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La odisea de un matrimonio rosarino para llegar de Europa en plena pandemia

Tuvieron que acortar las vacaciones de 23 a 10 días por las restricciones en cada ciudad que visitaban. Volvieron por Chile y denunciaron que no les hicieron controles sanitarios en los aeropuertos de París y Londres, ni en Ezeiza


Un matrimonio rosarino quedó en cuarentena tras haber regresado el viernes por la noche de Europa. El viaje de placer, organizado y planificado desde agosto pasado, tuvo que reducirse de 23 a 10 días, a partir de las medidas restrictivas a nivel mundial por el avance del coronavirus. “Llegamos en buen estado de salud, aunque ni en los aeropuertos de París y Londres, ni en Ezeiza, nos hicieron controles sanitarios”, advirtieron.

Ambos tienen 64 años. Ella es jubilada pero sigue trabajando en una mutual de seguros, mientras que su marido se desempeña como administrativo en una pinturería. “Trabajamos toda la vida y apenas pudimos disfrutar una semana del viaje”, lamentó la mujer.

Llegaron el lunes 9 a Madrid. La hoja de ruta del matrimonio rosarino incluía pasar dos días en la capital española y tres jornadas en Barcelona. Y luego proseguir por Lourdes y París, por las ciudades italianas de Venecia, Florencia y Roma, y por las Islas Baleares, en España. “Tuvimos que cancelar Italia y también la visita a amigos en Mallorca”, contó.

La mujer rosarina relató a El Ciudadano lo que tuvo que vivir con su marido en pleno avance del coronavirus por Europa. “Fue desesperante; nos sentimos totalmente abandonados”, narró.

El sábado pasado estuvieron en la localidad francesa de Lourdes. “Ya estaba casi todo cerrado”. Las excursiones por el Santuario y la Casa de Bernardita tuvieron que suspenderse. “Ya no había restoranes ni bares abiertos. Teníamos que comprar comida en el supermercado y comer en el hotel”, narró.

De Lourdes volaron a Paris. “Todavía se podía circular por la calle, aunque ya estaba todo cerrado. El lunes funcionaba el transporte, pero con servicio limitado”. El matrimonio rosarino se quedó con las ganas de conocer por dentro los Jardines de Luxemburgo y el Museo de Louvre. “A la noche no quedaba nadie en la calle. Cenábamos sándwiches y frutas en la habitación del hotel”.

El miércoles pasado, París ya estaba militarizado. “Restringieron el ingreso a los supermercados”, recordó. “Quisimos recorrer la ciudad pero la Policía nos paró tres veces y nos tuvimos que volver al hotel”.

El viaje de placer de este matrimonio rosarino se había convertido en una odisea. La agencia de turismo contratada aconsejó emprender el regreso. “En la Cancillería nos anotaron en lista de espera y nos dijeron que íbamos a tener prioridad porque éramos mayores de 64 años”, señaló la mujer.

Pero como ellos no habían viajado por Aerolíneas Argentinas, nada estaba asegurado. La compañía aérea Turkish Airlines llegó a ofrecerles vuelos a 190 mil pesos cada uno. “Finalmente pudimos volver el jueves por la noche por British Airlines. La agencia pudo reprogramar vuelos para que tengamos todo cubierto”.

El regreso no fue directamente hacia la Argentina, sino a Chile. De París con destino final a Santiago, previa escala en Londres. “Conseguimos vuelos por Latam desde Santiago a Ezeiza, por 500 dólares cada uno”, precisó la rosarina de 64 años.

“En el aeropuerto de Santiago sí nos midieron la temperatura con escaners térmicos y nos hicieron preguntas para completar una planilla. Cuando llegamos a Ezeiza tampoco nos hicieron control alguno”, contó. “Nosotros volvimos con barbijos, pero en los aeropuertos apenas nos entregaron folletería”, cerró la mujer rosarina que, como tantos argentinos varados en el exterior, planificó un viaje de placer y terminó viviendo una pesadilla por el avance del coronavirus en el mundo.

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