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semana fontanarrosa

La pantalla se viste del Negro


El estreno de la película Fontanarrosa, lo que se dice un ídolo ya se palpita en la ciudad. Después de su rodaje realizado mayoritariamente en Rosario, las presentaciones y anticipos, el film está listo y debutó en pantalla grande ayer en dos avant premiere para la prensa, en el marco de una semana en la que se cumplen diez años de la muerte del Negro. La película es una obra coral de tono costumbrista en la que seis directores locales eligieron seis cuentos de Fontanarrosa y los adaptaron al cine. El estreno comercial en Rosario será el próximo jueves 27, una semana antes que su debut en Buenos Aires.

“La chispa la inició Roberto escribiendo una obra tan excepcional”, supo apuntar Juan Pablo Buscarini, su ideólogo, sobre la génesis del film. “La adaptación de los cuentos fue fácil porque Fontanarrosa es muy humano, popular y habla de cosas cercanas”, detalló quien tuvo a su cargo la dirección de “No sé si he sido claro”, primer cortometraje de actores de la película que abre con una de las destacadas animaciones de Pablo Rodríguez Jáuregui que, bajo el título “Semblanzas deportivas”, también ocupa el centro y el final de la producción.

Buscarini vio la película terminada hace poco. Es que los tiempos de producción fueron cortos y rápidos. “Es una película bastante particular”, reconoció. “Lo primero que ví fue mi corto. Pero tenía la incertidumbre de cómo iba a quedar completa”, dijo, al tiempo que, ya después de verla, reflexionó: “En su totalidad, refleja muy bien el espíritu de Fontanarrosa”.

“Los directores que la hicimos, tenemos miradas variadas y elegimos cuentos distintos –agregó–, pero cuando la ves, aprecias a un autor que tenía un talento muy amplio, que podía escribir con enfoques muy variados y tonos muy distintos, pero que toda su obra tiene su magia, su encanto”.

“El resultado es muy homogéneo y coherente”, lanzó orgulloso Buscarini, a quien hoy le toca ser espectador de los otros relatos como “Vidas privadas”, de Gustavo Postiglione, o “Sueño de barrio”, de Néstor Zapata.

Entre las particularidades del film está que cada realizador eligió libremente el cuento a rodar. “Ninguno de los que filmamos con actores eligió un cuento de fútbol”, expresó, siendo que fue una temática tan importante en la obra del escritor rosarino. “Entonces, Jáuregui eligió «Semblanzas deportivas» y redondeó la película”, reconoció respecto de las animaciones del creador local.

Fontarrosa, lo que se dice un ídolo fue filmada en Rosario a acepción del corto de Buscarini que, por complicaciones de agenda de Dady Brieva, su protagonista, se filmó en Buenos Aires. “El relato lo lleva él, aunque decididamente aparece sólo en dos tercios, después están el resto de los personajes de ese particular club de barrio”, adelantó.

“La materia prima era muy buena, así que fluyó. En mi caso, Dady aportó bastante a su personaje, expresiones, gestos. Pero la línea narrativa se respetó muchísimo”, detalló. Además, destacó la profundidad de la obra, “y que todos los cuentos tienen un final que dispara hacía otro lado; incluso trágico. Él mío parece un disparate y termina como una tragedia griega”.

“Disfrutamos mucho de la obra de Fontanarrosa porque habla de gente que se mueve en ambientes que uno conoce. Leés un cuento de él, y pensás que tuviste una maestra así o que conociste a un político así. Es muy genuino”, describió. Y consultado sobre la extemporaneidad de algunos de los gags de los cuentos, reflexionó: “Primero hay que aceptar que uno homenajea a alguien que escribía entre mediados de los 80 hasta 2005. Desde ese punto de vista, hay que aceptar que puede corresponderse a otra época. Ahora, me parece que Fontanarrosa es alguien que retrata, que pinta. Si nos molesta lo que dice, nos molestamos de nosotros mismos. Él transcribe diálogos, en los que hay machismo, sexualidad; no me parece que haga apología. Lo de él es relatar historias que vio, que escuchó, que vivió, y  no otra cosa”.

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