Economía

Tras la privatización de los 90

La provincia de Santa Fe quiere construir el “banco público del siglo XXI”

El gobernador presentó un proyecto para crear un banco público que apueste a la promoción del desarrollo y que apoye al sector productivo y a las economías regionales. “Queremos recuperar un instrumento que apunte al crecimiento de la provincia”, indicó Lifschitz


Lifschitz explicó que se trata de “una concepción más moderna, vinculada a los sectores productivos, un banco público de gestión estatal o de gestión mixta".

Santa Fe apuesta a tener su propio banco público, veinte años después de la venta del Banco Provincial. Este martes, el gobernador Miguel Lifschitz presentó el proyecto del Sistema Financiero de la Provincia, iniciativa a través de la cual se busca constituir una entidad financiera para impulsar el sistema productivo santafesino. En ese marco, se propone la creación del Banco Santafesino de Inversión y Desarrollo. Según Lifschitz, será “un banco público del siglo XXI”.

La herramienta propuesta por el gobierno de la provincia tiene por objetivo apuntalar al desarrollo del sector productivo y de las economías regionales. “Estamos recuperando el protagonismo del gobierno y del Estado provincial en la promoción del desarrollo y en el apoyo al sector productivo y a las economías regionales”, sostuvo el gobernador.

Junto a los ministros de Economía Gonzalo Saglione y de la Producción Alicia Ciciliani, en un acto realizado en Casa de Gobierno, Lifschitz presentó tres proyectos:

n La creación de un Fondo de Garantía que funcionará bajo el control del Estado provincial para posibilitar el acceso al financiamiento, a menor costo, a empresas y productores santafesinos.

n La conformación de un fideicomiso productivo llamado Santa Fe Produce con capacidad de financiamiento a partir del presupuesto provincial, de aportes nacionales, del mercado de capitales, del sector privado y de agencias internacionales, orientado a los sectores con dificultades para el acceso al crédito a costos razonables.

n La creación de un banco público provincial desde el cual el Estado pueda construir un sistema de referencias que sirva para el resto del mercado financiero. Se llamará Banco Santafesino de Inversión y Desarrollo y, según Lifschitz, operará con las tecnologías más modernas y con una estructura de personal “muy pequeña”.

Para concretar ese último punto, que le permitirá a la provincia recuperar su herramienta financiera dilapidada en la década del 90, el gobierno enviará a la Legislatura un proyecto de ley en el que se plantea el esquema general de la entidad. A partir de allí se abre un plazo de 180 días durante el cual el Estado definirá la estructura, el funcionamiento de la entidad y la composición de su capital.

Una vez sancionada la ley, se requiere autorización del Banco Central para que pueda empezar a funcionar. “Cuando esta entidad empiece a operar –explicó el gobernador–, recibirá los depósitos judiciales de toda la provincia (salvo de la ciudad de Rosario, que fueron adjudicados al Banco Municipal), que van a pasar a formar parte de la cartera de depósitos de esta entidad”.

 

El agente financiero

La creación de un banco público permitirá movilizar el ahorro de las empresas y de la ciudadanía –también las finanzas públicas– hacia un proceso de inversión que abarque a toda la economía provincial, con énfasis en las regiones que más lo requieren. Para ello, el proyecto propone diseñar instrumentos para atender demandas de distintos sectores productivos santafesinos y responder a problemáticas estructurales y coyunturales; brindar herramientas a los gobiernos locales; y mejorar los estándares para el acceso al sistema financiero de todos los sectores de la población y de la producción.

El envío de los proyectos a la Legislatura se da en medio del proceso de renovación del actual agente financiero de la provincia, el Nuevo Banco de Santa Fe. Según el gobernador, la idea es que se incluya dentro del pliego de licitación el fideicomiso propuesto en el marco del Sistema Financiero de la Provincia.

El ministro Saglione recordó que “uno de los problemas que arrastra la economía santafesina, desde hace varios años, es no contar con una herramienta financiera de acompañamiento a los sectores productivos, ya sea para el financiamiento de su capital de trabajo o de sus inversiones”.

