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La proveeduría del planeta

Empresarios de la industria alimentaria prevén que para 2020 la Argentina estará en condiciones de dar de comer a 650 millones de personas, que serán el 10 por ciento de la población mundial.


Las industrias alimenticias argentinas apuestan a consolidarse como uno de los sectores de mayor crecimiento en materia de exportaciones, de manera de satisfacer casi el 10 por ciento de la demanda mundial de alimentos prevista para 2020.

Según estimaciones del sector público y privado, Argentina tendrá para 2020 una capacidad de producción que permitirá brindar alimentos a más de 650 millones de personas, equivalente a alrededor del 10 por ciento de la población mundial.

Esta cifras fueron difundidas a mediados de la semana pasada, en el marco de la primera jornada organizada por la Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (Copal), en la que se abordaron los desafíos y las distintas problemáticas del sector para consolidar el rol de exportador de alimentos a nivel mundial que hoy exhibe.

El año pasado, las exportaciones de alimentos y bebidas batieron un récord de facturación de 29.000 millones de dólares, con un total de 186 destinos.

De la producción total del sector, el 40 por ciento se destina a exportación y el 60 restante va al mercado interno.

Durante su discurso de cierre de las jornadas, el titular de la Copal, Daniel Funes de Rioja, destacó la necesidad de “instrumentos que faciliten los procesos de inversión” con miras a alcanzar las metas del 2020.

El directivo explicó que “el sector está trabajando a más del 75 por ciento de su capacidad instalada, con un nivel de ocupación de trabajo directo de 500.000 empleos e indirectos de 1.200.000, y en ese contexto, una fuerte presencia regional y de las pymes”.

Funes de Rioja señaló que ante esta situación “la industria tiene el desafío de profundizar el valor agregado en origen y alcanzar esas metas productivas”.

Desde la Copal señalaron que tanto la crisis internacional que afecta principalmente a Europa, un destino importante de los productos alimenticios nacionales, como los aumentos de los costos pueden repercutir en el nivel de competitividad respecto a otros mercados.

Respecto a los reclamos salariales que existen en el sector, de entre 30 y 40 por ciento, Funes de Rioja dijo que existen “reivindicaciones laborales que no acompañan los niveles de productividad”.

Otro de los aspectos señalados durante la jornada, que transcurrió el miércoles pasado en el hotel Four Seasons de la Capital Federal, fue el rol de las pymes.

Según explicaron desde la Copal, la presencia de las pequeñas y medianas empresas en el sector es muy importante.

Funes de Rioja destacó que “las pymes han demostrado su capacidad de crecimiento en los últimos años y debe acompañarse activamente su desarrollo y evolución con facilidades para la inversión”.

El directivo explicó que este sector “enfrenta obstáculos para el acceso al financiamiento y a los mercados internacionales, además de ser más vulnerable a las barreras no arancelarias, que incrementan los costos de transacción y pueden generar un estancamiento de su actividad”.

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