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Zoom a la intimidad

La plataforma de videoconferencias catapultada por la cuarentena es otro peligro

Creció exponencialmente al compás del avance de la pandemia y las medidas de aislamiento para contener contagios y duplicó su valor bursátil. Recoge datos inimaginables sobre anfitriones e invitados. Es permeable a los hackers y los intrusos se cuelan: hubo un caso grave en una escuela de Noruega


Zoom es la plataforma para videoconferencias que estalló con el teletrabajo y la educación virtual, imposiciones de la cuarentena. Sin embargo, como otras pero más aún, accede a datos de los usuarios directos y de quienes comparten con ellos las comunicaciones. La masa de información privada que acumula es de temer: la aplicación superó los 12 millones de usuarios activos mensuales, un aumento del 21% desde fines de 2019. Además, se reportaron agujeros de seguridad que la hacen vulnerables a los hackers.

En un contexto de pandemia global, el aislamiento social es un imperativo y el teletrabajo y la educación a distancia se dispararon. Las empresas, las escuelas y las universidades intentan seguir funcionando desde la virtualidad. Por eso, las plataformas dedicadas a las videoconferencias se convirtieron en herramientas esenciales. No sin riesgos.

Una de las plataformas de videoconferencia que se puso de moda es Zoom. Un software disponible para todo público desde 2013, pero que este año se expandió al compás de la pandemia de coronavirus covid-19 y las medidas de aislamiento dictadas para ralentizar los contagios.

La aplicación ofrece grabar las videollamadas, transcribir automáticamente el audio y cambiar el fondo que tiene detrás un orador.

El problema es que Zoom presenta graves problemas de seguridad que ponen en riesgo los datos personales y la privacidad de sus usuarios. La plataforma recopila sus datos personales y la IP (dirección única de identidad) de las computadoras que se conectan. También accede la perfil de Facebook de los que intervienen, e incluso le avisa a esa red social si un usuario no tiene cuenta allí.

Una plataforma que se pone la gorra

Por si faltara algo, Zoom registra los sitios que el usuario tiene abiertos y los programas que utiliza mientras participa de una videoconferencia. De todos: también de los compañeros de trabajo, los amigos, los estudiantes que acceden a las clases virtuales. Recopila sus nombres, direcciones de correo electrónico, números de teléfono, cargos en la empresa. Y la lista sigue hasta donde dé la imaginación, porque a través de lo anterior puede reconstruir perfiles de consumo, horarios, intereses personales, rutinas de navegación.

Es más, también le ofrece al anfitrión la opción de hacer un seguimiento de atención de los participantes: saber si en paralelo con la videoconferencia tienen abiertos otros sitios, aplicaciones de juegos, si intercambian mensajes por otras aplicaciones, si tienen lapsos de inactividad en su computadora, entre otras acciones.

La plataforma es un chupadero de información sensible de todos los que intervienen. Y eso, en estos tiempos, es poder. Un poder del que el usuario no tiene consciencia, o la tiene parcial. Pero, además, esos datos ni siquiera están seguros dentro del entorno de la aplicación: en los últimos días, hubo reportes de fallas de seguridad, con lo que existe el riesgo de que terceros, mediante el hackeo, accedan a ese banco de patrones privados, direcciones, ubicaciones, edades para cualquier fin.

Intrusos en trabajos y hasta escuelas

Muchos usuarios de Zoom se quejaron porque terceros no invitados irrumpen en sus videoconferencias y utilizan la función de compartir pantalla para molestar con videos e imágenes agresivas, que van desde violencia a pornografía, según publicó el portal especializado Techcrunch. Y cuando  intentaron bloquear al intruso, éste volvía a ingresar con un nuevo nombre.

Es que al compartir públicamente los enlaces a reuniones en Zoom, los mismos pueden ser descubiertos por trolls en las redes sociales y a partir de ahí ingresar. Quienes compartan el enlace de una videoconferencia que pueda llegar a manos de un tercero no deseado deberá asegurarse de cambiar la opción de compartir pantalla para que sólo lo haga el anfitrión.

Zoom, después de las quejas, publicó recomendaciones para prevenir este tipo de incidentes y  asegurar clases virtuales que utilicen esta herramienta.

Recientemente se conoció que una escuela en Noruega dejó de utilizar video llamadas luego de que un hombre desnudo ingresó a una video llamada luego de encontrar el enlace o ID para acceder a la misma, publicó Techcrunch. Sin embargo, en esta oportunidad la plataforma utilizada era Whereby.

Una de las pocas ganadoras en la pandemia

Según el portal de The Guardian, Zoom pasó la semana pasada a valer más de 29 mil millones de dólares. Se convirtió en la app gratuita más descargada de iTunes, aun cuando hace un año tenía relativamente pocos usuarios y su nombre era conocido casi exclusivamente en ciertas industrias (tecnología o publicidad) y en contados ámbitos educativos.

Hoy, Zoom es usada por todo tipo de empresas y organizaciones, incluyendo numerosas universidades que durante la cuarentena continúan sus planes de estudio en línea.

La compañía tiene su sede en San José, California. Compite, con ventaja, con productos de gigantes de la tecnología digital como Microsoft (Skype y Teams), Facebook (WhatsApp y Facebook Messenger), Google (Hangouts) y Apple (FaceTime). Tiene varios años en el mercado, pero este 2020 se expandió tan exponencialmente como el covid-19. En apenas 24 meses, duplicó el valor de sus acciones.

Una de las razones del salto es su gratuidad y mejor performance en grupos numerosos que sus competidores.

 

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