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La Plaza Cívica, ese espacio público que volvió a cerrarse

El predio había sido recuperado con fines culturales. Hoy se convirtió en un simple estacionamiento.

Desde su inauguración, el 28 de octubre de 2005 y hasta noviembre de 2007, momento en que Hermes Binner asume el gobierno provincial, la Plaza Cívica de la Sede local de Gobernación fue de a poco convirtiéndose en un espacio de referencia para la cultura rosarina. Creada bajo la gestión de Jorge Obeid con el objetivo de abrir un espacio que históricamente estuvo vedado al público, su emplazamiento fue escenario de muestras plásticas de destacados artistas rosarinos, se proyectaron películas, actuaron diversas compañías teatrales y se desarrollaron espectáculos musicales de todos los géneros. Pero desde hace algo más de dos años, las cosas han cambiado.

En concreto, hoy se han dejado de programar actividades y basta sólo transitar por la zona para comprobar que los murales instalados se encuentran en sumo estado de deterioro, las puertas de ingreso (básicamente las laterales, que tiene acceso por las calles Dorrego y Moreno) se hallan cerradas durante buena parte de los días hábiles y directamente clausuradas los fines de semana, y que una parte del interior es utilizada como playa de estacionamiento. “Yo creo que la plaza ha sido dejada de lado porque tanto el lugar como las actividades que allí se realizaban están identificadas con el gobierno anterior. No creo que sea por una cuestión ideológica, es un asunto político y excede a la Secretaría de Cultura. Viene de más arriba”, sostuvo en diálogo con este medio Jorge Llonch, quien en octubre de 2005 estaba al frente de la Secretaría de Cultura de la provincia y fue el encargado de llevar adelante todo el proyecto.

La historia de un cambio

La apertura de la Plaza Cívica fue uno de los proyectos en materia cultural más importantes de la gestión Obeid. El plan conjugó la apertura de un espacio históricamente vedado al rosarino y el rescate de la memoria. Para llevarlo a cabo se demolió la vieja Alcaidía y se mantuvo en pie la Torre de las Mangueras, antigua sede de los Bomberos.

“El objetivo fue crear un espacio cultural al estilo de lo que  se hizo en Berlín con los sitios donde habían actuado y torturado los nazis o lo que están proyectando las Madres de Plaza de Mayo en la Escuela Mecánica de la Armada (Esma). Se buscó que ese espacio no quede cerrado. Y que además pueda verse como era y qué es lo que pasó allí adentro”, explicó Llonch.      

Desde su inauguración, la Plaza Cívica fue escenario de muestras plásticas de destacados artistas rosarinos y llegó a tener una organización que permitió brindar distintos tipos de espectáculos durante todos los fines de semana. En rigor, los domingos se proyectaban películas, todos los viernes  actuaban diversas compañías teatrales y los sábados  se desarrollaron espectáculos musicales de todos los géneros, con una respuesta de público que en muchos casos llegó a ser masiva. Según Llonch, fueron muchas las jornadas musicales donde llegaron a congregarse alrededor de 3 mil personas.    

También, cuando no se presentaban espectáculos, el espacio servía como lugar de recreo y conocimiento de la historia de Rosario, teniendo en cuenta además la tarea de rescate, que junto a organismos de derechos humanos se realizó de áreas que fueron centros clandestinos de detención en la última dictadura militar.

De mezquindades políticas

Lo cierto es que por estas horas las postales han cambiado en la Plaza Cívica.  Cualquiera que hoy transite por la zona del histórico inmueble no tardará demasiado en percibir que ese espacio ha vuelto  a ser prácticamente privado a la ciudadanía o, al menos, ya no se realizan actividades que acerquen al lugar una aceptable cantidad de público, como sucediera otrora. 

Si bien no lo plantea en esos términos, para Llonch el hecho forma parte de las mezquindades propias en que suele incurrir la política.

“Yo creo que ha sido dejado de lado porque tanto el lugar como las actividades que allí se realizaban están identificadas con el gobierno anterior. No creo que sea por una cuestión ideológica, es un tema político y excede a la Secretaría de Cultura. Viene de más arriba”, explicó el ex funcionario que formó parte de la segunda administración del justicialista Jorge Obeid, para  luego agregar: “He leído, por ejemplo, varias cartas de lectores en medios donde es mucha la gente que se lamenta por la situación. Este era un lugar de la gente y se ha perdido.  De hecho, tuvo la venía de todas las organizaciones de derechos humanos, algo que no es fácil”.

Para comprender la cuestión, Llonch aportó un ejemplo, pero de una situación inversa a la mencionada. Hizo referencia a la experiencia del actual cine público El Cairo. “Si bien la ley que permitió expropiarlo la impulsamos nosotros, luego el proyecto se llevó adelante con normalidad porque todavía no estaba terminado. Y al no estar referenciado con nuestra gestión, ahí la situación fue distinta”, analizó el ex funcionario. 

En tanto, ayer este medio pudo comunicarse con el secretario general del Ministerio de Innovación y Cultura de de la provincia, Marcelo Romeu, quien expresó que la Plaza Cívica depende del Ministerio de Gobierno y Reforma del Estado, que encabeza Antonio Bonfatti.

Sin embargo, una fuente de la cartera política consultada ayer por este diario aseguró que al margen de la cuestión edilicia, las actividades que allí se realizan se encuentran bajo el ala de Innovación y Cultura, que lleva adelante Chiqui González.

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