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Semana clásica

La psicología puede ser vital


Cada clásico tiene su particularidad. Sabemos que en cualquier ciudad del país donde coexistan dos equipos habrá un clásico que jugar… Y también que ganar.

En la jerga futbolera se dice que los clásicos se ganan. Con esta frase se está sentenciando no sólo el deseo, sino muchas veces las consecuencias del resultado.

El Clásico rosarino está rotulado como el clásico más pasional del futbol argentino. La pasión es una forma de vivir el amor por esos colores, es el aspecto emocional y visceral de nuestro ser futbolero. Con esta realidad que se palpa en todo ámbito de esta ciudad. Las familias están marcadas con estas vivencias de cada clásico, pero es importante destacar que estos colores no impiden que surja el amor o la tolerancia en la mayoría de los casos.

Sabemos y hay datos que lamentablemente existieron y existen. Momentos de violencia e intolerancia a la hora de manifestar la pasión por cada club. Por suerte son los menos. Pero están y hay que educar a la población constantemente sobre el flagelo de la violencia en el futbol.

Pero volviendo a la vivencia adaptada y aceptable de los clásicos en nuestra ciudad, un capítulo especial es la vivencia del jugador. Ya que ellos son plenamente conscientes de las emociones que los clásicos desencadenan.

Entonces la psicología se hace más visible, y generalmente se dice que el clásico lo gana quien mejor esté de la cabeza. Hay algo de verdad en todo esto. La presión se hace sentir desde cualquier punto de la ciudad, los medios ya hablan del Clásico. Y las redes sociales comienzan con sus ‘memes’ a dar rienda suelta a esta linda locura del Clásico, siempre y cuando sea fuera de la violencia.

Entonces el jugador deberá mantener su ansiedad al margen y saber controlar sus emociones para poder tener un buen rendimiento deportivo. Los entrenadores saben que son mirados y recordados por estos partidos. Ningún dirigente quiere que en su gobierno se pierda un Clásico. Y así estamos, queriendo que el Clásico lo gane un solo equipo, el nuestro.

La realidad es que en el fútbol sólo hay tres resultados. Pero todos quieren uno solo: ganar. Será un momento mágico donde ese día la ciudad se paralice y los corazones latan más fuerte que de costumbre. Ese día en el cual todos están pendientes de un partido que divide a la ciudad.

Los planteles tendrán que trabajar ese factor que algunos esquivan, pero saben que es muy importante. El factor psicológico, el próximo domingo, tendrá un papel vital durante los novena minutos.

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