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La radio, un invento que desde hace 92 años sigue en el aire

Desde “los locos de la azotea”, que hicieron la primera emisión en el país, este medio evolucionó con la tecnología: hoy existen nuevos modos de hacer y de escuchar radio a través de las múltiples herramientas que se ofrecen en la web


Por Silvana Comba y Edgardo Toledo – Universidad Nacional de Rosario (UNR)

El 27 de agosto de 2012 se cumplieron 92 años de la primera emisión de radio en nuestro país. La anécdota es conocida: el médico Enrique Telémaco Susini, junto a otros tres estudiantes, “los locos de la azotea”, como se los conocería luego, transmitieron en vivo desde el Teatro Coliseo la ópera Parsifal de Richard Wagner.

Acá un repaso breve de los primeros momentos de la radio basta para entender por qué este medio fue ganando un público cada vez más numeroso.

El 12 de octubre de 1922 la radio transmitía en vivo la asunción de Marcelo Torcuato de Alvear como presidente de la República. Al año siguiente, un 14 de septiembre, se producía la primera cobertura deportiva: la pelea entre Luis Ángel Firpo (el Torito de las Pampas) y Jack Dempsey desde el Polo Grounds de Nueva York. El fútbol no tardaría en llegar: en 1924 se transmitió el partido Argentina vs. Uruguay desde la cancha de Sportivo Barracas. Desde sus comienzos, la radio acompañó la vida cotidiana de la gente, sus pasiones, sus gustos, sus intereses, sus necesidades. Y casi un siglo después lo sigue haciendo.

La radio fue capaz de reinventarse a medida que la tecnología y el ritmo de las grandes ciudades fueron cambiando. Es el medio ideal que se lleva muy bien con los desplazamientos urbanos de los habitantes de la ciudad que la atraviesan, día a día, para trabajar y estudiar porque ahora también habita en los celulares, en los MP3 y en el auto. El mundo se mueve y la radio también. La movilidad contemporánea y las micropausas cotidianas que van marcando los itinerarios de miles de personas encuentran en la radio lo que necesitan. A veces, información decisiva sobre el tránsito; otras, buena música que anima la jornada. Y cuando es necesario, la radio se queda quieta y acompaña las tareas cotidianas en la casa, la oficina, la fábrica.

La comunicación digital es la que ha hecho posibles los nuevos modos de hacer y de escuchar radio. La web ofrece múltiples herramientas que permiten, por ejemplo, más capacidad de almacenamiento de audio, con refinados sistemas de búsqueda; bibliotecas de archivos, software para edición de sonido que amplían las posibilidades de experimentar en la posproducción y lograr contenidos innovadores.

Las posibilidades expresivas se incrementan con la combinación de diferentes lenguajes y narrativas. Un ejemplo son los podcasts, archivos de audio que cualquier usuario puede descargar y escuchar, en el momento que lo desee, en su celular, MP3, o computadora. Los contenidos son muy diversos, algunos se parecen a la radio tradicional e incluyen noticias, otros adoptan la forma de infodocumentales, también suele haber entrevistas o expertos que, guión mediante o de manera más improvisada, hablan sobre un tema. El productor del podcast puede ser un amateur que lo aloja en su blog y recibe comentarios de la comunidad que lo sigue. La web 2.0 proporciona aplicaciones gratuitas para producirlos, alojarlos y distribuirlos. La versión más extendida es que el término podcast deriva de combinar el nombre del glamoroso dispositivo iPod con el término broadcast.

Nuevo clima

El nuevo panorama también ha alentado la discusión en organizaciones que incluyen a la radio en proyectos culturales más amplios. En el documento de trabajo La radio popular y comunitaria en la era digital, elaborado por la Asociación Mundial de Radios Comunitarias, se plantean algunos posibles caminos a seguir. El estudio sugiere que las “radios tienen que hacer uso de los soportes digitales para hacer mejor lo que hacen (los teléfonos como unidades móviles, mensajes de texto e Internet para abrir nuevos canales de participación, mejor uso de internet como fuente… En la era digital no hay radio, televisión y prensa, sino audio, imágenes y texto. La radio tiene que reconocerlo y desarrollar sus capacidades. Tiene que ofrecer servicios y contenidos a través de todos los canales (internet, celulares, podcasts). Eso va a ser complicado. Habrá que desarrollar nuevas capacidades, nuevas formas de hacer publicidad, nuevas fuentes de ingreso.”

Los cambios estarían apuntando a una radio personal-móvil-global e interactiva. Es el caso de Radio Ambulante (http://radioambulante.org/es/Inicio), un programa de radio que cuenta historias latinoamericanas provenientes de todos los países de habla hispana, incluyendo Estados Unidos. Todos los episodios tienen un tema y varias historias relacionadas. Trabajan con una comunidad de cronistas de radio en distintas partes del continente, aprovechando los avances tecnológicos para producir, distribuir, e intercambiar historias. Los podcasts se pueden escuchar de manera gratuita en la página web, o desde una cuenta de Soundcloud. Desde la página, además, invitan a los usuarios a enviar propuestas para producir historias.

La radio aprendió, desde muy temprano, que su lenguaje expresivo debía, en forma y en contenido, aproximarse a los modos de habla y a la conversación cotidiana. La radio logró lo que es una precondición necesaria para todo producto cultural: que cualquier persona pueda acceder de manera significativa, sin ninguna dificultad y presentarse como si nos estuviera hablando a cada uno de nosotros.

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