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La pobreza crece en Ludueña

Unas 15 personas oriundas de Chaco se instalaron en el barrio en busca de ayuda social. En el comedor de Felipe Moré al 700 hacen lo que pueden y piden colaboración de autoridades y vecinos.

Los comedores comunitarios de la ciudad padecen la crisis con la demanda, no sólo de los vecinos de todos los días sino también por la omisión de autoridades de provincias aledañas. En el comedor del grupo Unidos Solidarios, de Felipe Moré 763, hace unos días arribaron tres familias oriundas de Chaco en busca de ayuda. Hoy estas 15 personas están a la espera de alimentos, en especial para los más chicos.

Mary y Myriam Fiaira son las encargadas de ayudar a estas personas. Ellas llevan unos ocho años trabajando en el grupo Unidos Solidarios, en conjunto con los vecinos del barrio y de aquellos chicos que habían caído en situaciones de drogas y delincuencia.

Desde hace siete años un grupo de vecinos trabaja y concurre al comedor de Felipe Moré 763, mientras que otros reciben la copa de leche en Camilo Aldao y García Manzo. La iniciativa surgió del preocupante número de jóvenes con problemas de drogas, delincuencia, y desocupación. “Vimos a nuestros jóvenes del barrio casi perdidos y decidimos hablar con ellos, como padres, en vez de vecinos preocupados, y muchos salieron, y otros están saliendo adelante en este proyecto solidario”, comentó a El Ciudadano Mary Fiaria, la responsable de ambos espacios del barrio Ludueña y del trabajo que están realizando los vecinos para sus propios pares.

Tanto al comedor como a recibir la copa de leche van niños y abuelos. Incluso, debido a la temprana paternidad de muchos de los jóvenes “rescatados”, como aseguró Mary, hoy llevan a sus hijos a recibir el alimento diario entre las 156 raciones del comedor y la misma cifra en la copa de leche. Pero desde hace unas semanas esa lista (que solía extenderse por el simple hecho de que la demanda en el barrio crece y Mary no podía dejar a sus vecinos sin comida) aumentó considerablemente ante la llegada de 15 personas de Chacho. “Estas familias vieron que no podían subsistir en su provincia y llegaron a Rosario con lo poco que tenían, ahora están dependiendo de nuestra ayuda. Gracias a Dios la gente, a pesar de sus propias necesidades, ayudó con algo de comida, ropa y algún que otro colchón que no usaba”, comentó Mary.

“Por lo que supimos, vinieron a visitar a unos familiares, que también viven en el barrio, y como no tienen «nada que perder» y la asistencia médica y social en Chaco les quedaba muy lejos de donde estaban, se quedaron en Rosario. Me da mucha lástima ver a esos chiquitos sin nada que comer, así que hacemos lo que podemos y estiramos las raciones de comida para ellos también”, agregó.

La encargada de la copa de leche y el comedor de Ludueña comentó que en el comedor sólo entregan comida los sábados y lo hacen por ración doble, para que el domingo los vecinos también tengan un plato de alimento en la mesa. Quien pueda colaborar puede hacerlo comunicándose al teléfono 4568120. “Como se supo que todos los comedores no podemos tener la entrega de raciones el mismo día, coordinamos con otro centro comunitario que entregan los jueves y viernes y otro los lunes y martes”, explicó.

En tanto, la copa de leche en la zona se entrega en un espacio durante la mañana y en otro durante la tarde, para no superponer la demanda.

Como la gran mayoría de estos espacios, Mary lamenta que cada vez la demanda sea mayor, dada las consecuencias de la crisis financiera, y que la ayuda que proviene del gobierno provincial sea tan escueta. Paralelamente, la mujer confesó: “Nunca respetan la lista de beneficiados de las porciones de alimento, porque siempre hay más gente. No puedo dejar a viejitos y chicos sin comida, hacemos lo que podemos y nunca alcanza la ayuda que recibimos”.

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