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Sin estigmas

La odisea para quitarse el apellido del padre femicida

Un juez de Neuquén autorizó a dos hermanos a modificar su identidad. Hay más casos de hijos de progenitores que mataron a sus parejas, dejándolos sin su madre, que buscaron avanzar hacia una nueva identidad

Marisel Zambrano, asesinada por su pareja

Un juez civil de la localidad neuquina de Rincón de los Sauces avaló el pedido de dos hermanos y les suprimió el apellido de su padre, que está preso con una condena a 23 años de prisión por haber asesinado a la mamá de los chicos, Micaela Recchini, en 2010.

El jueves pasado el juez Sebastián Andrés Villegas hizo lugar al pedido y ordenó que se notifique el cambio al Registro Civil y a todos los demás registros y organismos públicos correspondientes.

La solicitud, según publicó La Nueva Mañana de Neuquén, fue presentada por los hermanos a través de su abogado, José Luis Miranda, tras manifestar que llevar el apellido paterno resultaba “una carga abrumadora, causándoles graves daños emocionales y psíquicos”.

“Ellos siempre quisieron e hicieron llamarse con el apellido de su mamá. Es parte de su deseo”, explicó el abogado Marcelo Hertzriken Velasco, quien durante el juicio representó a la familia de Micaela.

El femicidio ocurrió el 14 de marzo de 2010 en Rincón de los Sauces. Esa mañana, Cortez la golpeó hasta causarle la muerte y, un año después, fue condenado a 23 años de prisión por homicidio simple. En su momento, no se tuvo en cuenta el agravante del vínculo porque no estaban casados –aunque convivían y tenían dos hijos– ni el de alevosía, presentado por el abogado Hertzriken Velasco.

Para otorgar a los hijos de Micaela la supresión del apellido paterno, el juez Villegas tuvo en cuenta el derecho a la identidad, considerado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos como “un proceso que abarca una multiplicidad de elementos y aspectos que exceden el concepto estrictamente biológico y que corresponde a la verdad personal y biográfica del ser humano”.

 

Suprimir apellido

Para Andrea Tormena, titular del Juzgado de Familia 16 de General Roca, Rio Negro, la modificación de la identidad “no es complicada si hay justo motivo. Lo dice el Código Civil y las convenciones internacionales de Derechos Humanos”, señaló.

La jueza falló este año a favor de MM (se resguarda su identidad y datos de filiación por pedido del joven de 19 años), que antes de la decisión judicial llevaba el nombre y apellido de su padre que cumple prisión perpetua por el femicidio de su madre.

Del informe psicológico de MM “surge que desea tener la identidad que le corresponde en función de sus vivencias, que siente un rechazo significativo por el nombre «S» sintiéndose una mala persona al igual que con su apellido, que no quiere cargar con la connotación simbólica que conlleva tanto el nombre como el apellido”, consignó en su decisión Tormena.

La abogada María Fernanda, de 27 años, está iniciando el trámite de cambio de identidad junto a sus dos hermanas. Son hijas de Mónica Sáez, asesinada en 2010 en Allen, Río Negro, por Luis Rubio, quien fue condenado a prisión perpetua. “Es victimizante que me pidan pericias psicológicas y otros trámites para que mis dos hermanas y yo nos cambiemos el apellido del femicida. Está el expediente de su condena. Que se basen en eso”, consideró. Ella está embarazada de su primer hijo: “No quiero trasladarle ese apellido a mi hijo”.

En 2014 Josefina Suils, de 34 años, llegó a Buenos Aires desde Comodoro Rivadavia, Chubut, para comenzar el trámite de quitarse el apellido de su progenitor abusador. “Pensé que desde allí sería más fácil”, dijo. Al principio, no conseguía abogados, ni tenía dinero, hasta que a través del Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels) se contactó con el defensor público Marcelo Flavio Gaeta, de la Ciudad de Buenos Aires. Dos años después, el juez de primera instancia Gustavo Eduardo Noya falló en su favor.

“Quienes sufrimos violencias, abusos por parte de nuestros progenitores hacemos un proceso emocional difícil, de empoderamiento para salir de la situación de víctima y buscar reparación. Queremos ser nombradas sin el apellido de los violentos”, concluyó.

“A mi sobrina le duele la panza cuando le toman lista en la escuela”, contó Mercedes Zambrano, hermana de Marisel, asesinada por José Zerda en 2008, en Palpalá, Jujuy.

El hombre la mató delante de su hija, que en ese momento era una beba de 9 meses, y fue condenado solo a 5 años de prisión por homicidio preterintencional.

La niña cumplirá 12 años en septiembre “y nos pidió que la ayudemos a cambiar su apellido. Ser nombrada con el apellido del padre le genera un dolor que lo manifiesta con el cuerpo”, compartió la tía.

“Estamos en el proceso de demostrar ante la Justicia que ser nombrada con el apellido del femicida acrecienta el sufrimiento de la niña. No es fácil, pero estamos encaminados”, explicó Luis Ugarte, abogado de la familia Zambrano.

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