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La producción cordobesa “El siervo inútil” transita el mundo de la corrupción inmobiliaria

La ópera prima de Fernando Lacolla que se estrenó el pasado jueves en las salas de todo el país “trata sobre la inutilidad de muchas acciones en la vida. El protagonista es un antihéroe que no mide las consecuencias de sus acciones”, adelantó el realizador


La producción cordobesa El siervo inútil, la ópera prima de Fernando Lacolla que se estrenó el pasado jueves en las salas de todo el país, explora en clave de thriller las desventuras de un empleado inmobiliario que debe gestionar para destrabar el avance de una obra y se contacta con un diputado corrupto que lo usa como testaferro.

Protagonizada por Federico Liss, Víctor López, Rubén Gattino, Axel Prato y Pola Halaban, la película de 74 minutos de duración atraviesa el barro de la corrupción a través de climas bien logrados y con dosis de tensión.

“La parábola bíblica de El siervo inútil fue un disparador para la construcción de la historia. La película trata sobre la inutilidad de muchas de nuestras acciones en la vida. El protagonista es un antihéroe que no mide las consecuencias de sus acciones”, dijo Lacolla a Télam.

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El director agregó: “Sentí la necesidad de filmar una historia que entrelaza algunas desigualdades de nuestra época. Era muy importante la elección de los lugares donde transcurre la película y lo que simbolizan en nuestro país el ferrocarril abandonado y el campo”.

“La idea inicial surge con la imagen de un hombre saliendo bastante averiado de un campo, y me crucé con la parábola de El siervo inútil, que la leí y me pareció muy descabellada y pertinente para este tema. Y me surgió la película”, reveló el director.

Y sobre cómo se relacionó con las particulares locaciones de la propuesta, apuntó: “Los terrenos abandonados del ferrocarril en Córdoba son vestigios de lo que alguna vez fue y me interesaba contrastar eso con el campo y, dentro de este universo, las desigualdades de mi propio lugar. Elegí que transcurra en este tipo de lugares porque veía que siempre se hacen muchas inversiones o negocios muy rentables para alguna parte de la población, pero estos lugares que están en pleno centro de Córdoba no se recuperan para un uso más útil. Entonces eso me despertó una intriga, un interés y me parecía interesante utilizar esos lugares abandonados, donde la gente que no tiene recursos se refugia y cómo eso entra en un juego de intereses luego”.

El protagonista de esta historia es para Lacolla definitivamente un “antihéroe”, alguien que no se da cuenta de las cosas y que no mide las consecuencias de sus actos. “Eso tenía que ver con la parábola. Y es también un tipo que deambula, extraviado entre la ciudad y el campo, víctima de su propia ambición. Un poco pensaba eso a la hora de construir el personaje”, dijo el realizador y puntualizó en una de las principales complicaciones del rodaje: “Lo más difícil fue que la filmamos durante la pandemia, estábamos con barbijos, se nos caían las locaciones y a veces los actores, por contagio de covid. Fue muy difícil llevar adelante el rodaje en este contexto, un desafío que no me esperaba, si bien estaba cumpliendo el sueño de filmar mi ópera prima. Tuvimos que batallar contra esta circunstancia que nos tocó vivir a todos y que en un momento fue tan terrible”.

Solida y orgánica

“Me gustan mucho los hermanos Coen”, confeso Lacolla. “Esas atmósferas me interesaban desde el punto de vista de la referencia y también de lo que intentamos a nivel de puesta de cámara, que no fue nada sencillo. Están muy cuidados todos los elementos: la fotografía, la iluminación, el encuadre, el sonido, la música original. Teníamos pensado que sea orgánica la película”, contó sobre el film, una producción que definió como dueña de “algo sólido y orgánico, que se nota”. “Y eso, quizá, el que la ve por primera vez no lo tiene tan en cuenta, pero tiene mucho trabajo atrás. Tiene un gran trabajo sonoro, donde se trabajó muchísimo. La postproducción también, tiene mucho trabajo en montaje. La música original. Me gustó mucho llevar adelante un ópera prima así, con ese nivel de trabajo en la postproducción. Fue muy difícil pero a la vez muy gratificante ver el resultado después”.

“Estoy muy contento y feliz. Es una película bastante grande para las condiciones que teníamos, pero también es una apuesta nuestra de poder hacer algo visualmente potente para quien va al cine con pantalla grande. Sobre todo ahora con tanta difusión a partir de haber entrado al Bafici a la competencia argentina, donde tuvo una buena recepción del público, que fue contagioso y muy importante para la película”, concluyó Lacolla.

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