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Trata de personas

La odisea de una adolescente casildense para escapar de las redes de su captor

La chica tenía 17 años cuando fue captada mediante engaños en Casilda y trasladada a la ciudad de Santa Fe, donde sufrió amenazas, violencia física y psicológica para que se prostituyera. Este lunes, el trío comenzará a ser juzgado en los Tribunales Federales de Rosario


Ilustración: Arte El Ciudadano.

Dos hombres y una mujer se sentarán en el banquillo de los acusados desde este lunes a las 9 ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 3 (TOF3) de Rosario. Serán juzgados por un caso trata de personas de una menor ocurrido entre 2013 y 2014 en la ciudad de Santa Fe.

La investigación fue requerida a juicio por la Fiscalía Federal 2 de Rosario, a cargo de Claudio Kishimoto, tras una denuncia presentada por los abogados del Centro de Atención Judicial (CAJ) de la víctima, quienes serán querellantes. En el debate, la acusación estará a cargo del titular de la Fiscalía General 3, Federico Reynares Solari.

En diciembre de 2013, Jota tenía 17 años, vivía en Casilda y estaba en un estado de vulnerabilidad extremo ya que a las dificultades económicas para hacerse cargo de su pequeña hija se le sumaba su consumo problemático de sustancias.

La captación

Un día antes de la Navidad, Jota se peleó con su madre y ésta le dijo que se fuera de la casa. A pesar de las pocas herramientas que tenía la mujer para ayudar a su hija adolescente con los problemas de consumo, nunca dejó de rastrear sus movimientos a través del entorno que la chica frecuentaba.

Por ese entonces, hacía tres años que Jota conocía a Orlando Mario Heredia, quien era su vecino, y se habían hecho amigos. En ese diciembre de 2013, Heredia ya tenía 40 años y, cuando Jota le contó su problema, no dudó en desplegar todo su ardid para captarla.

El hombre le propuso pasar algunos días en la ciudad de Santa Fe y, de paso, ella podría trabajar en un bar de unos amigos para lograr tener algo de plata. Jota aceptó y recorrieron los 223 kilómetros en moto hasta la capital provincial.

Ambos se alojaron en el departamento de unos amigos del hombre en el barrio Acería de la ciudad de Santa Fe. Pasaron un par de días y Heredia le propuso ser novios, pero no pasó una semana que ya mostró sus verdaderas intenciones; Jota lo veía consumir alcohol y drogas con amigos en la misma proporción en que iba en aumento el maltrato físico y verbal.

Un día Heredia le dijo que se cambiara, que iban a salir. Se subieron a la moto y el hombre paró en Gorriti y Blas Parera. “Parate en esta esquina y empezá a laburar porque si no voy a Casilda y te traigo la cabeza de tu hija en la mano. Cobrá ciento cincuenta pesos el completo”, le ordenó, según se desprendió del testimonio brindado por la víctima en Cámara Gesell.

En la investigación también quedó plasmado que el explotador estaba siempre con Jota en la esquina y pactaba con los clientes el costo para luego quedarse con el dinero. Para consumar la explotación sexual, Jota tenía que ir a una habitación que Heredia tenía alquilada en una casa de Aguado al 6800.

Según la acusación, los propietarios Raquel Beatriz Escalante, de 58 años, y Miguel Ángel Martínez, de 61, estaban al tanto de que era una menor que era explotada sexualmente, pero aceptaron la situación de trata por un rédito económico. La investigación también dio cuenta de que quien abría la puerta cuando la víctima llegaba era Raquel.

Desde el día en el que Heredia obligó a Jota a pararse en aquella esquina, el maltrato físico, psicológico y verbal fue una constante que se sumó a que tenía que estar parada allí desde las 21 a las 3. Después, la empastillaba y la encerraba en la habitación hasta las 21 del otro día, cuando la sacaba para que fuera a “trabajar”.

