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La grasa de las capitales

La parábola del Gato Andrada: de ídolo de Rosario Central a espía de la dictadura

Sindicado como integrante del Personal Civil de Inteligencia (PCI) durante los años '70, fue señalado como personaje de "confianza especialmente en los barrios de trabajadores, lo cual facilita su penetración al objetivo impuesto" en su legajo. Fue investigado por el asesinato de Osvaldo "El Viejo" Cambiasso, y Eduardo Pereyra Rossi


La investigación de los asesinatos de los militantes peronistas Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi, ocurridos hace 40 años en el último tramo de la dictadura, permitió saber que un conocido exarquero de Rosario Central y Colón, Edgardo “Gato” Andrada, había sido Personal Civil de Inteligencia (PCI) del Destacamento 121 en aquellos años.

Andrada fue imputado e indagado en la causa que llevó adelante el juez federal de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo, quien luego le dictó falta de mérito y quedó desvinculado del proceso en 2012.

A 40 años de los asesinatos de Cambiaso y Pereyra Rossi, el último crimen de la dictadura

Andrada se convirtió en un símbolo de Rosario Central en la década del ’60, cuando atajó para el club del barrio de Arroyito, aunque también vistió las camisetas de Colón de Santa Fe y Vasco da Gama (Brasil).

En noviembre de 1969, ante un estadio Maracaná repleto, “O Rei” Pelé jugando para el Santos convirtió el gol número 1000 de su legendaria carrera ejecutando un penal que Andrada no pudo contener.

En 1982 atajó en Renato Cesarini, un equipo de las afueras de Rosario, cuando ya tenía 43 años y se encontraba en el ocaso de su carrera deportiva.
Pero un año antes, según la investigación del asesinato de Cambiaso y Pereyra Rossi, ingresó al Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario como PCI.

En su legajo, incorporado a la causa, se señala que Andrada “concita adhesiones y confianza especialmente en los barrios de trabajadores, lo cual facilita su penetración al objetivo impuesto”.

“Si bien su edad supera el límite establecido – sigue el documento-, su potencialidad de penetración y capacidades personales hacen sumamente beneficiosa su integración a esta unidad, viéndose justificada la proposición de su nombramiento”. El “Gato”, como lo bautizaron en Rosario Central por su ductilidad física, murió en septiembre de 2019 a los 80 años.

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