río de Janeiro

Decenas de miles de personas le dieron la bienvenida y no faltaron protestas y represión. Desactivaron un explosivo. Bergoglio quiere poner en claro el “estilo nuevo”, la Constitución de su papado (Por Ignacio Zuleta / Enviado Especial)


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Francisco, el primer papa latinoamericano, en su primera visita a su continente, tuvo un vibrante recibimiento ayer en Río de Janeiro, Brasil, donde decenas de miles de peregrinos brasileños y extranjeros lloraron y gritaron a su paso en papamóvil semidescubierto. Pero también hubo protestas por los gastos que insumió su llegada por parte de grupos ateos, que fueron desalojados de la zona del palacio de Guanabara por la Policía con gases lacrimógenos, y manifestaciones feministas contra el dogmatismo de la Iglesia. Además, una bomba de fabricación casera fue detonada por la Policía del estado de San Pablo en uno de los baños del santuario de Aparecida, que el papa Francisco visitará mañana

Según informó la Policía Militarizada (PM) local, el  artefacto fue encontrado el domingo pasado por personal de la Fuerza Aérea  brasileña durante una inspección previa a la visita de Jorge  Bergoglio.

“Se trataba de un artefacto casero y de bajo potencial”,  informó la PM en un comunicado.

En tanto, a su llegada a Río, el Papa dijo que vino a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) para encontrarse con jóvenes “atraídos por los brazos abiertos del Cristo Redentor”, en su primer discurso en el Palacio Guanabara, sede del gobierno de Río, junto a la presidenta Dilma Rousseff.

Sin aludir a las protestas que conmovieron a Brasil hace semanas, Francisco pidió garantizar los derechos básicos a los jóvenes del mundo, como “seguridad y educación”.

El automóvil cerrado que llevó al Papa del aeropuerto internacional hasta la catedral metropolitana en el centro de Río fue cercado por multitudes de personas en repetidas oportunidades, muchas de las cuales le tiraban regalos por la ventanilla abierta.

El coche debió frenar varias veces, mientras los guardias de seguridad que corrían junto al automóvil alejaban a la gente.

Tras llegar a la catedral, Francisco subió al papamóvil e inició un paseo por el centro de la ciudad, hasta el teatro municipal, durante el cual besó y bendijo a varios niños.

La multitud en delirio le rodeaba, mientras el Papa, tranquilo, saludaba a todos con una sonrisa.

La visita se extenderá hasta el próximo domingo, cuando el pontífice daráuna misa masiva a la que está invistada la presidente Cristina Fernández.

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