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La soberbia de Román

Riquelme habló y volvió a mostrar sus “miserias”. Esas que todos los humanos tienen y que él deja al descubierto cada vez que cree ser más importante que el equipo. "Si yo estaba bien contra River, Boca hubiese ganado", dijo el volante.

Pese a su “paupérrimo” presente, Román sigue poniéndose por sobre sus compañeros.

Juan Román Riquelme es de esos futbolistas al que sus indudables e innegables condiciones les termina jugando una mala pasada, haciéndoles creer que son lo más importante, lo irremplazable y casi lo único valedero de un equipo. Y de lo que no se dan cuenta es que el fútbol es un deporte de conjunto. Que salvo llamarse Maradona, y hace varios años no juega más, no hay futbolista capaz de resolver sólo y llevar a un equipo al éxito.

Sí es cierto que hay jugadores que son determinantes en momentos y en equipos. Y Riquelme en Boca lo ha sido. Pero en tiempo pasado. Hoy, y hace casi dos años y medio ya no lo es más. Aunque parece no darse cuenta de eso.

Hizo de su renovación de contrato una novela de mil y un capítulos que terminó con final feliz para él por la “incómoda” situación política del club. El presidente Jorge Ameal no se atrevió a pagar costos políticos y ahora paga costos económicos, altísimos.

Esto que puede parecer un capricho arbitrario, tiene sus sustentos en los números. Que son irrefutables. Renovó su vínculo por tres años y cinco millones de dólares. Por ende, U$S 625.000 por cada uno de los semestres. Esto quiere decir que en estos seis meses donde jugó 135 minutos (90’ ante Argentinos y 45’ frente a River) cobrará US$ 4629 por minuto.

Esto ya quedó dicho: es responsabilidad de los directivos. Pero Riquelme en vez de aceptar su realidad, redobla la apuesta. Este momento de su carrera indica que desde Enero de 2008 a la fecha ha jugado con Boca en campeonatos de AFA tan sólo 58 partidos de 114. Con el agravante de que dicho promedio decae drásticamente en las dos últimas. En la 2009/10 jugó 18 de 38. Y en esta 2010/11, imaginando que actúe en los 19 encuentros del Clausura 2011, llegará a los 21.

Números irrefutables para alguien que ya no es lo que era y que no acepta su realidad. Por el contrario. Hoy en declaraciones televisivas a Fox Sports aseguró que con “él en cancha Boca hubiera ganado el superclásico”. Sin percatarse que él también es parte de la paupérrima realidad Xeneize desde hace dos años a esta parte.

Riquelme volvió a colocarse por sobre el equipo. Volvió a creer que es más importante que el resto de sus compañeros. Volvió a mostrar su costado más “miserable”. Ese que Boca le deja expresar en su máxima calidad, pero que le cerró las puertas en Europa.

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