Coronavirus

No era prioridad

La otra pandemia: el recorte de fondos a la ciencia fue una constante durante el macrismo

En los últimos cuatro años se cortó la recuperación de la inversión en ciencia y tecnología que se venía dando desde 2001. Durante el gobierno de Macri los fondos crecieron 72% pero la inflación fue de 296% y la devaluación un 550%. Con Cambiemos, el presupuesto representó apenas el 0,22% del PBI


Más allá de las declaraciones políticas, están los datos duros. Más allá de lo que puedan decir los dirigentes de turno, los números no mienten. El domingo 13 de octubre, el por entonces mandatario y aspirante a la reelección, Mauricio Macri, dijo en el debate presidencial que la ciencia y tecnología era uno de los cinco presupuestos que más crecieron durante su gestión. El líder del PRO quiso maquillar lo que fue una decisión política de su gobierno: la inversión en ciencia y tecnología de desplomó entre 2015 y 2019 tanto en términos reales, es decir restando la inflación, como en su relación con el presupuesto general y el PBI del país.

La decisión política de la alianza entre el PRO, la UCR y la Coalición Cívica fue cortar con un proceso de recuperación, que aunque lento, venía jerarquizando año a año al sector científico y tecnológico, dotándolo con un mayor presupuesto y centralidad en la elaboración de políticas públicas. Incluso en 2018 pasó de tener rango de Ministerio a pasar a ser una secretaría bajo la órbita del Ministerio de Educación.

Según la página web oficial de Presupuesto Abierto, los fondos para la ciencia y la tecnología pasaron de los 14.888,29 millones de pesos en 2016, primer año de gestión de Cambiemos, a los 25.606,27 de 2019, último año en el poder del macrismo. En un primer vistazo, el sector científico y tecnológico incrementó su presupuesto casi un 72%. Pero en el mismo período, la inflación acumulada fue de 296% y la cotización del dólar, divisa en la que se valoran la mayoría de los insumos para el sector fue de 550%. Por lo que la ecuación es totalmente negativa.

Pero si tomamos en cuenta el presupuesto general, la ciencia y la tecnología también fue perdiendo fuerza y presencia. Los fondos destinados al sistema científico y tecnológico representaron el 0,67% del total de gastos de todas las áreas del gobierno nacional en 2016, pasando al 0,66% en 2017, el 0,56% en el año en que pasó de Ministerio a Secretaría (2018), para finalizar en 2019 con su porcentaje de incidencia más bajo: 0,51%.

Otro dato para ejemplificar que la ciencia no fue un área central para Cambiemos se da al comparar la inversión destinada en relación con el Producto Bruto Interno del país. En el primer año de ejercicio en el poder de Mauricio Macri, los fondos destinados a la ciencia y técnica representaban el 0,33% del PBI. Ese porcentaje disminuyó año a año, para pasar a representar el 0,32% en 2017, el 0,26% en 2018 y apenas el 0,22% en 2019.

Luego de la crisis de diciembre de 2001, cuando el país había tocado fondo, se había iniciado un proceso de recomposición del sistema científico argentino, dotándolo año a año de mejores condiciones presupuestarias. La participación de la inversión en ciencia, en relación con el PBI, presentaba un crecimiento año a año, desde el 0,14% en 2004 a llegar al récord de 0,35% en el último año de gobierno de Cristina Kirchner. Esa evolución se cortó con la llegada de Cambiemos: el desarrollo científico y tecnológico no fue su prioridad.

El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), el organismo más grande ciencia y tecnología del país, sufrió en carne propia la desidia macrista. Los fondos que recibió el Conicet pasaron de los 6.357,62 millones de pesos en 2016 a los 18.488,30 millones de 2019. El incremento presupuestario es de 290%, casi el mismo que la inflación acumulada en esos 4 años, que fue de 296%. Pero la capacidad de compra se termina licuando si tenemos en cuenta en el análisis la cotización del dólar. El macrismo heredó un dólar oficial de 10,71 pesos y se fue con una divisa norteamericana a 59 pesos, una devaluación de 550%. Como los insumos científicos son en su mayoría importados, el poder de compra del presupuesto cayó drásticamente.

Pero detrás de los números duros hay personas, investigadores a los que dejaron afuera, proyectos sin financiamiento, el achicamiento de becas, estipendios por debajo de la línea de pobreza y la consiguiente fuga de cerebros: científicos altamente capacitados que al no tener una perspectiva cierta de realizar ciencia en buenas condiciones en el país tuvieron que continuar sus investigaciones en el exterior.

Si bien no pertenece al sistema científico sino al de salud, el Instituto Malbrán (Anlis – Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud), el centro que lideró el análisis de diagnósticos del coronavirus, también fue vaciado durante la gestión del PRO, la UCR y la Coalición Cívica. En los cuatro años de gestión, los fondos que recibió apenas se incrementaron 250%, siempre teniendo en cuenta que la inflación fue 296% y la devaluación 550%, al pasar de 492,7 millones de pesos a los 1.235,92 millones de 2019. La actual gestión de Alberto Fernández tuvo que reforzar el presupuesto, más que duplicándolo, para que el Malbrán pudiera hacer frente a la pandemia.

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