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La otra receta: las paritarias como motor para la reactivación de la Argentina

Con la reactivación del consumo interno, la capacidad ociosa (es decir, la capacidad instalada de producción que no se utiliza) comenzará a disminuir, impulsando la producción y el trabajo industrial que, a la vez, generarán más consumo interno


Por Sebastián Spinosi

Durante los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri, los y las trabajadoras perdieron en promedio un 20% de poder de compra. Esta pérdida de poder adquisitivo se debe a una lógica económica que tuvo y continúa teniendo efectos negativos en el aparato productivo y, por lo tanto, en la calidad de vida de una inmensa cantidad de los y las ciudadanas de nuestro país.

El modelo económico impulsado por la alianza PRO UCR CC Cambiemos y gran parte del empresariado argentino tiene características muy definidas. Por un lado, se apuesta a la financiarización de la economía (es decir, altas tasas de interés y reducción del dinero circulante en “la calle” para mantener una baja inflación); la apertura comercial (reducción de los proteccionismos al mercado de producción local); el fomento de la movilidad de capitales, la reducción de la inversión pública y la generación de un efecto de derrame económico a través del crecimiento total de la producción.

Por el otro, se llevan adelante mecanismos de flexibilización laboral que implican una clara vulneración de derechos de los y las trabajadoras, se reducen las funciones del Estado mediante la eliminación de Ministerios y la reconversión de áreas estratégicas del sector público (por ejemplo, la eliminación el Ministerio de Salud o la transformación del Ministerio de Agricultura en Agroindustria), y se reducen, eliminan o reconfiguran las políticas sociales destinadas a las personas excluidas por el mismo modelo económico.

Los resultados de estas políticas están a la vista: inflación del 50%, desocupación del 10%, pobreza del 40%, pérdida del poder de compra, deuda externa, capacidad ociosa del 40% y millones de personas con hambre.

Para comenzar a dar vuelta esta situación crítica, el presidente Alberto Fernández y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, comenzaron a impulsar políticas que van en sentido contrario. Una de ellas es la decisión de que los salarios se incrementen por encima de la inflación con el objetivo de recuperar el poder de compra del conjunto de los y las trabajadoras. Al aumentar el salario por encima de la inflación (es decir, aumentar el salario real), congelar tarifas de servicios y combustibles, impulsar los programas “Precios Cuidados” y “Comprá Cerca”, los créditos a tasa subsidiada y las moratorias a las pymes, discutir la reestructuración de la deuda externa y apostar al tipo de cambio controlado, el consumo interno comenzará a aumentar progresivamente.

Con la reactivación del consumo interno, la capacidad ociosa (es decir, la capacidad instalada de producción que no se utiliza) comenzará a disminuir, impulsando la producción y el trabajo industrial que, a la vez, generarán más consumo interno. De esta manera comenzará una mejora en la distribución del ingreso para el conjunto de las y los trabajadores debido al aumento de su participación dentro de las empresas y pymes y, a su vez, en la distribución nacional de los ingresos. Y este punto es central en el proyecto económico del ministro de Economía, Martín Guzmán.

El estado de la deuda externa argentina es conocido por todos y todas: el 91% de nuestro PBI es deuda y existe una restricción casi total al financiamiento externo. Para poder pagar la inmensa deuda, en el contexto antes mencionado, será necesario generar divisas genuinas a través del comercio exterior administrado por el Estado nacional. Pero para que haya comercio exterior primero tiene que existir un fuerte mercado interno, ya que en un mercado local con buen poder adquisitivo las empresas locales tienen más margen de maniobra ante los vaivenes de la economía internacional, asegurando los puestos de trabajo y la venta de sus productos.

Y esto es, precisamente, lo que se genera con buenos salarios para el conjunto de los y las trabajadoras. No es posible una reactivación económica sin salarios dignos que permitan consumir los bienes producidos en nuestra economía y que posibiliten, a su vez, invertir y crear pymes y empresas con capacidad de exportar para generar los dólares necesarios para pagar la inmensa deuda contraída. En síntesis: no existe capitalismo sin consumo.

Licenciado en comercio internacional de la Universidad Nacional de La Matanza. De informepolitico.com.ar

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