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tiros en zona sur

“La Policía le plantó el arma”


“A mi hermano la Policía le plantó el arma”, dijo a El Ciudadano Germán, el hermano mayor de David Ezequiel Campos, el joven de 28 años que terminó muerto a tiros, junto con su amigo, después de una persecución policial el viernes al mediodía. La versión oficial indicó que se trató de un enfrentamiento. El fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos, Adrián Spelta, ordenó un dermotest de barrido electrónico para determinar si los jóvenes dispararon desde el interior del vehículo. Según el fiscal, había dos armas, dentro del auto: un revólver y una pistola 9 milímetros. Hoy, a las 9.30, Spelta se reunirá con los familiares para brindarles detalles de la investigación.

“Fui hasta el lugar y no hay disparos alrededor. No hay marcas sobre el árbol con el que chocó el auto, ni sobre el piso. Están todas sobre el auto”, contó Germán, y aseguró que el fiscal le dijo que no hubo disparos desde el interior del vehículo hacia fuera. “Uno de los policías se reincorporó hace tres meses después de una licencia psiquiátrica. No le pueden dar un arma entonces”, cuestionó.

El hermano contó que hoy se presentará en la sede de Fiscalía junto con sus abogados para pedir detalles de la causa.

Un pibe tranquilo

“Cobró el aguinaldo, se fue de joda y volvió muerto”, dijo Germán, sobre lo ocurrido el viernes al mediodía en Callao al 5700.

Según contó, David era un pibe tranquilo, sin antecedentes. Tenía 28 años y era el penúltimo de cuatro hermanos. Tenía novia y vivía con sus padres y su hermano menor. De lunes a viernes trabajaba en una fábrica metalúrgica de Villa Gobernador Gálvez, y en los tiempos libres jugaba al fútbol con sus amigos. Hacía dos meses, habían salido campeones con su equipo en una Liga de Baigorria. “Estaba contento porque habían entrenado mucho. Mi hermano era amoroso y solidario. Siempre estaba para los que lo necesitaban”, contó Germán.

A Alejandro, el hombre de 32 años que manejaba el auto y recibió al menos tres disparos, lo había conocido hace 10 años en otra fábrica metalúrgica donde trabajaban juntos. El día de la persecución, se encontraron y fueron a bailar. David había cobrado el aguinaldo, dijo su hermano, y tenía ganas de salir a festejar. Cuando volvían del boliche, una moto negra se acercó al vehículo. En un control de rutina en la esquina de Grandoli y Gutiérrez, comenzó la persecución. En apariencia los jóvenes no se detuvieron y una patrulla del Comando Radioeléctrico y agentes de la Policía Motorizada los siguieron hasta Villa Gobernador Gálvez. La carrera llevó a los vehículos de regreso a Rosario y en Callao al 5700, entre Arijón y Cazadores, el auto chocó contra un camión y a mitad de cuadra contra otro auto. Como consecuencia de la colisión, los airbags se abrieron y ahí, siempre según la Policía, tuvo lugar un intercambio de disparos. Los vecinos dijeron haber escuchado muchos tiros y que la Policía llegó y empezó a disparar contra el vehículo.

“Hay una denuncia al 911 que alertó que la moto lo estaba siguiendo. Quiero que esa moto aparezca. La gente me contó que el auto tiene un boquete del lado del acompañante. Es del disparo de la moto. Capaz mi hermano ya estaba herido mientras lo perseguían”, contó Germán y agregó: “Los policías les dispararon a quemarropa. Me van a explicar por qué mataron a mi hermano. Me destrozaron la familia. Voy a luchar para que se haga justicia”.

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