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La UIA dice que también faltan los sustitutos del gas

El uso del gas licuado de petróleo para las garrafas hace que escasee el combustible para las industrias.

La escasez de garrafas impacta sobre el consumo domiciliario pero ya encontró un correlato en el sector industrial, donde comenzó a escasear el gas licuado de petróleo (GLP), clave para que muchas empresas puedan seguir produciendo.  Al menos así lo señalaron desde la Unión Industrial Argentina (UIA).

En los últimos años, decenas de fábricas hicieron importantes inversiones para utilizar el GLP como combustible alternativo en invierno, cuando les cortan total o parcialmente el suministro de gas natural.

Esa inversión les permitió seguir funcionando a pleno en las últimas semanas, cuando comenzaron las restricciones a los grandes consumidores. Pero la necesidad de destinar la mayor cantidad posible de GLP a las garrafas hizo que las productoras recortaran la oferta de ese combustible a granel, que es el que se usa para la industria, según publicó el diario La Nación.

Las industrias apuestan ahora a que la suba en la temperatura permitirá atenuar el problema. “Aunque lentamente, a medida que mejora la temperatura, se va restableciendo la presión a los caños de gas, hay empresas que todavía siguen complicadas porque, aunque hayan tomado precauciones, ahora falta el GLP”, explicó el jefe del departamento de Infraestructura de la UIA, Alberto Calsiano.

Calsiano consideró una “paradoja” que este hecho afecte justamente a las empresas que en su momento tomaron precauciones y realizaron inversiones para no tener que parar durante el invierno.

“Ford, por ejemplo, hace cuatro años tomó precauciones e invirtió entre 1,5 y 2 millones de dólares para operar con GLP y ahora tiene dificultades para conseguir el suministro”, dijo.

Similar es el caso de una importante industria alimenticia de la provincia de Buenos Aires. En 2008 montaron las instalaciones necesarias para poder utilizar el GLP y ahora tienen igual restricciones.

Aunque producir con GLP de por sí es más caro que con gas, la escasa oferta en el mercado lo tornó mucho más oneroso, hasta tal punto que algunos industriales hacen cuentas sobre si no les conviene parar la planta antes que pagar los nuevos precios.

En la Argentina, hay unos cuatro millones de usuarios de gas en garrafas (propano y butano), contra 7,5 millones que reciben gas (metano) por red.

Desde el Ministerio de Planificación ordenaron a las plantas separadoras de gas que volcaran todo el producto, incluidos el propano y el butano, a la red troncal de gas natural que va a los domicilios y a las industrias, lo que agravó la escacez de GLP.

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