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El Ciudadano en los JJOO

La Villa Olímpica, un mundo dentro de otro mundo

En el corazón del Parque Olímpico hay ambiente de viaje de egresados. O de campus universitario. Es que los atletas que llegaron a Buenos Aires en busca de medallas inundan ganas de vivir experiencias y no paran de interactuar entre ellos. Conocé por dentro cómo es


Foto: Guillermo Buelga

Por Franco Albornoz – Desde Buenos Aires (Especial para El Ciudadano)

Los Juegos Olímpicos de la Juventud es la primera gran escala de un deportista que sueña con la gloria. Y en la Villa Olímpica hay ambiente de viaje de egresados. O de campus universitario. Es que los atletas que llegaron a Buenos Aires en busca de medallas inundan ganas de vivir experiencias y no paran de interactuar entre ellos. Un mundo dentro de otro mundo.

Foto: Guillermo Buelga

Ubicada en Villa Soldati, la Villa Olímpica cuenta con 32 torres, casi 1.200 departamentos y 7.000 camas, las cuales son habitadas por 4.012 atletas de entre 15 y 18 años, provenientes de 209 países. Además de los deportistas, allí también viven 800 voluntarios. Aunque la estrella del lugar es la zona internacional de recreación para deportistas, donde se desarrollan más de 30 actividades del Programa Educativo y Cultural propuestas por el Comité Olímpico Internacional.

Las medidas de seguridad en el ingreso son estrictas. Hay varios escáneres para revisar los bolsos y las mochilas. Una vez dentro lo primero que se escuchan son gritos, risas y música, y al fondo, se vislumbran los edificios que habitan los deportistas con las banderas de cada país colgada en los balcones.

Foto: Guillermo Buelga

En una canchita de fútbol, ubicada a pocos metros de la entrada, un australiano elude a un senegalés y saca un remate cruzado que se mete dentro del arco defendido por el improvisado arquero jordano. Mientras, un joven representante de Vanuatu mira atónito. Más atrás, integrantes del equipo de hockey masculino de Zambia bailan y cantan, mientras dos gimnastas rusas inmortalizan el momento con sus celulares.

Más atrás, China, Turquía y Brasil enfrentan a sus representantes en un duelo de metegol gigante. Y, el australiano Robert Ciccarelli, esgrimista, no oculta su alegría por ser parte de un evento único. “Es algo increíble poder estar aquí, es muy emocionante lo que voy a vivir y espero disfrutarlo y ganar”, dice a El Ciudadano, hasta que una integrante de la delegación de Holanda interrumpe la charla y chocan un dispositivo de contacto que ambos llevan colgado junto a la acreditación. De esa manera, los atletas intercambian nombre, apellido, nacionalidad, deporte, días en lo que compiten cada uno y hasta las redes sociales de cada uno.

Foto: Guillemro Buelga

“Es la primera vez que estoy en un evento de este tipo. Recién nos alojamos pero por lo que se ve es que hay muy buena onda y gente con ganas de pasar un buen rato. Así que tengo las mejores expectativas sobre lo que viene”, agrega la joven promesa de Australia.

Foto: Guillermo Buelga

El sol cae y ya es hora de volver a los departamentos. Pero el taekwondista argentino Ramiro Ravachino todavía no sale de su asombro. “No se puede explicar la diversidad cultural y las situaciones que se viven acá adentro. Y obvio es un orgullo llevar la bandera del país, que es algo que no hubiera podido hacer sin el apoyo de mi familia”, dice el joven en representación de los miles de adolescentes que por estas horas inundan de entusiasmo la Villa Olímpica.

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