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Análisis de la socióloga Marina Germain

La violencia como un grado de egoísmo

La socióloga Marisa Germain analizó los incidentes en el marco de la lógica neoliberal, la que según explicó se vincula con la negación de lo colectivo.


La socióloga Marisa Germain analizó los incidentes en el marco de la lógica neoliberal, la que según explicó se vincula con la negación de lo colectivo. “En las sociedades contemporáneas hay distintas formas de constituirse de los sujetos. Hay una forma de subjetivarse ligada al neoliberalismo que está centrada en el yo y entiende toda forma de organización social, de conexión social o de presencia colectiva como un riesgo o un peligro. La impresión es que lo que estamos viendo, con muchas formas de respuesta violenta, tiene que ver con este grado de egoísmo que hace que los individuos consideren sus deseos y necesidades por encima de la presencia del otro”, explicó Germain y agregó: “Las formas colectivas interpelan muy fuerte a quienes prendieron en el discurso neoliberal. Prefieren una solución que excluya a los otros: hay que linchar al violador, al juez que lo soltó, buscar un modo que no registre el problema que implica lo colectivo. El problema no es sólo el instrumento –la huelga, el corte de calle, la carpa– sino que el neoliberalismo no puede incorporar y responder a la lucha, a la confrontación y a los intereses divergentes. Este gobierno no puede incorporar lo que el otro le dice”.

En relación con los reclamos y manifestaciones, la socióloga explicó que recién cobraron aceptación social después del 2001, pero que existe aún un sector de la sociedad que no lo considera legítimo. “El reclamo por el trabajo genera un interés que arma grupos: el de la protesta y el de la fila de vehículos en medio de la ruta insultando. La pérdida del empleo no era una cuestión que generara grupos con la fuerza que los genera hoy. Esto es resultado de la experiencia histórica. En los 80 y 90 los desocupados no se agrupaban fácilmente. Avanzado los 90 los grupos empiezan a constituirse y recién en 2001, cuando la sociedad entendió que eso no sólo les pasaba a ellos, los reivindicó”, señaló Germain y agregó: “Existe aún un sector de la población bastante extenso que cree que no es legítimo el reclamo. Cree parte del discurso neoliberal que deslegitima el planteo diciendo que es una reivindicación particular partidaria y con intereses bastardos, subalternos y menores respecto de un gobierno que habla de diálogo y consenso. Pero también más de la mitad de la población tiene en claro que perder un trabajo es un problema general”.

Fomentar el odio

El titular del Sindicato Argentino de Docentes Privados Seccional Rosario (Sadop), Martín Lucero, asoció los incidentes en las protestas con el discurso del gobierno nacional. “Baja un discurso de odio, violencia y enfrentamiento. Eso fomenta que desde la sociedad la gente tenga actitudes violentas, de odio y enfrentamiento. En lugar de fomentar la convivencia y paz social, el gobierno incentiva la confrontación. Las declaraciones de funcionarios nacionales incitan a que la gente haga justicia por mano propia, a legitimar la violencia”, afirmó Lucero y achacó la responsabilidad al Estado.  “El único responsable de las víctimas en las protestas sociales es el gobierno nacional. Si muestran a la Policía pegar a los maestros, cómo un papá no le va a pegar a un maestro después”, enfatizó el dirigente gremial.

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