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Botines solidarios

La otra historia del barrio Municipal

Un amigo de las tres jóvenes atacados el último viernes de abril en Grandoli al 4900 sigue en su camino para limpiar el nombre de las víctimas y del barrio: entrena rugby con decenas de chicos en el marco de la ONG Botines Solidarios.


En 2009, Corleto fundó Botines Solidarios.

Ramiro tiene 26 años y vive en barrio Municipal. El último viernes de abril a las seis de la tarde, un solitario atacante vació el cargador de una ametralladora contra tres de sus amigos. Estaban tomando una coca en Grandoli al 4900. Ricardo “Chicho” Gómez y Lucas “Picachu” Vieyra fallecieron. Tomás Ercolino lucha aún por recuperarse en la sala de terapia del hospital Provincial. No es la primera pérdida que sufre Ramiro. En 2016, asesinaron a su hermano Franco Carballo y a su amigo Alberto “Cachi” Ruiz Díaz. Pasó lo mismo que hace 15 días; su hermano y sus amigos no tenían que ver alguna banda. Sólo crecieron en barrio Municipal.

Ramiro no cree en la venganza: lo que está naturalizado no es natural para él. “No son narcos, ni sicarios”, dijo a todos los periodistas que pudo. Para él, la mejor forma de afrontar estas pérdidas es limpiar el nombre de su hermano, de sus amigos y que ningún otro pibe lleve ese mote por el sólo hecho de vivir en la zona sur. Quiere mostrar otra cara del barrio, no la que suele verse en las noticias. Por eso, al día siguiente de que sus amigos fueran víctimas de la balacera insistió en que igual se hiciera la primera fecha del Segundo Circuito de Rugby Social y Desarrollo en la cancha que tiene la organización Botines Solidarios frente al polideportivo Parque del Mercado. Queda en Cepeda al 4900. “Fue un día cargado de emociones, ya que el día anterior hubo un hecho muy triste que enlutó al barrio, y nos tocó muy de cerca”, escribieron desde Botines Solidarios en las redes sociales, en referencia a que Tomás había sido uno más de ellos hasta hace dos años. “Pero el equipo decidió que teníamos que jugar y seguir adelante empujando todos juntos hacia adelante”, añadieron. Ese día participaron 120 equipos de distintos barrios que reunieron a más de 250 nenes, adolescentes y jóvenes.

El miércoles pasado, Ramiro estaba en la cancha preparado para entrenar. Quiere mostrar lo que hacen gran parte de los jóvenes de su barrio. Cómo llegan de trabajar y se ponen a entrenar. Cómo el rugby les enseña otra manera de formar parte. “Un tacle te puede tirar muy fuerte, pero igual te tenés de levantar y seguir”, dijo como si fuera un mantra.

Eran poco más de las cinco de la tarde y ya empezaban a llegar sus compañeros de equipo. Los mayores entrenan a las seis y media, dos veces por semana. Van antes para entrar en calor y aprovechar la claridad. La cancha no tiene iluminación. Llega la noche y el entrenamiento sigue con jugadas. Tienen la esperanza de que en algún momento coloquen reflectores.

Ramiro no ahorró elogios para presentar a Leandro Lobrauco, el medio scrum rosarino que hasta 1998 representó a la selección argentina de rugby, Los Pumas, y se retiró en 2011 de Atlético del Rosario. Leandro es el representante institucional de la organización Botines Solidarios. Botines nació en 2009 en Buenos Aires y busca la inclusión social a través del deporte y la transmisión de sus valores: el respeto, la responsabilidad, la disciplina y la solidaridad. “Botines tiene dos canchas. Una acá frente al Polideportivo Municipal de Parque del Mercado y la otra en el poli 7 de Septiembre. Tienen equipos en esos barrios que se suman a los del poli de Deliot y el de barrio Las Flores”. Leandro insiste en la enseñanza del esfuerzo para los pibes. Cuenta que tras retirarse de la selección argentina de rugby empezó en 2013 con Botines Solidarios Rosario. “Somos ex jugadores de diferentes clubes que buscamos inculcarles a los chicos los valores de este deporte. Nos dimos cuenta de que en la mayoría de los barrios sólo había fútbol. Está bien, pero si no tenés condiciones quedas fuera del equipo. El rugby es diferente. Cualquier persona puede jugar y para la característica física que tengas hay un puesto. Las individualidades no existen. El pase es hacia atrás y de ahí el equipo avanza. Es una muy buena metáfora para enseñarles a los chicos”, describió.

 

De la mano de un ex Puma

Para Leandro no sirve darles todo servido a los chicos –aunque no dejan de darle una mano si tienen alguna necesidad–. Tienen que ganarse el derecho de usar la camiseta: “Tienen que llegar a horario, sin aritos ni cadenas, con la ropa adecuada y traerse el agua. Tienen que respetar a los árbitros: lo que sancionan es. A los más chiquitos los hacemos jugar sin árbitros para que ellos aprendan a respetar las reglas”.

El ex Puma contó que el objetivo es que en un futuro Botines sea autogestionado por los jugadores del barrio. “En los cuatro lugares se trabaja para eso”, dijo y agregó que tienen un convenio con la Subsecretaría de Deportes municipal, a través de la Dirección de Deportes Comunitarios, para poder solventar el trabajo de los profesores. “Para que se puedan autogestionar el primer paso es que un jugador que cumplió los dos años de entrenamiento en Botines tiene que entrenar a los más chiquitos. Vienen nenes de 9 a 12 años. Ellos son los encargados de transmitir los valores del compromiso, el respeto y la responsabilidad que son trasladables a la vida. Después de cada entrenamiento tenemos el ejercicio de hacer una autoevaluación donde cada comenta uno cómo fue su comportamiento para con el equipo”, relata Lobrauco.

Miguel es uno de los jugadores que entrenó a chicos que van de 12 a 14 años. El miércoles, Migue llegó a entrenar con ropa de trabajo y el equipo en la mochila. Empezó a entrar en calor de a poco porque está recuperándose de una lesión. Dijo que le gustó la experiencia, que no le fue difícil y que no lo hicieron renegar tanto.

Ramiro está estudiando la carrera de entrenador y consiguió un trabajo en una escuelita de fútbol. Entrena a nenes y dice orgulloso que siempre trata de pasar todos los valores que aprende en el rugby.

“El rugby es un deporte donde todos empujan para el mismo lado. Así con Botines rompimos barreras al formar un equipo interbarrial acá en Parque del Mercado. Vienen chicos de Mangrullo, Tablada, Grandoli, Municipal y Las Flores, no importa de qué barrio vengas. Acá son un equipo”, remarca cada vez que puede Leandro.

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