El pedido de ayuda

Jota intentó volver a Casilda, logró mandar un mensaje a una pareja anterior y también a su padre, quien a pesar de que no sabía leer se enteró de que Jota le pedía ayuda, porque estaba en problemas, con auxilio de un hijastro. El hombre llamó varias veces al celular desde el que habían mandado el mensaje: una de las veces atendió una mujer y le dijo que no conocía a ninguna Jota.

Para la segunda quincena de enero de 2014 la madre de Jota también la buscaba. Desde el 30 de diciembre no tenía noticias de ella y sus amigos tampoco le decían nada, pero luego un conocido le dijo que a Jota se la habían llevado a Santa Fe para prostituirla. El 16 de enero, la madre de Jota hizo la denuncia y los medios publicaron su foto.

La adolescente se enteró de que su madre y su padre la buscaban porque cuando una conocida de Heredia le advirtió que la foto de la adolescente estaba en los medios y que su familia pedía por su aparición. El hombre contestó: “No importa, porque la voy a hacer desaparecer”.

El escape

Jota entendió que tenía que escapar y le pidió ayuda a un “cliente”. Era el 18 de enero de 2014 y la adolescente se encontró con quien la iba a ayudar a viajar a Casilda en un boliche de la capital provincial. Estaban por subirse a la moto para ir a tomar el colectivo cuando apareció Heredia; tenía un cuchillo e intentó atacar al acompañante de la chica. Jota se subió a la moto de Heredia y éste comenzó a perseguir al otro hombre. Para que no le hiciera nada, Jota se tiró del rodado, por lo que desistió de la persecución y volvió para subirla.

La pesadilla de Jota recién empezaba. Heredia llegó a la casa y la subió por la escalera de los pelos y a los golpes, después la tiró y la buscó otra vez. Dentro de la habitación le cortó toda la ropa que tenía, la atacó a golpes y patadas en todo el cuerpo. Intercambiaba las golpizas con duchas con agua fría hasta que se cansó y se fue a dormir, mientras ella tuvo que limpiar todo. Para dejarla encerrada, puso varias sillas en la puerta. Jota aprovechó la excusa de que estaba acomodando los muebles y empezó a correrlas hasta que pudo escapar.

En la vereda ella preguntó dónde estaba la comisaría más cercana y así como estaba, semidesnuda porque Heredia le había cortado toda la ropa, con toda la cara golpeada, la clavícula quebrada y descalza, corrió lo más rápido que pudo las cuatro cuadras y le contó todo a los policías de la subcomisaría 17ª, según describió la acusación.

La acusación

Una vez radicada la denuncia, el circuito de protección administrativo legal puso a rodar su maquinaria: intervinieron en la contención, protección y resguardo la Asociación Civil Casa Joven de la ciudad de Santa Fe, la subsecretaría de Niñez de Santa Fe y el equipo interdisciplinario del CAJ de Rosario, cuyos integrantes se constituyeron en querellantes de la causa, entre otras instituciones, describieron los voceros judiciales.

“Así, ha sido probado con el grado de conocimiento exigido en esta etapa del proceso que Orlando Mario Heredia captó a Jota con el propósito de explotarla sexualmente, obteniendo un rédito económico de tal situación. Asimismo, que con tal cometido, la trasladó desde la ciudad de Casilda hasta la ciudad de Santa Fe capital y que una vez allí fue acogida en un departamento. Que esos ilícitos fueron ejecutados, aprovechando su estado de vulnerabilidad, ejerciendo diversos tipos de violencia sobre la víctima y con conocimiento de su minoría de edad”, se señaló en el requerimiento de elevación a juicio oportunamente efectuado por el fiscal Claudio Kishimoto para agregar que a la pareja que le alquilaba a Heredia la habitación se les atribuyó el acogimiento de la menor de edad con fines de explotación sexual a cambio de un rédito económico.

Con esta acusación, Orlando Mario Heredia, Raquel Beatriz Escalante y Miguel Ángel Martínez comenzarán a ser juzgados este lunes a las 9 en la primera audiencia del debate oral que estará presidido por el TOF 3, integrado por los jueces Osvaldo Facciano, Eugenio Martínez y Ricardo Vázquez.

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