Ciudad

Sin solución

La polémica sobre bares culturales no tiene fin

El dueño del sitio clausurado esta semana pidió que regulen por fin el rubro.


“La cultura no se clausura. No tenemos figura que nos reconozca como espacios culturales. Nos prohíben escuchar música después de las 2 de la madrugada, no nos permiten bailar, nos acusan de cambiar el rubro. Nos persiguen por ser independientes y expresarnos libremente. Ponen excusas a vecinos y nos tratan de nocturnidad. Dan vueltas para no aprobar la ordenanza que presentamos de Club Social y Cultural. Se jactan de ser ciudad cultural sin cultura independiente. Hoy nos clausuraron y no somos los únicos. Somos un espacio cultural que hace cuatro años apoyamos la cultura rosarina. Pasan alrededor de 50 artistas locales por mes en nuestro propio espacio; la mayoría sin apoyo municipal para poder expresarse. Somos cultura y no tergiversamos ningún rubro, acá se respira arte y pueden ser ustedes mismos”, así se expresó, con bronca, Sebastián Mattheus, a cargo del espacio cultural Kika ubicado en Urquiza 1580, que fue clausurado el martes pasado por tener a los concurrentes del lugar bailando.

El problema que tienen este tipo de espacios culturales es la falta de denominación específica de su rubro, y desde hace dos años buscan que se contemple una nueva ordenanza: “Club Social y Cultural”.

En ese sentido, el Espacio Cultural Unido de Rosario (Ecur) –integrado por Distrito 7, Kika, Centro Cultural El Espiral, Olimpo, La Chamuyera, La Muestra, La Peruta y La Trunca, entre otros espacios– hace dos años piden que se contemple un proyecto de ordenanza para crear la figura de Club Social y Cultural que los ampare. La ya remanida regulación de la actividad nocturna, discusión postergada en el Palacio Vasallo.

Mattheus indicó a El Ciudadano que el espacio cultural Kika hace cuatro años que está en Rosario brindando actividades culturales como teatro, música en vivo, danzas y demás actividades artísticas. “Venimos teniendo varias reuniones para plantear una nueva ordenanza que nos ampare, nos proteja y nos tomen en cuenta. El proyecto de ordenanza se llama Club Social y Cultural, que nos permite a los espacios culturales que difundamos la cultura local rosarina, realizar nuestras actividades libremente, siempre respetando las normas. No somos bares, ni bolicheros”, detalló.

Mattheus remarcó que Kika, además de ser un espacio cultural, es un lugar que apoya la diversidad sexual y el colectivo LGTB, movimiento social y político que pretende conseguir la normalización social y la equiparación de derechos de homosexuales, transexuales y bisexuales con los heterosexuales.

“Planteamos que nosotros tengamos una agenda cultural y poder desarrollar nuestras actividades, incluso el baile que está en tela de juicio. No ser reprimidos sino que pueda ser dado como cualquier otra exposición artística, siempre cumpliendo con la capacidad del lugar y las normas de seguridad vigente, en eso estamos de acuerdo”, concluyó Mattheus.

Paciencia

En la apertura de las sesiones del Concejo del jueves pasado, miembros del Ecur se manifestaron para que la ordenanza que regula la actividad nocturna sea tratada. También se reunieron con la comisión de Cultura, a cargo de la concejala del Frente para la Victoria (FPV) Marina Magnani.

En ese sentido, los espacios culturales deberán esperar a que esa mesa de trabajo despache un dictamen favorable y lo envíe a la comisión de Gobierno, para que luego pueda debatirse en el recinto de sesiones.

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