El contrato de vinculación que el gobierno de la provincia tiene con el Nuevo Banco de Santa Fe, en su rol de agente financiero, vence el 1° de julio (había sido prorrogado por cinco años en 2014). “Estamos llamando nuevamente a licitación para la contratación de ese servicio, pero a su vez lo presentamos conjuntamente con dos proyectos de ley: por un lado la creación de un banco público orientado al financiamiento para el desarrollo productivo; y un segundo proyecto que combina dos instrumentos: un fideicomiso productivo que tenga un fondeo vinculado al contrato con el agente financiero y la creación de un fondo de garantías para que las pymes que no pueden acceder en forma directa por no contar con las garantías que el sistema bancario exige, puedan disponer de esas garantías a través del Estado provincial”, indicó Saglione.

El proyecto de ley establece que en un plazo máximo de 180 días se eleve a tratamiento legislativo el estatuto de la nueva entidad bancaria, en la que la provincia deberá tener al menos el 51% de las acciones. Según el ministro de Economía, “se deberán evaluar cuáles son las alternativas posibles y cómo integrarse con otras entidades financieras ya existentes, pero en todos los casos, garantizando que el dominio de las decisiones del directorio está en manos del gobierno provincial”.

El pliego de la nueva licitación se publicará en los próximos días y a finales de marzo se abrirán las ofertas. Si bien se repetirá el esquema de la contratación anterior, se incorporan además requisitos para mejorar la presencia territorial, ya sea del nuevo banco o de la entidad que resulte ganadora, para que los santafesinos tengan una mayor cantidad de sucursales, mayor cantidad de cajeros automáticos y que más localidades estén atendidas de manera directa por el agente financiero de la provincia.

“Un primer paso tras la ola privatizadora”

La venta del Banco Provincial, proceso que comenzó en 1996 y se terminó de concretar en 1998, hizo que Santa Fe perdiera su instrumento de financiamiento estratégico. El contrato de la provincia con el Nuevo Banco de Santa Fe, como agente financiero, vence el 1° de julio de este año. Desde el gobierno entienden que se abre una oportunidad para diseñar un sistema financiero público.

La intención del gobierno no es estatizar el actual agente financiero sino crear una nueva entidad que se complemente con las funciones que cumple el Nuevo Banco de Santa Fe. “Seguramente habrá posiciones extremas sobre por qué no se estatiza el Banco de Santa Fe o se vuelve a crear el Banco Provincial”, admitió Lifschitz. “Nosotros creemos en una propuesta realista, factible, lo cual no quiere decir que en etapas posteriores se puedan agregar otras funciones o servicios a esta estructura pública”, agregó.

“Esto nos parece que es un primer paso muy importante, inédito en la Argentina, porque después de la ola privatizadora de los 90, muchas provincias pudieron retener sus organismos financieros en manos del Estado, pero las que lo perdieron no han hecho ningún intento por recuperarlo. Pero tenemos que pensarlo como un modelo del siglo XXI, un banco moderno para el desarrollo de la provincia”, concluyó el gobernador.

El proceso previo a la venta del Banco Provincial, que salpica al candidato del PJ Omar Perotti –funcionario del gobierno de Jorge Obeid entre 1995 y 1999–, incluyó irregularidades varias, entre ellas un orquestado proceso de vaciamiento a través de préstamos que la entidad otorgaba a personas y empresas sin respaldo.

Para poder vender el banco, el Estado debió encarar un proceso de saneamiento que recién se completó en 2010 y que demandó más de mil millones de dólares de las arcas públicas provinciales.

Los hermanos Carlos y José Rohm –que luego terminarían condenados por lavado de dinero– compraron el Banco Provincial por 57 millones de dólares a través del Banco General de Negocios. Los Rohm fueron acusados por blanqueo en 2002 y finalmente el Nuevo Banco de Santa Fe quedó en manos del Grupo Petersen, controlado por Enrique Eskenazi.

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