“Queremos visibilizarnos como grupalidad feminista y de disidencias, que nos sigan conociendo, que se sepa que estamos y cuáles son nuestras posiciones respecto del lugar de género en la escritura, en la literatura y en los espacios de territorialización la palabra. Ejemplo de ello fueron los talleres y encuentros realizados en los refugios de mujeres que atraviesan situaciones de violencia extrema, y allí, donde hay violencia, hacer circular la palabra, poder decir lo que no se dice, llevar la palabra como herramienta de lucha contra las violencias”. Así resumió Valeria Marchesino, referente del colectivo de escritoras La Palabra las expectativas en relación con la presentación del grupo de este sábado en la feria del libro y su meta como formación a nivel social.
Desde 2019, La Palabra viene trabajando para que la mujer sea escuchada, leída, honrada; del mismo modo que en esta nueva edición de la Feria del Libro de Rosario donde se presentará con un conversatorio este sábado, desde las 16, en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa, y luego el público podrá disfrutar de una performance, desde las 18, en la explanada del referido multiespacio cultural de San Martín y San Juan.
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“A poco del nacimiento de la agrupación, a mediados de 2019, sobrevino la pandemia y nos vimos obligadas a trabajar puertas adentro. Nuestros encuentros virtuales no dejaron de ser productivos porque tuvimos actividades mediante nuestras redes. Nuestra necesidad de salir fue mucho más importante. A La Palabra no la frena ni la frenará ningún encierro, por eso el año pasado comenzamos una colecta de libros usados que repartimos, precisamente, en espacios pobres de libros y necesitados de lectura”, agregó la referente y compartió que entre esas actividades llegaron a un espacio donde la voz de la mujer era silenciada cada día.
Se trató del espacio de lectura y reflexión que brindaron el la Biblioteca Estrada donde se encontraban cada semana mujeres alojadas en refugios por violencia de género. “Llegamos allí por una propuesta de la Secretaría de Género y Derechos Humanos a partir de la donación de los libros a los refugios. La idea siempre fue poder «dar algo más» como acercar a la lectura, pero sobre todo poder hacer circular la palabra y mostrarles a esas mujeres que no estaban solas”, agregó.
Sobre la presentación de este sábado, Marchesio adelantó que se leerán trabajos de Emilia Bertolé, Rosa Wernicke, Beatriz Guido, Irma Peirano, Angélica Gorosdicher, Noemí Ullua, Rosa María Walkyria Celentano, Alma Maritano, Delia Crochet, Sonia Contardi, Gilda Di Crosta, Claudia Caisso, Beatriz Vallejos, Ketty Alejandrina Lis, Dora Norma Fillau, Mercedes Yafar, Ada Donato, Clara Rebotaro, Graciela Ruíz, Mirta Rosemberg, Lina Macho Vidal, Miriam Brescó y Elena Siró, entre otras.
Además, en esa misma jornada, se distribuirá una antología de autoras contemporáneas y autores que participaron de los tres años de La Palabra Colectiva como María Paula Alzugaray, Evelyn Arach, Marcela Armengod, Adriana Borga, Patricia Cuaranta, Juan Pablo Di Lenarda Pierini, Virginia Ducler, Dora Do, Celia Fontán, Lorena Girard, Mercedes Gómez de la Cruz, Nora Hall, Andrea Lípari, Vicky Lovell, Susana Martin, Alejandra Méndez Bujonok, Sandra Mendizaba, Mariana Miranda, Wachi Molina, Maia Morosano, Rocío Muñoz Vergara, Andrea Ocampo, Kohay Ornellas, Silvia Pampinella, Laura Rossi, Rosario Spina, Paula Turina, Mariana Vacs y Julia Vélez.
La tercera edición de la Feria Internacional del Libro de Rosario arranca este jueves
Las organizadoras del encuentro, las escritoras Gloria Lenardón, Beatriz Fiotto, Graciela Mitre, Valeria Marchesino, Hagar Blau Makaroff, Griselda Robertazo y Alicia Salinas prometieron, tras esta feria en la ciudad, seguir su lucha e “ir por más” y apelaron a la construcción permanente con compromiso de “sororidad como camino” hacia la palabra “como herramienta primordial de lucha contra las violencias”.
Porque afirmaron: “La lucha feminista siempre será una lucha por lo que falta, lo conquistado siempre está en peligro, porque la sociedad sigue siendo patriarcal y capitalista y los lugares de poder y toma de decisiones ya sabemos que son desiguales, sin dejar de nombrar que las tareas de cuidado se siguen asignando a determinados géneros, femenino o identidades feminizadas, el lugar social, el hacer público se vuelve más difícil a tener que resolver tantas cosas del orden de lo «privado», como la casa, los hijxs o cuidados de adultxs mayores. Siempre es una lucha por lo que todavía no hay, se ausenta o no se garantiza”.
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